Diez años de Lola Vendetta, la heroína imperfecta que acaba con el machismo a golpe de katana
Raquel Riba Rossy celebra los diez años de Lola Vendetta reeditando, ampliando y editando la primera novela gráfica de esta chica que usa una katana para reivindicar el derecho de las mujeres a ser como ellas quieran ser.
Raquel Riba Rossy
Editorial: Planeta Cómic
Año de publicación original: 2014
Ya hace diez años que el alter ego de Raquel Riba Rossy, Lola Vendetta, se veía ahogada en un machismo sistemático por parte de su pareja y su entorno. Ese personaje fue creciendo hasta tal punto que llegó a protagonizar hasta cinco novelas gráficas. La última, Lola Vendetta. Katanazo al amor romántico, se publicó el año pasado. En una década han pasado muchas cosas y nuestro mundo ha cambiado.
El de Lola Vendetta también. Por eso, en esta reedición saca la katana para cortar y editar aquella historia primigenia. Hablamos incluso de cortar de un tajo páginas que la propia Riba Rossy había dibujado. Nos referimos a que ha eliminado temas tan espinosos como la gordofobia. Una presión social que hace diez años no estaba tan mal vista y era tan criticable como hoy, afortunadamente.
Siguiendo con la novela gráfica original, el novio diseñado en 2014 por Raquel ahora nos chirría por todos lados, pero no deja de ser un modelo de pareja que sigue estando muy latente actualmente: el de la monotonía, el de decir cosas sin responsabilidad afectiva "porque hay confianza", el de estar por estar, porque ahí todavía hay "cariño" después de tantos años... Un "amor" que no ha evolucionado a la vez en las dos partes de la relación y acaba haciendo daño a la parte que más ha progresado.
En esta reedición Raquel Riba Rossy saca la katana para cortar incluso páginas que que ella misma había dibujado
Y como las cosas malas nunca vienen solas, a Lola no solo le asfixia esa pareja, porque cuando acaba siendo expareja, la familia ejerce presión sobre su nuevo estilo de vida... el "¿de nuevo soltera?" cuando vuelves a lo que debería ser tu "hogar". Las amistades que presionan con que ya "estás en la edad de casarte y tener hijos", como si hubiera una edad predestinada para ello, o como si las mujeres estuviésemos obligadas a tener que procrear.
La lucha de Lola
Lola afronta una violencia psicológica sistemática por parte de su entorno. Frases como "calladita estás más guapa" o "todas las mujeres sois iguales" son parte del acoso al que su pareja la somete a diario. Además, los roles culturales que su familia le exige indirectamente cuando al fin deja su odiosa relación, hacen que no se sienta a gusto ni con su gente más cercana, incluyendo a sus amigos, que la presionan con lo que "debe ser, por ser mujer".
Lola afronta una violencia psicológica sistemática por parte de su entorno
A todo esto se suma otro factor que no hace sino empeorarlo todo. Hablo de los propios fantasmas generados en su cabeza por traumas que transporta desde su infancia. Todos ellos tienen que luchar con la mujer independiente, segura y empoderada en la que se convierte, la que corta de raíz con su katana lo que haga falta para ser lo único que ha venido a ser: una mujer.
La liberación
Tras pasar por todo el laberinto de presión social, llega la parte en la que Raquel libera a su alter ego de un montón de viñetas repletas de verdades desagradables e incómodas. Tras dar voz al silencio de miles de mujeres a través de sus dibujos, entre algunos momentos divertidos y otros de reflexión, Lola se da cuenta de la gran verdad universal, de que ella misma es el humano al que más tiene que cuidar y mimar.
Con lemas como que "el feminismo no se sufre, se disfruta" el personaje empieza a amar su cuerpo, a aceptarse física y psicológicamente y a triunfar con la mejor venganza de todas: luchar por su propio bienestar y por un vida digna de ser vivida.
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