Miguel Ángel Aguilar: "Cuando murió Franco el desconcierto fue grande, no había costumbre"

Hablamos con el periodista Miguel Ángel Aguilar sobre No había costumbre, el libro en el que repasa sus vivencias como reportero en los últimos meses de vida del dictador Franco.

AhoraQuéLeo
 |  Madrid | 21/11/2025

Franco aprovechaba cada ocasión para atornillarse al puesto con aquella frase que le gustaba repetir de "quien recibe el honor y acepta el peso del caudillaje no puede darse al relevo ni al descanso". Así que de su muerte ni se hablaba, el Régimen se refería a ella como "el hecho biológico".

Hasta que aquel noviembre de 1975 pasó a ser inevitable.

La vida después de Franco

Cuenta el periodista Miguel Ángel Aguilar, que el diplomático Julio Cerón Ayuso inició una charla con estas palabras: "Cuando murió Franco el desconcierto fue grande: no había costumbre". La sociedad se asomó entonces a una situación insólita en unos días que el periodista vivió entre guardias en el Pardo y en el hospital de la Paz, llamadas a la redacción y comidas en un restaurante cercano a la residencia de Franco regentado por una viuda con ojo para los negocios.

"Cuando murió Franco el desconcierto fue grande: no había costumbre"

Recuerda Aguilar a aquella viuda que lo regentaba que se pasaba el día "con la radio puesta y el teléfono al lado y según era el agravamiento o la mejoría del dictador así encargaba el pan porque tendría más o menos clientela".

Yo estuve allí

Él, procesado por el Tribunal del Orden Público, recuerda hoy las dificultades para la profesión aquellos días. "Claro que era difícil y había riesgos, pero había que dar la cara", responde. Y manda un mensaje a aquellos compañeros que tras la muerte de Franco quisieron colgarse alguna medalla. "Cuando te dicen "¿te acuerdas cuando...? Claro que me acuerdo, pero de ti no porque tú no estabas y no pasa nada, no se te va a decir nada, pero no te envalentones".

"Ser periodista era difícil y había riesgos, pero había que dar la cara"

A partir de ahí, España se lanzó hacia la democracia en una camino tortuoso allanado por el recién nombrado rey: "Don Juan Carlos consigue el cambio de lealtades de las fuerzas armadas, del franquismo a la democracia. Y de ese logro es, en gran parte, el resultado de la democracia española".

No había costumbre en España de ver morir a un dictador y con una vez, ya estaría.

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