Hay una nueva versión de '1984' y la protagonista esta vez es ella (y a los herederos de Orwell les gusta)
Sandra Newman nos entrega una nueva y visión de esta distopía de culto contada desde el punto de vista de Julia, la compañera clandestina de Winston Smith, protagonista de 1984.
Sandra Newman
Traductora: Pilar de la Peña Minguell
Editorial: Destino
Año de publicación original: 2023
George Orwell y 1984 marcaron un antes y un después allá por 1949. Podría decirse que fue, junto con Un mundo feliz, de Aldous Huxley, una de las primeras distopías a las que los lectores se enfrentaron cara a cara. Un mundo controlado con mano de hierro por un Gran Hermano que todo lo ve y en el que no existe la libertad individual. Se nota que aquella obra fue hija de su tiempo.
No en vano, el mundo había salido hacía bien poco de una durísima guerra mundial y todos tenían el miedo metido en el cuerpo al pensar lo que hubiera pasado si Hitler hubiese ganado.
El Gran Hermano que todo lo ve
1984 hablaba de totalitarismo, de naciones subyugadas por el poder de un solo individuo. Hablaba de control, de manipulación, de represión. Pero también hablaba de esperanza y rebelión. Del poder que tiene el amor a la hora de saltarse los convencionalismos y la censura. Como seguramente haya gente que esté leyendo esta reseña y que no haya leído 1984 no vamos a ir mucho más allá.
'1984' hablaba de control, de manipulación, de represión. Pero también hablaba de esperanza y rebelión
Solo diremos que aquella historia se centraba en Winston Smith, un trabajador del Ministerio de la Verdad. Su tarea era reescribir la historia para que coincidiese con la versión oficial del Partido. Sin embargo, Winston, secretamente, despreciaba tanto al Partido como al control que este ejercía sobre la sociedad y una mujer le hizo ir más allá.
Smith se involucró en actividades ilegales al comenzar un romance clandestino con una compañera de trabajo. Juntos buscaron desafiar al Partido y encontrar un sentido de libertad en un mundo donde no lo había. Y paro aquí.
¡Ah, sí! Se me olvidaba un dato: aquella mujer se llamaba Julia.
La versión de ella
Hoy, casi medio siglo después de la publicación de la novela original, nos llega la versión de ella. Julia es una novela que nos cuenta la otra cara de la moneda. Vamos a descubrir cómo vivió ella todo lo que acontece en la novela de George Orwell.
Y no sólo eso, Sandra Newman, la responsable de esta nueva historia, ha querido rellenar muchos de los huecos que Orwell (ya fuese consciente o inconscientemente) dejó en su libro. Por ejemplo, en Julia entraremos en los recovecos de la Liga Juvenil Antisexo, de Insemart (el programa de inseminación artificial del Partido) o de Pornosec (donde se escribían las novelas pornográficas dirigidas a la prole).
En 'Julia', Sandra Newman ha tomado rumbos que Orwell no pudo imaginar y que igual, hoy no aprobaría
También veremos en qué consistían aquellos "trapicheos" que hacia Julia con artículos de contrabando. Hasta hoy solo sabíamos que existían pero no cómo funcionaban y en qué consistían.
Pero es que, además de entrar en detalles inéditos, Newman también ha tomado rumbos que Orwell no pudo imaginar. Por ejemplo y en palabras de la propia autora de Julia: "mi novela ha adoptado formas que él hubiera considerado inaceptables. Dudo que le hubieran gustado los aspectos LGTBI de mi novela".
Reimaginando la obra de culto
Nunca sabremos si George Orwell hubiese aprobado este retelling pero lo que sí que sabemos es que sus descendientes sí que lo han hecho. Es más, fueron ellos los que le encargaron esta titánica tarea a la propia Sandra Newman. Puede que el haber publicado ensayos como Cómo no escribir una novela o la novela Cake que, hasta ahora, era la única suya publicada en español, haya influido.
Con Julia vamos a reimaginar la obra de George Orwell desde un prisma muy diferente pero que, a la vez, nos va a encandilar igual que hizo en su día 1984. Julia es inteligente y provocativa. Sus personajes son los mismos que los de hace 75 años pero, a la vez, nos van a parecer tremendamente nuevos y actuales. Y nos vamos a dar cuenta de que, por desgracia, el mundo distópico imaginado por Orwell no dista demasiado de algunas realidades de las que vemos todos los días en los informativos.