Esta increíble historia sobre las buceadoras japonesas que recolectan perlas ha ganado el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil
Umiko, Escrito por Mónica Rodríguez e ilustrado por Daniel Piqueras, es un viaje al Japón más místico y, a la vez, un pulso entre lo tradicional y lo moderno.
Mónica Rodríguez
Ilustraciones: Daniel Piqueras Fisk
Editorial: Diego Pun Ediciones
Año de publicación original: 2024
Estás al borde de un acantilado, sintiendo la brisa del mar en la piel. Saltar es inevitable, pero no sabes si el océano te acogerá con su serenidad o te arrastrará a sus profundidades oscuras. Así se siente uno al leer Umiko, una novela ilustrada que te desafía a sumergirte en una historia tan emocional como subversiva. No te dejes engañar por su aparente sencillez.
Bajo la superficie, esta obra está llena de corrientes invisibles que te sacuden, te envuelven y, finalmente, te dejan flotando en la reflexión.
Es una obra tan incontestable que se ha llevado el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2024
A simple vista parece una historia sobre una adolescente japonesa que rechaza el legado familiar de ser ama, una de esas increíbles buceadoras que recolectan perlas en las profundidades del mar. Pero lo que hace a esta novela única es que cada buceo en el mar es un buceo en el alma de la protagonista, y cada ola que rompe en la costa es un recordatorio de las fuerzas invisibles que moldean su vida.
Es una obra tan incontestable que se ha llevado el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2024. Poca broma.
Un viaje lleno de símbolos
Mónica Rodríguez, su autora, no se limita a contarte una historia: te arrastra a un Japón mágico y tangible, en el que la tradición y la modernidad chocan como olas contra las rocas. Umiko quiere escapar del destino que su madre y su abuela aceptaron: la dureza del océano, el frío que se cuela en los huesos, la soledad de las profundidades.
Sin embargo, el mar la llama con un canto que solo ella puede escuchar, y esa llamada, inevitable como una marea, es lo que la empuja a enfrentarse a su propio reflejo, tanto en las aguas como en el corazón.
La novela se convierte en una exploración mucho más profunda sobre el poder del legado femenino
Pero lo que de verdad marca la diferencia aquí es la forma en que Rodríguez maneja el conflicto interno de Umiko. En lugar de hacer de esta historia un simple viaje de autodescubrimiento adolescente, la novela se convierte en una exploración mucho más profunda sobre el poder del legado femenino.
Umiko no solo debe decidir si quiere ser una ama, sino si está dispuesta a confrontar las expectativas de generaciones de mujeres que, bajo la superficie de su aparente sumisión a la tradición, han desafiado al mundo en cada zambullida en el océano.
Contenedor de metáforas
El océano, por supuesto, es un personaje en sí mismo. Aquí no es solo un paisaje o un entorno, sino una presencia casi mitológica que simboliza la lucha interna y el destino. El mar es inmenso, implacable y hermoso, y en cada inmersión, Umiko descubre no solo los secretos de su linaje, sino también los suyos propios. Y ahí está la magia: en cada burbuja de aire que ella suelta bajo el agua, se escapan también sus miedos y sus dudas. El mar la desnuda de sus inseguridades, y la cubre con una capa de verdad y poder.
Mónica Rodríguez te arrastra a un Japón mágico y tangible, en el que la tradición y la modernidad chocan como olas contra las rocas
Si la escritura de Rodríguez es poética y envolvente, las ilustraciones de Daniel Piqueras Fisk son el toque que convierte a esta novela en una experiencia sensorial completa. Sus ilustraciones no solo complementan la historia, sino que amplifican la sensación de inmersión.
Cada imagen parece fluir con la misma calma y tensión que caracteriza al océano, y capturan perfectamente la luz y la oscuridad del fondo marino. Aquí, no hay un simple acompañamiento visual; Fisk y Rodríguez se fusionan para crear una obra donde texto e imagen se unen en una única sinfonía.
Forjando un destino
Umiko es también una historia de amor, pero no como te la esperas. El romance con Sasuke, un joven de Tokio, no es el eje de la trama, y eso es lo que lo hace tan auténtico. En lugar de ser el típico chico que "salva" a la protagonista, Sasuke es una ola más en el mar de emociones que envuelve a Umiko. Su relación con él está llena de ternura y duda, pero nunca desplaza el verdadero foco de la historia: el poder de una mujer para decidir su propio destino, incluso cuando las corrientes de la tradición intentan arrastrarla.
Esta novela es una inmersión en la psique de una adolescente atrapada entre dos mundos
Al final, lo que Umiko deja es la sensación de haber buceado en algo más profundo que una simple novela juvenil. Es una inmersión en la psique de una adolescente atrapada entre dos mundos, una exploración de la fortaleza silenciosa que reside en generaciones de mujeres que han enfrentado tanto al océano como a las normas impuestas por una sociedad patriarcal. Y como todo buen buceo, la novela te deja una sensación de paz, pero también de asombro ante lo vasto y desconocido que todavía queda por descubrir.
Así que si estás buscando una novela que no solo te haga flotar en la superficie, sino que te arrastre con su corriente y te haga replantearte tus propias profundidades, Umiko es ese mar al que querrás lanzarte sin pensarlo dos veces.