Desafió a Hitler con su música y sobrevivió a Stalin: la novela que cuenta la vida del mayor compositor ruso del siglo XX
El director de orquesta y novelista Xavier Güell sigue los pasos de Dmitri Shostakóvich en Shostakóvich contra Stalin, una novela plagada de intrigas y dolor.
Xavier Güell
Editorial: Galaxia Gutenberg
Año de publicación original: 2024
En el Romance de 'El tábano' podemos escuchar motivos de lo mejor de la música de Tchaikovsky, de los genios rusos y las vanguardias que habrían de valorar su música lejos de los mismos ojos que las convirtieron en proscritas en su Rusia natal. Considerado una figura fundamental de las artes rusas y con un talento innato, nunca pudo disfrutar de la tranquilidad con la que su genio debería haber sido pagado.
Shostakóvich habría de vivir en la fina línea entre el estalinismo y la búsqueda de una identidad propia
Acusado de subversión en sus obras, el realismo socialista vería con malos ojos a un Shostakóvich que habría de vivir en la fina línea de la complacencia al estalinismo y la búsqueda de una identidad propia. Xavier Güell recupera la vida de un hombre cargado con el peso de su propio tiempo, capaz de convertir la música en un arma, aunque esta pudiese terminar por encañonar a su propio creador.
Galaxia Gutenberg edita este Shostakóvich contra Stalin que novela una historia plagada de intrigas, dolor y pasajes tan inspiradores como terroríficos. Todo ello en una primera persona que nos recuerda constantemente que a ojos del poder ninguna obra artística es completamente inocente.
Una sinfonía sitiada
Durante el asedio de Leningrado, la ciudad sobrevivía gracias a los camiones capaces de desafiar el hielo del Volga. Se desplazaban sobre el río en pleno invierno, esquivando a la artillería alemana acampada durante meses frente a la ciudad. Era la única forma de recibir víveres desde la retaguardia.
En aquellos meses de invierno, los responsables del Bolshoi, el teatro principal de la ciudad, sobrevivían como podían, alternando los ensayos haciendo las veces de vigía desde el tejado de la ópera, buscando cazas en la noche de una ciudad que moría de hambre.
Shostakóvich no fue desplazado al frente por su mala visión. Sin embargo, permaneció en la ciudad como responsable de bomberos del teatro. En ese tiempo se convirtió también en presentador de un programa radiofónico y, finalmente, en el compositor de una obra que a ojos de Stalin elevaría la moral del pueblo durante el estado de sitio.
Se convirtió en el compositor de una obra que, a ojos de Stalin, elevaría la moral del pueblo durante el estado de sitio
La Séptima Sinfonía habría de pasar a la historia como Sinfonía de Leningrado. Sus primeros movimientos se compusieron en plenos bombardeos, aunque la obra fue terminada en la ciudad de Samara, al suroeste de Rusia, lejos del frente. Cuando la partitura terminada llegó a los músicos, la mayoría había muerto o había sido ya desplazada al frente, cada vez más necesitado de relevos ante el avance de la Operación Barbarroja de Hitler.
Fueron músicos, muchos amateurs, cualquiera capaz de sujetar y tocar el instrumento a aquellas alturas de la guerra, los encargados de interpretar la obra que se retransmitió por cientos de altavoces a toda la ciudad. Como las trompetas de Jericó, aquellos músicos esperaban que al menos la música de Shoshtakóvich rompiese el cerco alemán. Pero ni ese acto de heroísmo musical fue suficiente para salvaguardar su nombre.
De gran compositor a enemigo número uno
Güell nos arrastra por andenes sucios, toques de puerta a medianoche y recuerdos lejanos de una revolución que en cuestión de décadas mutó hasta convertirse en un régimen persecutorio. A través de la historia de Shoshtakóvich, su vida se desplaza a fogonazos desde los años de la guerra a las denuncias de las autoridades estalinistas.
Güell nos arrastra por una revolución que en cuestión de décadas murió hasta convertirse en un régimen persecutorio
A golpe de conversaciones y escenas, y en una rigurosa primera persona, Güell se permite desgranar la obra de Shoshtakóvich, contextualizándola en torno a conversaciones y personajes clave para entender su época. Desde los artículos difamatorios que a mediados de los años 30 pusieron en jaque su floreciente carrera, hasta las composiciones en denuncia a las matanzas de la II Guerra Mundial que volverían a convertirle en diana de ataques del politburó.
Una novela que destaca por el profundo amor que su autor siente por la obra del ruso, por la destreza con la que convierte la música en palabra, y por cómo esta es utilizada para amplificar aún más la historia del mayor compositor ruso del siglo XX.