Un libro para que se nos atragante Chat GPT: el reverso oscuro de Sam Altman y la IA esclavista
El imperio de la IA es un viaje a las profundidades de la inteligencia artificial y al oscuro futuro al que apuntan. Un libro que el propio dueño de Open AI recomendó no leer.
Editorial: Península
Traducción: Jorge Paredes
Fecha de publicación original: 2025
Hace dos siglos, las potencias coloniales funcionaban monopolizando los recursos, el conocimiento y el trabajo de los países menos desarrollados. Hoy, la inteligencia artificial propone un devenir similar con la construcción de centros de datos, el abuso indiscriminado de los recursos naturales, humanos y la homogeneización de la información que consumimos.
En una entrevista para The New Yorker en 2023, Geoffrey Hinton, padre de esta rama del conocimiento en los 70, ya se mostraba profundamente preocupado por el devenir de la IA y la concentración de su futuro en torno a un puñado de hombres poderosos. Hoy los nombres que sobrevuelan sus avances, euforias y miedos más primarios son los de Elon Musk, Sam Altman o Ilya Sutskever. Y si solo le suenan un puñado, uno o ninguno de ellos, sigan leyendo porque nuestro futuro depende de estos apellidos.
En El imperio de la IA de Karen Hao, la periodista condensa casi una década de investigación en torno a Open AI y el entramado tecnológico de Silicon Valley. Una investigación que describe cómo estas empresas tecnológicas se han convertido en una amenaza para la integridad de nuestras democracias, nuestro día a día y el del planeta. Un libro que el propio Sam Altman, CEO de la compañía, recomendó no leer y que nosotros les animamos hoy a descubrir.
La AGI
A partir del año 2015, prácticamente todo Silicon Valley se lanzó en la dirección de la inteligencia artificial. En el centro, un único objetivo: una inteligencia artificial general, la AGI, casi ubicua a nuestra vida, propósitos y necesidades. Pero estas nuevas ínfulas también atrajeron peligros.
Elon Musk se convirtió en vocero de dicha amenaza en los albores de la IA, frente, por ejemplo, a las consideraciones del cofundador de Google, Larry Page. El CEO de Tesla encontró en un informático teórico y el director de una importante aceleradora de startups, los aliados perfectos para dicho propósito. Ilya Sutskever y Sam Altman se convirtieron en los socios de una organización sin ánimo de lucro que velaría por la correcta utilización de la IA.
En su primer reportaje sobre Open AI, Hao ya expresó reticencias con respecto a sus objetivos
Así nació Open AI, y así es como Karen Hao empezó a investigar la que hoy es la empresa más importante de desarrollo de inteligencia artificial. En su primer reportaje sobre la compañía, Hao ya expresaba sus reticencias con respecto al mensaje de la empresa y sus verdaderas intenciones. Un oxímoron, el de la investigación tecnológica ética, que fue desmoronándose progresivamente.
Estos preceptos se abandonaron totalmente en 2019 con la creación de Open AI LP. Esta rama empresarial tenía el objetivo de recaudar capital mediante la venta de servicios a otras tecnológicas. Así se vulneraron las leyes de transparencia previamente dictadas y Microsoft aportó un capital de 1.000 millones de dólares a Open AI. La intención abierta, democrática y transparente con la que había nacido acababa de morir y otra guerra, la de quienes trataban de frenar las intenciones de Altman acaba de comenzar.
Sam Altman
Open AI pasó de ser un caldo de cultivo frente a las big techs estadounidenses, a convertirse en la empresa de inteligencia artificial más poderosa del mundo, con una tecnología en sus manos capaz de cambiar el transcurso de nuestra historia. En 2021, los hermanos Amodei, ejecutivos de la compañía, abandonaron la compañía y crearon Anthropic, con el objetivo de servir de competencia tecnológica y de valores al devenir Altman.
Aquella crisis de confianza terminó por explotar con la publicación de una entrevista en la que su propia hermana describía los abusos recibidos durante su infancia. Acusaciones que se sumaban al abandono al que se le había sometido durante sus peores años. Mientras se veía forzada a recurrir a la prostitución, su millonario hermano se negó a brindarle ningún tupo de apoyo.
En noviembre de 2023, Altman fue destituido por la junta directiva
Los secretos de Altman pasaron a convertirse en un asunto central dentro de Open AI y en noviembre de 2023 el propio Sam fue destituido por la junta directiva. Esta le acusaba de haber vulnerado los estatutos de su fundación y el compromiso de transparencia de la compañía.
Aquel golpe de Estado, orquestado por su antiguo socio, Ilya Sutskever fue breve, unas semanas más tarde Altman regresó entre las presiones de trabajadores e inversores. Open AI se había convertido en algo demasiado lucrativo como para que la moral se interpusiese en sus objetivos comerciales.
Esclavos de la IA
Para que la IA pueda funcionar, los datos que se recogen deben ser clasificados por categorías. Todo, desde las imágenes que toma un vehículo autónomo hasta las descripciones generadas a partir de vídeos o anuncios, deben pasar por un 'filtro humano' que las clasifique. La triste realidad de la mayoría de empresas tecnológicas de Silicon Valley es que el Sur Global y los países subdesarrollados sirven de campos de trabajo perfectos para dicho propósito.
En pleno desarrollo de uno de sus modelos de lenguaje, Open AI pidió ayuda a Sama, una empresa dedicada a la creación de empleo en este tipo de lugares, para la creación de un centro de análisis de datos en Kenia. Bajo esta premisa, los trabajadores keniatas cobraban entre 1,46 y 3,74 dólares por ver y moderar diariamente contenido violento, gore, abusos sexuales y un largo etcétera de atrocidades que mostraban lo peor de internet y que acabaron por socavar la salud mental de los empleados.
Los trabajadores keniatas cobraban entre 1,46 y 3,74 dólares por ver lo peor de internet
Si al trabajo semi esclavo le añadimos la creación de centros de datos, el coste de electricidad y agua que estos lugares requieren, así como la homogeneización política y socioeconómica de sus desarrolladores, nos encontramos ante una muerte anunciada: la de una inteligencia artificial que no se construya sobre los mismos preceptos racistas y esclavistas que hicieron del mundo un infierno en los siglos anteriores.
El Imperio de la IA
Casi una década de trabajo y más de 250 entrevistas han convertido a Karen Hao en una de las voces más relevantes en lo que a inteligencia artificial se refiere. El imperio de la IA es un viaje, en sus seiscientas páginas, por todos los horrores posibles engendrados en nombre del dinero. Una investigación que pone de manifiesto la ausencia total de ética en el complejo industrial tecnológico de Silicon Valley.
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