Bea Lema y el arte de 'coser' un cómic que disecciona la locura y la religión
El cuerpo de Cristo, la primera novela gráfica de la ilustradora gallega, mezcla la técnica del bordado con unos dibujos aparentemente simples pero que esconden un mensaje muy profundo. Os contamos cómo lo ha hecho.
Su cubierta atrae todas las miradas, pero cuando ves el resto accedes a un mundo que rebosa belleza y también tristeza.
Iba a contar ahora en qué consiste una novela gráfica tan particular como El cuerpo de Cristo , pero mejor que lo cuente Bea Lema, su autora: "El Cuerpo de Cristo es una autoficción. El tema principal es la locura, el tabú que suponen todavía las enfermedades mentales. O las creencias y la religión, que también están muy presentes".
"El tema principal es la locura, el tabú que suponen todavía las enfermedades mentales"
Sus páginas cuentan parte de la vida de su autora y también la de su madre. Bea reconoce esa "parte de su realidad". "Surge de mi propia necesidad de contarme mi propia historia. De distanciarme un poco para verla con más claridad".
Bordados, texturas y dibujos
Este cómic llama la atención por lo curiosos que son sus dibujos. Hay viñetas dibujadas de forma tradicional, pero otras están confeccionadas con bordados. Y es que lo del bordado le viene de familia. Su abuela lo hacía, su madre también. Para Bea Lema es algo natural.
En su taller de A Coruña, donde confecciona sus creaciones, hemos tenido acceso a los bordados originales. Hay uno en especial en el que el padre, el hermano y Vera, la protagonista de la novela gráfica, están velando imaginariamente el cuerpo de su madre. Bea Lema no esconde sus preferencias. "Este es uno de mis favoritos", dice. "Mezclo las partes elaboradas con piezas textiles con el bordado".
"Me gusta mucho trabajar con telas de segunda mano que han tenido otras vidas"
Con esa particular mezcla va contando una historia. Pero es que hasta los mismos materiales de los que está hecha la viñeta tienen su propio relato. "Me gusta mucho trabajar con telas de segunda mano que han tenido otras vidas".
Volviendo al bordado del que hablábamos, Bea Lema nos cuenta cómo está hecho: "Esto es una sábana antigua. Aquí he metido un tul. La falda es parte de un colchón también antiguo", explica mientras va pasando el dedo por cada uno de los materiales del bordado como en una ensoñación. Va recordando de dónde vienen y cómo los deconstruyó para volver a coserlos formando algo totalmente diferente.
Los porqués en blanco y negro
El cuerpo de Cristo es una mezcla de lo más ecléctica. Hay acuarela (sí, digital, pero simulando el efecto de las acuarelas), hay bordado, hay color. Pero también hay ausencia de él. "Hay páginas dibujadas solo en blanco y negro; en la historia son parte de un flashback que cuenta la infancia de la madre".
Bea Lema plasma en el libro una infancia muy dura en la que la pequeña Vera entiende por fin qué le ocurre a su madre, Adela, que asegura que "el demonio va a por ella". Resulta que el padre de Adela era un alcohólico que prefería gastarse el dinero en un chato de vino en la tasca de la aldea donde vivían a tener algo ahorrado por si había alguna emergencia. El desdén, el maltrato, las vejaciones y la falta de cariño total fue lo que le pasó factura a la madre de Vera. Los "demonios" que ve y que le acechan son realmente los desprecios de su padre reprimidos.
Los "demonios" que ve la madre de la protagonista y que le acechan son los desprecios de su padre reprimidos
Y del blanco y negro volvemos a pasar al color, a la textura y a esa importancia capital que supone aquí el amor incondicional de una hija a su madre. Es el camino que lleva a Adela hacia la salud mental dentro de una novela gráfica en la que cada fruncido es una estocada contra los tabús que viven todavía dentro de nosotros.