Máximo Huerta escribe y dibuja la historia de su propia librería (que es también la de su vida)
En Mi pequeña librería, Máximo Huerta realiza un canto de amor a las librerías y a la literatura, contando la historia de la pequeña tienda que abrió hace unos años en su pueblo, Buñol.
Máximo Huerta
Editorial: Lunwerg
Año de publicación original: 2024
Ahora que vivimos de forma frenética, sin pausa, donde la tranquilidad parece estar en vías de extinción, Máximo Huerta nos da una salida y nos abre la puerta de La librería de Doña Leo, su lugar de calma.
Desde que publicara su primera novela en 2009, Máximo Huerta, presentador, exministro, periodista y escritor, ha logrado alzarse con el Premio Primavera de Novela (2014) y el Premio Fernando Lara (2022). Ahora lanza Mi pequeña librería, un libro que nos permite viajar al pasado para conocer el nacimiento de su pasión por la lectura y narra cómo surgió la decisión de abrir una pequeña librería en su pueblo, Buñol.
De antiguo horno a librería azul de Prusia
Mi pequeña librería cuenta la historia de Máximo, un niño al que le encanta leer. Su padre está tan orgulloso que incluso presume de las aficiones de su hijo delante de sus amigos. El pequeño lo devora todo. Cuando termina la lectura de enciclopedias de colores que le regala su padre, comienza a frecuentar la biblioteca municipal, un lugar en el que convergen todo tipo de personas.
Así, comienza a leer a grandes escritores y, poco a poco, su escenario de personajes crece, al mismo ritmo al que él se hace mayor. Esas lecturas le ayudan a formarse como adulto, a trasladarse a Madrid para convertirse en periodista primero y presentador después.
Este homenaje a la literatura cuenta la historia de Máximo, un niño al que le encanta leer
Sin embargo, años más tarde, al enfermar su madre, decide que la ciudad y el barullo en el que vive se tienen que quedar atrás. Máximo regresa a Buñol, Valencia, el lugar en el que comenzó a leer, para compartir el día a día con su madre y su perra Leo.
Allí, durante los largos paseos por su pueblo, Máximo decide montar una librería. Intenta así dar un poco de vida a Buñol, una acción arriesgada en los tiempos que corren, cuando los libros se compran online y llegan a casa por mensajero, sin conversar con nadie.
De esta forma, el antiguo horno de Chavalín, Jesús y Pepique, que llevaba años cerrado frente al ayuntamiento, se convierte en un pequeña librería de color azul de Prusia, con un banco para leer. Un enclave que ha pasado a ser un lugar turístico en la zona.
Un libro al que volver
La historia en primera persona de Máximo Huerta se ve salpicada por dibujos hechos por el propio autor. Pequeñas estampas de su realidad, de su día a día, que ilustran a la perfección el carácter tranquilo y calmado de su librería y de este título, canto de amor a las librerías y al infinito disfrute de leer.
Porque Mi pequeña librería va destinada a aquellas personas que aman la literatura. Sin duda. Es más, Máximo Huerta hace, durante todo el relato, referencias a escritores como Charles Dickens, Oscar Wilde o Arthur Conan Doyle. Y recuerda a personajes como las hermanas March. Nombres emblemáticos y reconocibles para lectores clásicos, pero que pueden provocar un poco de distancia a un público más joven o menos lector.
'Mi pequeña librería' va destinada a aquellas personas que aman la literatura
Pero lo que queda claro con la lectura de este libro es que Máximo quiere recordar. Recordar cómo nació su librería. Recordar cómo es la vida con su madre en el pueblo. Un libro para visitar y al que regresar cuando la pérdida llegue. Él, en estas páginas, recuerda a su abuela Clara, siempre rodeada de libros; a los amigos de la infancia, aunque ahora algunos son desconocidos; y a los personajes de sus anteriores novelas, a quienes envía una carta para contar que ha abierto La librería de Doña Leo.
El libro, por tanto, es un regalo para quienes han seguido la obra de Máximo Huerta, para conocer mejor al niño que fue y del que no se ha desprendido, y donde resurgen algunos de sus personajes más carismáticos.