Gianrico Carofiglio: "La mediocridad moral es una enfermedad que podemos padecer cualquiera"
El exfiscal y superventas italiano publica en España Rencor, segunda novela protagonizada por la inspectora Penelope Spada.
Cuando le preguntamos a Gianrico Carofiglio el motivo por el que pide a los españoles que lean Rencor, la segunda historia protagonizada por la detective Penelope Spada, responde: "Porque me encantaría convertirme en un best seller en España".
Aunque bromea, el exfiscal italiano no puede quejarse del éxito cosechado en nuestro país con la anterior novela, La disciplina de Penelope, con la que se ganó la simpatía de un público que busca leer novelas negras "creíbles".
"Las historias que cuento son ficción, pero podrían ocurrir en la vida real"
Para él, la verosimilitud es el gran valor de sus historias: "En las novelas de investigación escritas por autores que no tienen esa experiencia, hay cosas que no son verosímiles", asegura. "A mí esas novelas no me gustan, porque hay un elemento de falsedad narrativa. Yo siempre digo que las historias que cuento son ficción, pero podrían ocurrir en la vida real. Mi experiencia como fiscal, en esto, es fundamental".
'Best seller' y exfiscal
Tras más de dos décadas publicando, Carofiglio suma más de seis millones de libros en todo el mundo, pero antes trabajó como fiscal en Italia, ocupándose de instrucciones por asesinato, homicidio y crimen organizado. Veintidós largos años que le obligaron a relacionarse con la crème de la crème de los bajos fondos transalpinos. "El trabajo que he hecho como fiscal me ofrece la ventaja de haber conocido centenares de historias con una humanidad muy baja", recuerda. "Eso, obviamente, es una ventaja porque aunque esas historias no están en mis novelas sí son la gasolina para contar buenas historias de ficción y crear buenos personajes".
"Construyendo a Penelope he entendido que algunos de mis comportamientos tenían un paternalismo machista oculto"
Ya asentado como escritor de éxito en su país, y tras recibir por ello distintos premios literarios, decidió abandonar su zona de confort y ponerse nuevos retos. Para ellos, puso al frente de sus novelas a una mujer, la también exfiscal Penelope Spada. Lo que, admite, ha sido "una de las experiencias más interesantes, intensas e impactantes de mi vida. No solo como escritor, sino también a nivel humano".
A pesar de considerarse un hombre "culturalmente progresista", tras hablar con muchas mujeres para crear a Penelope se dio cuenta de que "también dentro de él había trampas psicológicas que le impedían practicar una perfecta igualdad". Y ese proceso, dice, le ha cambiado. "La sociedad occidental está marcada por una cultura patriarcal. Gracias a la construcción de Penelope he entendido también algunos aspectos de mis comportamientos pasados, que entendía como impecables, pero que tenían un paternalismo machista oculto".
Descubriendo el pasado de Penelope Spada
En Rencor, Spada tendrá que resolver el misterio en torno a la muerte de un prestigioso y rico cirujano plástico: aunque la causa oficial es un ataque al corazón, la hija del médico pide a la exfiscal que investigue porque sospecha que la segunda esposa de su padre, 33 años más joven, podría estar implicada.
Carofiglio coloca en la sartén todos los ingredientes para que este sea uno de esos libros que el lector no puede dejar de leer una vez que arranca; pero, además, en esta segunda entrega se empieza a poner luz sobre una cuestión que flotaba en La disciplina de Penelope: aquí se desvela la razón por la cual la protagonista decide alejarse de su carrera como fiscal. Lo mismo que, en la vida real, hizo él: "Yo lo dejé porque ser escritor se había convertido en mi primer trabajo, y ya no ejercía como fiscal de la misma manera que al principio. Penelope lo deja por un grave error que comete".
"Penelope deja de ser fiscal por un grave error que comete. Yo, gracias al cielo, no he cometido ninguno que no me pueda perdonar"
Así que la pregunta es obligada: "¿Y usted? ¿Cometió muchos errores cuando trabajaba en el ministerio público?". Sin ningún tipo de vanidad ni arrogancia, Carofiglio responde que no: "Gracias al cielo, no he cometido ningún error que no me pueda perdonar. Siempre he sido muy meticuloso, pero también es una cuestión de suerte. Si he cometido algún error, ninguno ha sido catastrófico y siempre he buscando, en el momento que me daba cuenta, remediarlo".
Una respuesta con la que pone sobre la mesa uno de los temas presentes en prácticamente toda su obra: la mediocridad moral. "Es una enfermedad que podemos padecer cualquiera", asegura. "Es la tendencia a encontrar justificación para nuestros comportamientos equivocados. Solo se puede combatir con un esfuerzo real de entender por qué hemos hecho una cosa y, cuando nos hemos equivocado, reconocerlo. Es una cosa que no sucede a menudo, porque todos nosotros andamos en busca de justificaciones con los demás pero, sobre todo, con nosotros mismos. Nos contamos una historia que a menudo no corresponde con la verdad".
¿Y cuál es la medicina? "Mirar en nuestro interior de forma honesta y reconocer nuestros errores". Algo que no es fácil porque "hace falta ser muy valiente", concluye Carofiglio.