'Cowboy de medianoche', la obra maestra que hay detrás de la película
James Leo Herlihy fue el desconocido autor del libro en el que se basó la película de John Schlesinger. Si admiras esa cinta, tienes que conocer la novela: una de las joyas desconocidas de la literatura estadounidense de la segunda mitad del siglo XX.
Autor: James Leo Herlihy
Traductor: Ce Santiago
Editorial: Bunker Books
Año de publicación original: 1965
Por César González Antón
Sí, pasa, a veces pasa: la película es mejor que el libro. 'Desayuno con diamantes' (1961), '¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú' (1964), 'El club de la lucha' (1999), 'El graduado' (1967), 'La semilla del diablo' (1974), 'La naranja mecánica' (1971), 'Tiburón' (1975), 'El resplandor' (1980) o 'El cartero siempre llama dos veces' (1981), son algunos ejemplos. Todo es opinable, pero hay bastante consenso en que estas películas fueron mucho mejores que los libros que las inspiraron.
El rescate de un clásico
Seguro que 'Cowboy de medianoche' está apuntada en la servilleta de un bar o en el post-it de una apuesta de colegas gafapastas. Una de esas listas al estilo Nick Hornby en 'Alta Fidelidad': "Las cinco películas mejores que el libro". Y seguro que el que la haya apuntado no ha leído la novela de James Leo Herlihy, una de las más brillantes y peor tratadas de su generación.
Desde los años 80 no se había reeditado en España en un injusto olvido. La editorial Bunker Books ha rescatado este clásico y además trae de regalo un maravilloso prólogo de Kiko Amat. No hay mejor forma de animar a leer el libro que repasar esas 15 páginas, y ni siquiera hace falta comprar la novela, la web Zenda ha reproducido en este enlace ese maravilloso análisis de la obra de Herlihy.
Solo discrepo con el escritor catalán en que se trate de "una buena película algo pacata". El 'Cowboy de medianoche' de John Schlesinger es un peliculón, un clasicazo, y confieso que no había leído la novela.
Las tres diferencias
Me zambullí en ella con algo de pereza, pensado que iba a escuchar una historia que ya me habían contado: la de Joe Buck, un joven tejano que decide buscar una nueva vida llena de glamour en Nueva York, y que, tras un golpe de realidad, acaba entablando amistad con un estafador callejero lisiado llamado Rico 'Ratso' Rizzo. Pero qué equivocado estaba. Hay tres asuntos claves:
Primera diferencia: la verdad iniciática que no se ve en la película
La primera parte de Cowboy de medianoche está plagada de detalles que no se traducen a la pantalla y que sirven como fundamento esencial para la obra. James Leo Herlihy, hábil narrador, nos introduce en la mente de Joe Buck, revelando sus sueños y motivaciones de manera íntima y cruda. Este enfoque introspectivo añade capas de complejidad al personaje que la película no puede capturar por completo.
La exploración de los orígenes de Buck, marcada por la influencia de su abuela y su entorno en Texas, crea una conexión emocional más profunda con el lector. La descripción detallada de su vida en el sur ofrece un contraste vívido con el entorno hostil de Nueva York, subrayando la magnitud de su choque cultural. La dicotomía entre los vastos paisajes texanos y los callejones grises de la Gran Manzana resalta la pérdida de la inocencia y la ingenuidad del protagonista.
Herlihy, con maestría, utiliza esta primera parte para explorar la identidad sexual y la construcción de la masculinidad en un contexto conservador. La exposición de las relaciones de Joe en Texas arroja luz sobre su deseo de escapar y reinventarse en un ambiente que le promete aceptación y éxito. Esta perspectiva rica en detalles, ausente en la adaptación cinematográfica, enriquece la comprensión del viaje de Joe Buck y su búsqueda de autenticidad. Esta sección sienta las bases para el viaje emocional y psicológico que se desarrolla a lo largo de la novela.
La segunda diferencia: el humor y el sexo
No podía, por mucho que lo hubiera intentado el bueno John Schlesinger, retratar en la película esos dos factores con el ingenio y la crudeza que se cuentan en el libro. El sexo y el humor entrelazan sus hebras narrativas, tejiendo una trama llena de verdad y humanidad. Buck nos revela las complejidades de las relaciones humanas y la búsqueda desesperada de conexión.
El sexo se presenta viscoso, húmedo, pegajoso; no como un mero acto físico, sino como un reflejo de las necesidades más profundas y a menudo trágicas de los personajes. La prostitución, en la que Joe se ve envuelto, se convierte en un espejo de la soledad y la alienación en la ciudad. Impersonal. Cada encuentro íntimo es una ventana a la vulnerabilidad, donde los protagonistas desean, a través del contacto físico, mitigar la sensación de vacío que los rodea.
El humor, por otro lado, actúa como un alivio en medio de la desesperación, tanto para el lector como para los personajes. Es evidente que Herlihy era un cachondo, con un humor finísimo, que llena la historia de momentos cómicos que sirven como válvulas de escape. Estos destellos de humor, a menudo oscuro y autocrítico, no solo alivian la tensión narrativa, sino que también subrayan la tragicomedia de la existencia de los personajes.
La tercera diferencia: la profundidad de "los cuidados"
Había algo en la película que siempre me había fascinado y no he sabido poner nombre hasta leer el prólogo de Kiko Amat. Tiene que ver con la forma en la que Joe adora y cuida a Rizzo. Al leer Amat le puse lógica a esa impresión, pero es aún más poderosa esa sensación en el libro.
Para referirme a ella prefiero usar las palabras del prologuista: "El escritor explica muy bien, de un modo que a menudo solo es posible en narrativa, la forma en que cuidar de alguien de un modo no interesado, por amor y altruismo, puede ser un camino a la pureza de corazón. «Así que ahí estaba», dice, «con aquella carga sobre sus hombros, responsable del bienestar de otra persona, una persona enferma y tullida. Pero, sorprendentemente, le gustaba la sensación que aquello le provocaba. Era un tipo de carga curiosa bajo la cual no se sentía más pesado sino más ligero, y abrigado». Es complicado exponer esto sin sonar cursi, como demuestran (por lo opuesto) las recientes novelas españolas sobre paternidad y crianza. Herlihy, armado de una de las herramientas más importantes de un escritor, la verdad, consigue dar en el clavo a la vez que evita el melindre".
Así que si has llegado hasta aquí, el siguiente paso es obvio: ¡Léete la novela!