Sara Barquinero reflexiona sobre el suicidio: "Es más fácil imaginar nuestro propio fin que un futuro en el que vivamos mejor"
Los Escorpiones es el ambicioso nuevo libro de Sara Barquinero. Hablamos con la autora sobre internet, novelas generacionales y la larga sombra del suicidio en internet.
Los Escorpiones es la segunda novela de Sara Barquinero. La autora de Sola en la fiesta sorprende con un libro extenso (más de 800 páginas) que gira en torno a una organización secreta que induce al suicido de sus víctimas mediante la música. Lo subliminal y la conspiración se dan la mano en un libro que algunas voces han tildado ya de 'generacional'.
Un ejercicio literario ambicioso que apuesta por el género para reunir relatos, novelas y documentos entre sus páginas. Sus protagonistas, Thomas y Sara, tendrán que enfrentarse a sus propios demonios mientras siguen el rastro de los esquivos Escorpiones.
PREGUNTA. Uno de los temas principales con los que conviven los protagonistas es el escapismo, la necesidad de dejarlo todo atrás.
RESPUESTA. Si tengo que ser sincera, el escapismo no es tanto un tema, sino que, para mí, escribir es una manera de escaparme. Sin querer hago que todos mis personajes huyan. De hecho, ahora que lo has dicho, estoy pensando en otras cosas que he escrito, tanto publicadas como sin publicar, y la gente siempre se está escapando. Así que probablemente sea menos un concepto que una necesidad mía vertebrada, mejor en la escritura que en desaparecer de mi vida real.
P. Ya hay personas que están calificando a Los Escorpiones de "novela generacional". Es muy interesante, por ejemplo, la forma en la que se accede a la información que hace avanzar la trama y que es muy parecida a la que usaría cualquier chaval de menos de 30 años, con sus pros y sus contras.
R. Creo que desde el principio de la novela tuve la intuición de que estábamos más dispuestos a aceptar que otra persona otorgara un sentido a nuestra vida, antes que darle nosotros uno. En internet hay una especie de autopoética permanente en la cual tú, por ejemplo, te creas una identidad completamente alternativa, a veces reconociendo que es alternativa. Pero otras es falsa y se lleva hasta las últimas consecuencias. Porque en realidad si eres capaz de proyectar una imagen de ti misma, podrías proyectar una imagen del mundo.
"Internet me parecía un espacio interesante para desarrollar la novela, no sólo por el componente generacional, sino porque es un texto colectivo"
Aunque cuando esto ocurre, caemos en lo conspiranoico, generando relatos alternativos a la realidad. Internet me parecía un espacio interesante para desarrollar la novela, no sólo por el componente generacional, sino porque es un texto colectivo. Es una especie de canto épico global. La pregunta para mí, no la pregunta de la novela concretamente, sino como persona, es cómo podemos pensar en un canto comunitario consciente de hacia dónde queremos que vaya, en lugar de permitir que cosas como un algoritmo o el más puro azar decida su dirección.
P. De lo de novela generacional, ¿cuánto crees que tiene? ¿Crees realmente en estas cosas?
R. Creo que los libros tienen que venderse y hay que hacer algunas estrategias para que así sea. Pero al margen de eso, pues depende de lo que signifique novela generacional. Aquí me estoy poniendo en plan filósofa. Pero si la cuestión es que se traten temas de mi generación, sí que creo que se tratan muchos, y de la inmediatamente anterior y la inmediatamente posterior.
Si hablamos más de la forma de la novela, diría que es casi un poco retro incluso, por su estructura. Pero sí que no he podido evitar volcar un montón de referencias culturales, algunas más obvias y otras menos, y son todas súper de... de ahora. Bueno, de tener 18 o 20 años en 2010 ¿no?
P. Los protagonistas de esta novela acceden a un foro dedicado al suicidio. Hablas en un momento de algo que resulta terrorífico. Son usuarios que llevan muchos años dentro del foro y que todavía no han dado ese paso. Resulta más preocupante todavía, en un foro de suicidas, el que haya usuarios que llevan diez años posteando.
R. En general el tono del foro de los suicidas nunca es agresivo, ni para censurar, ni para alentar. O sea, es raro decirlo, pero es un lugar realmente amable. En realidad supongo que yo soy uno de esos usuarios que llevan cinco años dando vueltas por los posts mientras escribía la novela.
Nunca sabemos por qué la gente está en un sitio. A lo mejor hay personas que les resulta un escape. Por una parte nos parece terrible que el escape de alguien sea meterse en un foro de suicidas, pero también la gente tiene que gestionar su psique. Con el foro, aunque es cierto que lo he expuesto mucho en el libro, para mí merece un respeto.
"Nos parece terrible que el escape de alguien sea meterse en un foro de suicidas, pero también la gente tiene que gestionar su psique"
P. Porque el foro es real.
R. Sí, el foro es completamente real y muy accesible.
P. ¿Cómo fue el proceso a la hora de escribir sobre temas tan sensibles?
R. Tenía muy claro que quería que hubiera una teoría de la conspiración ligada a la depresión. Las leyendas urbanas por Internet que se van adicionando y que nunca tienen autor. Que eso también tiene que ver con la idea de canto colectivo que mencionaba. Empecé a investigar y fue un usuario quien me recomendó, más o menos como aparece en la novela, que entrase al foro de los suicidas. Lo primero que hice fue consumirlo como una voyeur morbosa, porque era una cosa muy ajena para mí.
Y luego intenté captar, sin copiar literalmente porque no me parecía adecuado, algunos de los posts. Aunque hay muchos que salen en el libro que se parecen a los reales. Algunos aparecen repetidos mil veces. Una queja muy común es: "¿Por qué la gente te dice que está para ti cuando es mentira?". La gente respondía: "Porque en realidad mienten, porque no tienen tiempo". Lo he podido ver repetido más de cien veces.
