Bienvenido a Linden Hills, el infierno de Dante convertido en un barrio idílico para negros
Gloria Naylor consolidó su carrera con esta novela, con la que se convirtió en una de las voces de la literatura afroamericana más influyentes de finales del siglo XX.
Gloria Naylor
Traductores: Shannel Julius y Blanca Gago
Editorial: Nórdica
Año de publicación original: 1985
Linden Hills era un terreno que no quería nadie de un lugar remoto del los Estados Unidos profundos. Pero Luther Needed vio una oportunidad. Él, un afroamericano pobre sin nada que perder, se tiró a machete y, de la nada, creó un negocio que prosperó y que heredó su hijo. Y este, a su vez, se lo pasó después a su propio hijo.
Con el paso de los años, Linden Hills se transformó en un vecindario de lujo por fuera, pero en el infierno de Dante por dentro. Esta novela es un viaje fascinante a través de una urbanización aparentemente perfecta, pero profundamente perturbadora. Las mansiones lujosas y las calles llenas de árboles esconden oscuros secretos y mucha tensión social.
Huir de un lugar (aparentemente) idílico
En el centro de la historia están Willie y Lester, dos jóvenes que están tratando de encontrar su lugar en medio de tanta opulencia y de la esclavitud social en la que todos los vecinos de Linden Hills están condenados a vivir.
Las pasiones son las que traen por la calle de la amargura a los personajes de esta novela
Willie, un aspirante a poeta, lucha por reconciliar sus sueños artísticos con las presiones de su comunidad y las sombras de su pasado. Por el otro lado, Lester, cuya familia está podrida de dinero, se debate entre seguir los pasos de su padre y labrarse una lucrativa carrera en el mundo de la medicina o perseguir sus propias pasiones.
Y, precisamente, las pasiones son las que traen por la calle de la amargura a los protagonistas de esta novela y a los habitantes del barrio que da título a esta obra. Lo comparábamos con el infierno de Dante porque, literalmente, este libro es una reescritura de esa parte de la obra de Alighieri. Hay muchísimas similitudes. Para empezar, en Linden Hills hay una jerarquía social muy marcada al igual que en la cántica de la Divina Comedia.
Desesperación y sufrimiento en un barrio acomodado
En la obra de Gloria Naylor las personas son juzgadas y clasificadas en función de su estatus socioeconómico. Aquellos que no cumplen con esos estándares son marginados o castigados socialmente. Hay también una ambición desmedida que condena el alma de los habitantes de Linden Hills. Esa ambición y ese pecado son el tema central del infierno de Dante, donde las almas están condenadas por sus pecados terrenales.
En 'Linden Hills' te sientes como si estuvieras caminando por las calles de ese barrio y conociendo a sus vecinos
Tanto en el barrio que da título a esta obra como en la de Alighieri, hay imágenes muy poderosas de desesperación y sufrimiento. Los personajes de Linden Hills luchan por encontrar significado y redención en un mundo dominado por la codicia y la superficialidad, mientras que en el infierno de Dante las almas sufren tormentos eternos como consecuencia de sus acciones terrenales.
Además de estos paralelismos, lo que realmente hace que Linden Hills sea una lectura cautivadora es la forma en que Gloria Naylor te sumerge en el mundo complejo de este vecindario. A través de una caracterización vívida, te sientes como si estuvieras caminando por las calles de ese barrio y conociendo a sus residentes, desde la poderosa familia Nedeed hasta los vecinos comunes y corrientes.
Una voz imprescindible del siglo XX
La crítica social en Linden Hills es afilada y perspicaz. Su autora ofrece una mirada incisiva a temas como el materialismo desenfrenado, la hipocresía social y las tensiones raciales, sin alejarse de la humanidad y la complejidad de sus personajes. Esta es la obra que confirmó a Naylor como una de las voces más reconocidas de la literatura estadounidense de la última mitad del pasado siglo.
La identidad racial, el feminismo y las complejidades de la sociedad estadounidense vertebraron toda una obra que, aunque en nuestro país haya pasado más desapercibida que en Estados Unidos, no podemos dejar de celebrar.