Marta Bustos Góngora | Martina Matencio / Editorial Planeta

Cuando perdí mis ojos marrones - Marta Bustos Góngora

"Por un lado, estaba satisfecha porque la vida me había dado una segunda oportunidad. Sentía que podía ser más feliz, aunque quedaran secuelas graves en mi cuerpo, incluida la ceguera, porque había estado a punto de morir".

AhoraQuéLeo
 |   | 26/04/2023

Marta Bustos Góngora

Editorial: Lunwerg

Año: 2023

Sinopsis: Marta recordará siempre el 11 de junio del año 2020. Ella, catalana de nacimiento, vivía con su marido en Seattle, ciudad a la que se trasladó por amor y en la que daba rienda suelta a su hobby: la cosmética natural. Aquel día, un pequeño descuido mientras elaboraba jabón con sosa cáustica devino en un accidente que casi acaba con su vida. La mezcla, que explotó alcanzándole el rostro, no solo le quemó la piel, también los ojos.

Aquel 11 de junio del año 2020 Marta no sabía que su vida cambiaría para siempre tomando un rumbo completamente inesperado. Aquel accidente casi acaba con su economía. Al no cubrir su seguro todo el tratamiento, Marta contó su historia en las redes sociales, se hizo viral, y en poco tiempo con siguió recaudar 200.000 dólares.

Lo que ocurrió después lo cuenta en esta novela que ficciona su vida y nos muestra un relato de superación desde la más absoluta oscuridad a la luz y a lo que solo se ve cuando aprendemos a mirar de nuevo.

Por qué recomendamos 'Cuando perdí mis ojos marrones', de Marta Bustos Góngora

La historia de Marta Bustos, contada por ella misma, puede ser todo un ejemplo práctico de cómo superar las diferentes fases del duelo, de la culpa a la aceptación. Pero lo que podría ser un manual de autoayuda se trasforma aquí en unas luminosas memorias noveladas.

De manera involuntaria, además, el relato de Marta nos servirá para abrir (aunque sea con nosotros mismos) numerosos debates, desde algunos más internos sobre la culpa o qué nos define como personas, a otros más pragmáticos como el del coste de los tratamientos médicos, el derecho a la salud independientemente del poder adquisitivo, y la diferencia entre ser un cliente o un paciente.

Será inevitable que alguna lágrima se escape a lo largo de las casi trescientas páginas de este libro, pero no son lágrimas de tristeza ni de lástima, que es el último lugar desde el que está escrita esta novela, sino lágrimas provocadas por vernos reconocidos en algún pasaje, porque, en el fondo, todos hemos necesitado volver a aprender a ver el mundo en algún momento de nuestra vida.