Como irse de cañas con Maruja Torres
En Cuanta más gente se muere, más ganas de vivir tengo, la periodista firma una oda al optimismo. Unas memorias emocionantes en las que conviven el recuerdo a los amigos y la familia con su lado más combativo.
Maruja Torres
Editorial: Temas de Hoy
Año de publicación original: 2024
Por César G. Antón
Este libro no es una despedida, ni una autobiografía, ni un montón de nostalgia ordenada o un manual de consejos de vieja. Este libro es una charla, unas cañas, un hablar de la vida, que es un camino por donde se llega a un montón de buenas respuestas. Este libro es una epifanía contra el letargo, que es peor que la sordera, porque te aísla, conduce a la parálisis y la depresión. Por eso esta memorable mujer de 81 años hace una oda a la actividad, al optimismo, a las ganas de disfrutar la vida. Este libro es, en definitiva, un bote grande de vitaminas.
Maruja Torres es todo a la vez en todas partes; escritora, periodista, feminista, pro-Palestina, amante, corresponsal de guerra, amiga, cinéfila y como ella misma dice: una vieja no normativa. Y su libro la imita en esa voluntad de serlo todo al mismo tiempo: un maravilloso batiburrillo de lecciones de vida para cualquier circunstancia.
Este libro es una charla, unas cañas, un bote grande de vitaminas
En una buena tarde de cañas con una amiga interesante te vas a reír, vas a emocionarte y vas a recordar. Con Maruja Torres los recuerdos son Terenci Moix, Manuel Vázquez Montalbán o Ramón Lobo, y los encuentros suceden con David Trueba, Jordi Évole, Edu Galán, Víctor Manuel o Ana Belén, entre muchos otros. Porque la patria de Torres son sus amigos y la cultura, sin que quede claro dónde acaba lo uno y empieza lo otro. Y aunque esta carta larga que nos escribe la autora está llena de pasado, hay más nostalgia al mañana que no podrá ver que al ayer que ya fue.
Descarada, deslenguada y posiblemente golfa
Pero ojo con confundir el libro con algo amable. Hay estopa y mucha chicha. A ratos manual para escritores, otros de decálogo para periodistas y mucho de feminismo combativo y ordinario. Y no ordinario por vulgar, sino por habitual, un feminismo tan curtido y con tantas batallas que aparece fresco y deslenguado. Capaz de aprender de sus jóvenes hermanas, pero también de limpiar puritanismos y corrección para enseñarse orgulloso y desinhibido. De presentarnos a Rodolfo Langostino, su querido vibrador, de hablar de sexo, disfrutar el sexo, compartir el sexo. Y "con toda la solemnidad de la que es incapaz", nos promete seguir "descarada, deslenguada y posiblemente golfa". Ese "posiblemente" encierra su maravilloso espíritu. Maruja Torres, a los 81 años, no lo puede asegurar, pero ella aspira a seguir siendo golfa. Ese "posiblemente" concentra todo el optimismo que destilan estas memorias.
La patria de Torres son sus amigos y la cultura, sin que quede claro dónde acaba lo uno y empieza lo otro
También es un libro que hace las paces. Las hace con el recuerdo de su madre y ajusta cuentas con su padre. Y que arregla algún desmán del pasado, como pensar que los Rolling eran mejores, cuando los verdaderos genios eran los Beatles. Porque hacerse mayor también debe ser perderle simpatía al diablo, saber que odiar es malo pero temer es peor. Y a Maruja Torres no le gana el miedo. Por eso el libro no es una despedida, es una salida en la que hay un felpudo que se convierte en alfombra voladora.