'Damas, caballeros y planetas', los fantásticos relatos extraterrestres de una escritora de otra galaxia
Laura Fernández, que ya puso el panorama literario español patas arriba con La señora Potter no es exactamente Santa Claus, vuelve con una colección de relatos que, en muchos sentidos, no son de este mundo.
Autora: Laura Fernández
Editorial: Random House
Año de publicación original: 2023
Para alguien que abre un libro nuevo varias veces al día, que se enfrenta a argumentos, tramas y personajes como quien se enfrenta a la hora punta o al café de la mañana, afrontar la lectura de Damas, caballeros y planetas es lo más parecido a tener un viaje de trabajo, un día de moscosos o la fiesta de Navidad de la empresa.
Porque nada es normal en esta colección de relatos (algunos ya publicados, por cierto, en revistas, antologías y demás rincones oscuros del panorama literario español) de Laura Fernández. Sobre todo porque nada es normal en Laura Fernández, dicho esto como el mayor de los elogios.
La diferencia como genética
Y es que Laura Fernández no pretende ser diferente. Ella crea mundos alejados de la Tierra (pero unidos dramáticamente a ella) y los puebla de personajes de las más diversas formas y tamaños (cafeteras también cuentan como personajes, dinosaurios, fantasmas... todo vale), pero dotados todos de un alma reconocible, de unas emociones con las que empatizar.
No hay en su voz nada de impostado, nada forzado. No es ese relato del aprendiz de autor que quiere llamar la atención escribiendo de lo que nunca se ha escrito, sin saber, inocente, que todo se ha hecho ya. Todo lo contrario. La propia autora precede sus cuentos de textos en los que explica las inspiraciones, la génesis de cada relato. Aquí una novela de Evelyn Waugh, Orwell o Vonnegut, allí un cuento de Philip K. Dick, Richard Brautigan.
Es una suerte poder asomarse a esa brutal reacción en cadena que se genera en un cerebro privilegiado como el de Laura Fernández
Pero muchas veces el origen de cada historia está en la propia imaginación de Laura Fernández. Una frase aparentemente sin sentido, una situación en la que poner a un personaje recurrente de su propia obra, una idea puesta en su frondoso cerebro por la vida real y retorcida con inteligencia por su insaciable afán creativo.
Y es una suerte poder asomarse a ese proceso creativo, a esa brutal reacción en cadena que se genera en un cerebro privilegiado como el de Laura. Para tratar de intuir por qué recorre esos caminos y por qué no otros. Para esbozar siquiera un atlas de su universo imposible, ultrahabitado y portentoso, donde nadie debería ir con mapa, sino con la intención feliz y dulce de perderse para siempre.
Un universo hilvanado con un estilo propio, único e inimitable. Donde cada palabra aumenta o reduce su significado, lo multiplica o lo divide, gracias a cursivas, mayúsculas, paréntesis y demás herramientas del lenguaje, utilizadas aquí con maestría y habilidad.
Humor y melancolía
En estos planetas hay gente que se llama Jeanine y Floyd y Ralph e incluso Luzz. Porque todo en este libro parece extranjero. Y sin embargo el humor y la torpeza y la maldad afilada y las ganas de fiesta y de trascender y la pereza, son tan españolas como la barba de Abascal. Puede que más. Vale, seguro que más.
Este es un libro cargado de futuro, enraizado en el pasado de la ciencia ficción, que funciona como radiografía de nuestras debilidades
Y es que es muy divertido leer a Laura Fernández. Tan divertido como peligroso. Porque te puedes morir de risa con sus cuentos y, al pasar la página, te puede dejar tocado. Reconociéndote en quien se enamora de su cafetera porque por fin ha encontrado a alguien que le cuida, que le pone el café como quiere, que la entiende... aunque sea solo en eso. Y eso es divertido, sí, pero también es demoledor.
Damas, caballeros y planetas es, en definitiva, un libro cargado de futuro (un futuro lleno de zumbidos y personajes extraterrestres parloteando), que está enraizado en el pasado de la ciencia ficción y (sobre todo) de la propia autora, y funciona como radiografía en universo paralelo de nuestras debilidades y flaquezas más presentes.