P. La de Los Escorpiones es además una idea del suicidio compleja, o atípica. Es una idea de muerte que se acerca mucho a la idea de dejar de desear o consumir, más que dejar de ser como tal.
R. Claro, al final el objetivo para muchas personas que están muy sujetas a una rueda del deseo muy grande es poder estar en una especie de estado de ataraxia, de hecho tampoco hace falta irse tan lejos. Si vamos a los influencers más chungos de conductas corporales, ahora son todos superestoicos y se levantan leyendo a Marco Aurelio. La gente para dormir se pone vídeos de ASMR o de gente comiendo lentamente, o sea, parece que hay una contradicción entre el deseo de estar quieto y su imposibilidad.
P. Es un sistema que acaba atando a los personajes y que funciona mejor cuanto más lo deseas, ¿no?
R. Podemos entender cómo el suicidio puede ser el grado más grave de depresión, ¿no? Por decirlo de alguna manera: es más fácil imaginar mi propio fin que algún tipo de evolución a un futuro mejor, entonces me parece que hay un paralelismo.
P. Empiezas a escribir el libro en 2017. No es una obra pospandémica en lo que a narrativa se refiere, tampoco se hacen apenas referencias, cosa que se agradece mucho, pero hay una sombra que lo cruza y que, supongo, que habrá sido patente al escribirlo.
R.. Bueno, la verdad es que durante la pandemia escribí una parte de la novela que no está en el texto final porque era terrible.
P. ¿Sucedía en la pandemia y decidiste quitarlo?
R. Sí, 200 páginas. Y las sudé al escribirlas, además. No es que estuviera aburrida y dijera: "Hoy solo 15 páginas, esta tarde otras 20". No, lo pasé muy mal y las tiré. Así que supongo que en mi caso, aunque para mi vida afectiva, por así decirlo, era muy cómodo estar encerrada y refugiarme en mi propia introversión, para mi literatura no fue nada bien. Y a la hora de tratar la pandemia en el libro pensaba que no podía no sacarla.
Cuando veo una serie en Netflix ambientada en la actualidad y no se menciona que hay una pandemia me ofende. Pero, cuando no paran de hacer referencias chungas me ofende también. Entonces no lo pensé mucho y fui dejando cosas sueltas, que es como creo que realmente lo tratamos las personas. Tú y yo ahora podemos estar cinco horas sin hablar del confinamiento, pero en todo caso haríamos una mención casual.
P. Creo que ambos venimos de una generación que intimó e hizo amistad por internet con mucha gente. Creo que con una naturalidad mucho más asentada que en generaciones previas. En la novela también ocurre.
R. Yo estudié filosofía por un chaval que conocí por Internet. Eso me apetecía muchísimo retratarlo. Por una parte porque yo lo había vivido, pero también porque me parecía infrarretratado. Hay un texto que sí que me gusta, que habla de esto más o menos, de Jia Tolentino, que se llama Espejo falso. Y ahí hay un textito de unas 50 páginas que habla del paso del Internet 1.0 al 2.0.
Ella trata esto desde un nivel más literario, pero me encantaría que se abriera la veda y que muchas más personas les dé por escribir sus relatos de gente rarísima o gente majísima que ha conocido por Internet.
"Yo estudié filosofía por un chaval que conocí por Internet"
P. ¿Tenías ganas de escribir una novela larga?
R. Sí, me gustaba la idea de crear un mundo. Una de mis primeras novelas favoritas fue It, que puede que sea una de las más largas que he leído. Yo era esa persona que esperaba con ansia que se tradujera el Pulitzer o el Man Booker Prize, que normalmente son tochos americanos. O sea que siempre me han gustado ese tipo de libros. Y cuando leí a Foster Wallace o a Pynchon fue la confirmación. Y creo que, por una parte, seguro que se puede malpensar que es un ejercicio de megalomanía.
P. ¿Crees que es megalómano?
R. Quiero decir que si una persona piensa en su casa que al resto de la humanidad le pueden interesar 800 páginas de su psique volcadas sin ningún tipo de pausa, a lo mejor se lo tiene un poco creído. Probablemente haya un porcentaje de eso, pero yo, que tiendo a pensar bien de mí misma, creo que lo que me interesa es replicar una experiencia de lectura que a mí me ha gustado mucho leer y la posibilidad que te da de, en lugar de crear una única historia, crear un mundo.
P. En el propio libro aprovechas para hacer algo de novela histórica también. La ambientas en los meses previos a la marcha sobre Roma de Mussolini.
R. Fue un poco azaroso, me apetecía hablar del fascismo. Hace poco comentaba con unos amigos por qué las teorías de la conspiración antes eran algo de izquierdas. Pensé que, cuando eres adolescente, a veces necesitas de algo así para entrar en el movimiento político al que aspiras a formar parte.
Por ejemplo, cuando tienes 12 años y lees que hay corrupción en el PP, o que los de juventudes comunistas de tu barrio están organizando una sentada contra el Telepizza porque tratan mal a sus trabajadores... Ahí hay un punto infantil al pensar que hay una especie de estructura común de maldad.
Eso antes era una fuerza aglutinante para la izquierda, mientras que ahora ha entrado en el lenguaje de la derecha. Por eso la derecha piensa en la izquierda woke como algo que controla los hilos de la política.
P. Como culpar a la agenda 2030.
R. Hay gente realmente convencida de que hay una operación de paso masónica transexual y que Taylor Swift nació hombre y que es un rito de paso mágico. Ahora ese tipo de relatos aglutinantes de la conciencia política le funcionan más a la derecha. Y a nivel personal, me pareció que era necesario tratar un momento puramente político, de fascismo.