Hay una autora en Australia que está jugando con los límites de la narrativa y tiene a Virginia Woolf de su parte
Lejos del homenaje, Michelle de Kretser utiliza la figura de la archiconocida escritora en la novela Teoría y práctica para explorar los límites entre la admiración intelectual y la experiencia personal.
Michelle de Krester
Traductora: Regina López Muñoz
Editorial: Muñeca infinita
Año de publicación original: 2024
Vamos a arrancar con una confesión. Teoría y práctica no es un libro que vaya a atrapar desde la primera página por su trama. Si lo hace es porque obliga a pensar mientras se lee. Michelle de Krester —esa escritora que lleva años moviéndose con sigilo entre la sátira social y la memoria íntima— firma aquí una novela donde la tesis, la admiración literaria y los celos conforman una red en la que la protagonista queda suspendida y a la vez esculpida.
En el núcleo del libro está una joven investigadora que prepara una tesis sobre Virginia Woolf
El efecto no es el de una historia resuelta, sino el de un laboratorio literario en el que la ficción experimenta consigo misma.
En el núcleo del libro está una joven investigadora que prepara una tesis sobre Virginia Woolf. Alrededor de ella —la joven investigadora— brota un triángulo sentimental que actúa como motor pero también como espejo: deseos, rivalidades y la vergüenza de reconocerse en los fallos de quien se admira. Esa superposición —la teoría de los textos, la práctica de la vida afectiva— sirve a De Kretser para jugar con las formas.
Pensar desde la ficción
Hay pasajes de interrogación académica, fragmentos casi memorísticos y escenas de sobremesa donde la realidad social se filtra con ironía y crueldad contenida. Esta mezcla de géneros es uno de los sellos de esta novela.
No se trata de presumir con la cultura, sino de someter las ideas mismas al escrutinio de la experiencia
Conocer la trayectoria de la autora ayuda a leer este libro con mejores ojos. Nacida en Sri Lanka y criada en Australia, De Kretser ha convertido la deriva entre países, lenguas y registros en materia recurrente: desde The Hamilton Case hasta Questions of travel—dos novelas que no han llegado traducidas a nuestro país—, su obra ha ido afinando una curiosa habilidad para hacer de la erudición una herramienta narrativa y no un simple barniz. En Teoría y práctica esa herencia se percibe.
No se trata de presumir con la cultura, sino de someter las ideas mismas —Woolf incluida— al escrutinio de la experiencia. La novela es breve y tensa. De Kretser evita la grandilocuencia y prefiere la precisión: las frases cortan y remiten, los silencios cuentan y hay un trabajo notable con los tonos —desde la ironía socarrona hasta una ternura contenida— que hace que la lectura sea a ratos incómoda y a ratos deliciosamente adulta.
El arte de la precisión
En entrevistas recientes la autora ha comentado que escribir este libro fue "otra manera" de acercarse a su propia preocupación por la forma. Que a ella le interesaba "desestabilizar" el realismo y abrir espacios donde la ficción pueda mostrar sus propias costuras. Esa intención es muy visible en la novela: el libro juega a desarmar sus propios procedimientos narrativos sin dejar de mantenernos a nosotros como lectores dentro del movimiento.
De Kretser convierte la investigación intelectual en un campo de batalla emocional
Hay momentos en que la novela se vuelve explícitamente crítica con los modos de la academia y con la figura maternal literaria —esa Woolf que la protagonista lee y cuestiona—; la relación madre-hija real y simbólica, atraviesa páginas clave.
Pero la fuerza del texto no reside en la denuncia. Reside en la manera que De Kretser convierte la investigación intelectual en un campo de batalla emocional. El resultado es a la vez frío y abrasador. Frío por la claridad analítica, abrasador por la cercanía con la que se describen los celos, la humillación y la pequeña violencia cotidiana.
Nitidez
De Kretser ha subrayado en varios podcasts que, para ella, el papel de la voz narrativa es un instrumento ético. No le sirve para pontificar, sino para poner en evidencia las contradicciones. Escribir Teoría y práctica, tal cual dijo en un medio australiano, le ha permitido "abordar la tensión entre las grandes ideas y la manera en que, en la práctica, esas ideas se descomponen cuando las personas actúan por interés, por miedo o por pereza".
Es una confesión que podría sonar académica y que se transforma en la novela en una imagen corpórea. Los personajes tropiezan, se reconstruyen y dejan, a su paso, una estela de incertidumbre que el lector debe ordenar.
Esta no es la novela más ambiciosa en extensión, ni el ejercicio más arriesgado en cuanto a estructura, pero sí es una de las piezas más nítidas en la que Michelle de Krester se permite experimentar con la intimidad intelectual. Es un paisaje de ideas que se lee como una confesión a medias.
Convierte la lectura en una experiencia inquisitiva sin renunciar al placer de leer una buena novela
Vamos a terminar con lo que creemos que hace especial a este libro: su capacidad para convertir la lectura en una experiencia inquisitiva sin renunciar al placer de leer una buena novela. Teoría y práctica no ofrece lecciones sino escenas que obligan a replantear lo que uno creía saber —sobre la literatura, sobre las lealtades afectivas, sobre la vergüenza—.
Es una novela que deja la puerta entreabierta. Cuando cierras el libro, te quedas con la sensación de haber asistido a un pequeño experimento sobre lo que significa pensar y amar hoy, y con la curiosidad de volver a leerla para comprobar en qué momento exacto la teoría se hizo práctica.
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