Mariana Enriquez | EFE / Quique García

Los fantasmas tristes de Mariana Enriquez se pasean por una Argentina violenta y polarizada

Un lugar soleado para gente sombría es el nuevo libro de relatos de la escritora argentina, doce cuentos donde el terror y lo sobrenatural se cruzan con la vida diaria de un país en pleno desgarro político y social.

 |   | 21/03/2024

Mariana Enriquez

Editorial: Anagrama

Fecha de publicación: 2024

En agosto de 2023, dos hombres mataron a Morena Domínguez, una niña de 11 años, que se dirigía al colegio. Los ladrones la arrollaron con el fin de robarla. Su muerte no solo provocó una gran conmoción en el país, también sirvió para generar un cambio drástico del voto hacia la derecha en Argentina meses antes de los comicios. En un país que ha reducido su tasa de muertes violentas casi un 10% según los datos oficiales, los expertos siguen señalando la importancia que estas noticias tienen en la percepción de la violencia en el país.

Por decirlo de alguna forma, los muertos en Argentina hablan, sostienen un relato que tiene que ver con la vida de los vivos, que les incomoda y recuerda que siguen muy cerca. En Un lugar soleado para gente sombría, Mariana Enriquez hace un ejercicio de nigromancia literaria en el que el terror y lo cotidiano se encuentran en la crudeza de sus doce nuevos relatos editados por Anagrama en nuestro país.

Impunes e incómodos

El 40% de los homicidios en el país sudamericano quedan impunes. Son historias incompletas que los familiares de las víctimas deben cargar a sus espaldas, intentando recomponer el dolor de quienes se fueron. En Mis muertos tristes, el primer cuento, la protagonista puede apaciguar a los espectros que se pasean por su barrio. Es capaz de escucharles y redirigirles en su camino. Ellos se asustan al ver sus heridas, algunas, muy jóvenes, sacan fotos con la misma inercia de la edad que abandonaron al morir. Los espectros de Enriquez conservan el impulso de vida que se quedó en su cuerpo antes de ser asesinados.

Los fantasmas se convierten en vestigios reconocibles de la violencia con la que conviven sus vecinos

Un grupo de adolescentes, brutalmente ejecutadas unos días antes, reaparecen en el lugar donde se las vio por última vez. Cuando observan el altar con flores y fotos dedicadas a cada una de ellas, se asustan, gritan. La mujer trata de dirigirlas hacia un lugar distinto, aunque no sepamos cuál, sabemos que está lejos del dolor que ahora las oprime. Los fantasmas se convierten en vestigios reconocibles de la violencia con la que conviven sus vecinos.

Espectros molestos que ululan por las noches y no dejan descansar. Un hombre escucha cada noche los pasos del ladrón que se precipitó desde su tejado unas semanas antes, repitiendo el mismo gesto suicida y cayendo al patio una y otra vez. Le recuerda que cuando ocurrió por primera vez, él no le brindó ninguna ayuda, dejándole morir en su patio. La protagonista se enfrenta a los vivos, injustos con el dolor de los muertos, que buscan descansar la conciencia a cualquier precio.

La sombra del estigma

La angustia, el infierno de los otros se convierte en el de sus protagonistas cuando intentan hablar con el resto. Enriquez da testimonio de una sociedad polarizada, en la que la solidaridad brinda ayudas a cambio del fanatismo. Sus personajes se alienan o intentan pedir ayuda antes de sentir el "espesor de la violencia por nada, por una chispa".

Pero también sobre las marcas del estigma, aquellas capaces de separar a su gente sombría del resto del mundo. La pintora argentina Mildred Burton toma vida a través de la mirada de su hermana en Los pájaros de la noche, otra de las historias. Asistimos a años cruciales para la artista. Los yaguaretés, enormes felinos que se pasean por habitaciones en sus pinturas, nos recuerdan a su portada del chileno Guillermo Lorca. Su hermana, marcada por la enfermedad se descompone al tiempo que lo hace la casa familiar, oscura y opresiva, surcada por los aires de la violencia y la muerte, un denominador común entre sus personajes.

Enriquez da testimonio de una sociedad polarizada, en la que la solidaridad brinda ayudas a cambio del fanatismo

El estigma se convierte en el macguffin con el que la argentina nos distrae, atrayéndonos hacia lugares insospechados. La marca de la violación de la matriarca familiar provoca años más tarde en su hija una metamorfosis extraña en su rostro, privándolo de facciones. La máscara de piel es un reflejo de la del agresor de su madre, incapaz de recordar sus rasgos, solo un borrón que un día sentenció su vida y la de todas las mujeres de la familia.

A veces, son sus personajes quienes modifican su cuerpo y anhelan apéndices inservibles. En Metamorfosis, su protagonista conserva los tumores benignos que le extraen de su útero. Como un homúnculo acostado sobre el hielo al que observa con el cariño y la curiosidad de un bebé imposible, extirpado de su vientre infértil que decide insertar en su propia espalda. De reojo en el espejo observa su columna de animal, con la satisfacción de quien observa las cosas por primera vez en su lugar: "Como si siempre hubiese estado ahí [...] Con mi cuerpo entero y donde debe estar: bajo la piel".

El terror en los otros

Mariana Enriquez se ha convertido en una de la figuras de la literatura latinoamericana más relevantes de las últimas décadas. Si Nuestra parte de noche puso en boga una mezcla de realismo y terror sobrenatural, estos doce nuevos cuentos sirven para seguir afirmando una voz literaria única. Hace dos años, El otro lado (también publicado por Anagrama) dio a conocer en nuestro país la obra periodística su autora, permitiendo a sus lectores ahondar entre las obsesiones personales y fetiches de la escritora.

Desde el éxito extraño de su primera novela, Bajar es lo peor, publicada cuando tenía apenas 21 años y que se convirtió en un fenómeno entre la literatura underground, su autora se lamentaba de la exposición tan temprana y su relación con el éxito. En aquel momento, su editorial hizo proliferar el eslogan "la autora más joven de Argentina", empujándola a entrevistas donde recibía los envites de una crítica machista y trasnochada.

Convertida en autora de éxito dentro y fuera de su país, Enriquez da buena muestra de la inmejorable salud de la literatura latinoamericana

Hoy, convertida en autora de éxito dentro y fuera de su país, Mariana Enriquez da buena muestra de la inmejorable salud de una literatura latinoamericana hacia la que seguimos mirando con anhelo. Con Un lugar soleado para gente sombría se reafirma aún más en la capacidad que sus historias tienen para tomar el pulso de una realidad cruda, que se cruza continuamente con lo sobrenatural.

Cada uno de sus relatos nos empuja a querer imbuirnos de ese mundo extraño que su autora nos propone, donde la violencia y la maldad sin justificación se encuentran con la sensibilidad extraordinaria de sus personajes.