'La voz de mis alas'
Silvia Congost: "Las relaciones tóxicas han existido siempre pero ahora se utilizan más como reclamo para enganchar"
'La voz de mis alas' (Zenith, 2020) es el libro más personal de Silvia Congost. Una colección de poemas y prosa poética sobre amor, desamor, soledad, libertad y gratitud de la psicóloga especializada en dependencia emocional y autoestima.
El final de la película 'Grease' con una Olivia Newton John "transformada" es un ejemplo perfecto de lo que no es amor. Porque si tienes que cambiar tu forma de ser para gustar a otra persona, tal vez estés en una relación tóxica. Y un film icónico como 'El diario de Noa', tiene escenas que más que ser un alarde de romanticismo, nos muestran conductas acosadoras que de amor tienen poco. "No hay que confundir el amor con experiencias que nada tienen que ver con el amor", puntualiza la psicóloga Silvia Congost.
Las relaciones tóxicas siempre han estado ahí y nos llegan y calan, a través del cine y de la televisión, casi sin darnos cuenta. "Se está mostrando demasiado esa cara de las relaciones de pareja que es tóxica", explica Congost. "Yo creo que siempre se ha dado igual, las relaciones tóxicas han existido siempre. Lo que pasa que ahora tal vez se muestran más y se utilizan como reclamo para enganchar a determinados perfiles".
"Yo siempre me he imaginado al ser humano con enormes alas, llenas de cicatrices y heridas"
Reconocerlas, liberarnos y conectar con nosotros mismos es el objetivo de 'La voz de mis alas' (Zenith, 2020), el último libro de la psicóloga especializada en dependencia emocional y autoestima. Una obra llena de amor y de poesía que transforma la mochila emocional que todos tenemos, en poderosas alas. "Yo siempre me he imaginado al ser humano con enormes alas, llenas de cicatrices y heridas, que es metafóricamente esas experiencias que hemos tenido, aquello que nos ha hecho sufrir, las pérdidas, los desengaños, las decepciones... y cada una de esas experiencias, si sabemos hacer el aprendizaje necesario, nos van a fortalecer", asegura Silvia Congost.
Y así, fortalecidas, nuestras alas serán por fin capaces de alzar el vuelo.