Cómo leernos a nosotras mismas 10 años después y no morir en el intento (la lección de Moderna de Pueblo)
Con Los capullos regalan flores, Raquel Córcoles (Moderna de Pueblo) se desnuda con un interesante ejercicio de reescribirse a sí misma con lo que ha aprendido esta última década.
Moderna de Pueblo
Editorial: Zenith
Año de publicación original: 2024
Prueben a hacerlo. Cojan un antiguo diario o cualquier escrito que diez años atrás nos pareciera rompedor. Posiblemente se sonrojen y piensen ¿esta era yo? Es lo que le ha pasado a Moderna de Pueblo. Ha tenido que revisar la obra que la alzó al éxito: Los capullos no regalan flores, y le ha practicado una interesante 'autopsia' con la que todos aprendemos con la perspectiva de lo que hemos cambiado en la última década.
Se enfrenta al libro original y nos añade esa disección que practica con añadidos que vienen en páginas tintadas de amarillo, para que podamos seguir con ella las reflexiones que arroja desde la perspectiva de lo que ha ido aprendiendo y construyendo. El feminismo es la columna vertebral de esta deconstrucción de su obra que le ha hecho parir este Los capullos reglan flores.
Feminismo de ayer y hoy
No es osado afirmar que la novela gráfica fue creada para ofrecer una historia desenfadada de una chica empoderada que se muda a la ciudad dispuesta a vivir aventuras. Pero desde la primera página la protagonista focaliza las energías en encontrar pareja. Esto hace que la autora de hoy se lleve las manos a la cabeza y comparta su estupor con todos los lectores. Uno de los primeros claims es que va a salir a la gran ciudad a 'encontrar el amor'.
La columna que vertebra el relato es esa búsqueda constante de validación en los hombres
A través de sus reflexiones nos explica, usando la perspectiva de género por qué, sin criminalizar que como seres humanos tengamos necesidad de sentirnos amados y amadas, las mujeres se han socializado con esta necesidad imperiosa de encontrar pareja. Lo acompaña de autoras feministas que nos ayudan a indagar en su instructiva literatura al respecto como Vivian Gornick, Ana Requena o Coral Herrera. Es desternillante asistir a cómo las convierte en personales imprescindibles en la trama.
Y es un ejercicio tremendamente honesto cómo se va autocompletando con el conocimiento que ha ido atesorando (ella y la sociedad) en esta década en la que el feminismo ha irrumpido con fuerza y ha traído consigo alzamientos de voz a nivel internacional, como el #Metoo. Estos añadidos aportan un marco teórico fundamental para articular y fortalecer la reescritura.
Con estos mimbres pone nombres y apellidos a fenómenos como la estafa romántica, el mansplaining (que propone cambiar por el womansplaining), los abusos de poder de determinadas industrias que acaban con agresiones manifiestas y la columna que vertebra el relato que es esa búsqueda constante de validación (en este caso con el marco heterosexual) en los hombres.
El ejercicio de autorevisión
Es todo un acierto que la propia Moderna de Pueblo sufra este desdoblamiento y ofrezca este autoanálisis, de sí misma y de su obra, tan instructivo. Hay que agradecerle a Raquel Córcoles la honesta autocompasión con la que mira a su yo del pasado (en la que muchas mujeres se podrán ver reflejadas) y cómo con todo lo que hemos ido sumando podemos darle la vuelta a muchas ideas sin culpa o señalamiento por eso que fuimos y pensamos.
El resultado es que su introspección manifiesta se convierte en otro interesante personaje en forma de matrioska, la protagonista dentro de la protagonista. Porque podría parecer que es más de lo mismo, una reedición de la obra, pero no, ha conseguido dotarle de un interesante valor añadido y de la autocrítica justa y necesaria para seguir aprendiendo, sin dejar de disfrutar de su humor costumbrista con el que retrata muchas de las situaciones de la vida moderna que nos atraviesan.