La metáfora de este neuropsicólogo para entender las enfermedades mentales (y convivir con ellas)

Saul Martínez-Horta

Editorial: geoPlaneta

Año de publicación: 2025

El cerebro es el lugar donde almacenamos las vivencias, se crea nuestra identidad y se posibilitan las relaciones sociales. En el momento en el que empieza a fallar, nada vuelve a ser como antes. No solo varía la memoria, también cambian la forma de estar, las rutinas y los vínculos. En El cielo que olvida sus estrellas, Saul Martínez-Horta hace que ese proceso sea el centro de su relato.

Las estrellas son los recuerdos que se apagan, pero el cielo sigue ahí

El deterioro no llega de forma abrupta. Avanza lentamente infiltrándose en los gestos cotidianos y en las conversaciones más simples hasta volver borroso aquello que pensábamos certero. En este proceso, el cerebro no es solo memoria, sino también emoción. Aunque los recuerdos se borren, permanecen reacciones, afectos y sensaciones difíciles de explicar desde la lógica.

El sentido del libro se concentra en la metáfora que se nos propone en su título. Las estrellas son los recuerdos que se apagan, pero el cielo sigue ahí. El neurocirujano defiende que aunque nuestras neuronas o facciones del cerebro se deterioren, nosotros no dejamos de existir. Seguimos habitando un lugar que la ciencia, nuestro entorno y nosotros mismos, en ocasiones, desconocemos.

La dureza de dejar de ser tú

El ensayo muestra cómo la memoria no desaparece de una sola vez y cómo, incluso cuando falla, siguen existiendo formas de reconocimiento y conexión con los otros. Uno de los aspectos más relevantes es la mirada hacia quienes acompañan. Cuando el cerebro enferma, alguien tiene que asumir la tarea de recordar.

Concebimos el envejecer como un retorno a la niñez

Los cuidadores se convierten en una especie de memoria externa, sosteniendo la historia compartida y aprendiendo a relacionarse con una persona que ya no es del todo la misma. El ensayo aborda ese papel desde la contención y plasmando la cronología del diagnóstico para hacerlo más veraz.

En muchas ocasiones concebimos el envejecer como un retorno a la niñez: dejamos de ser independientes, nos cuesta comunicarnos y los papeles en el núcleo familiar se invierten. Partiendo de la base de que esta situación ya es complicada de afrontar, aún lo es más si este proceso va a acompañado de una enfermedad neurodegenerativa que acelera los síntomas del envejecimiento.

En su escrito Saul Martínez-Horta apoya la teoría de que en la mayoría de las ocasiones, con un buen estilo de vida, este tipo de enfermedades se pueden evitar. Pero una vez que se desarrollan, solo puedes afrontarlas con serenidad y aceptación. Lo que nos plantea con esto es si nuestro "yo" depende de nuestra mente o del simple hecho de existir.

Los múltiples rostros del daño

Si por algo es conocido Saul Martínez-Horta por el gran público es por sus hilos en la red social X. En ellos, cuenta el caso de alguno de sus pacientes y explica la manera en la que los diagnostica y su evolución. En su escrito dedica todo un capítulo a hablarnos sobre algunos de esos pacientes. Son 182 páginas que ha escrito con la intención de personificar la enfermedad y de hacernos entender que cada caso es particular.

Personas mayores, hombres, mujeres o pacientes que no superan la cuarentena. Parece que nadie está exento de padecer una enfermedad neurodegenerativa. Con sus hilos en X y las páginas que dedica a sus pacientes en el ensayo, crea un contexto alrededor de cada paciente que te hace empatizar y entender en mayor profundidad las dimensiones de la enfermedad que padecen.

Parece que nadie está exento de padecer una enfermedad neurodegenerativa

El caso de Maribel y su Alzheimer. Su caso es significativo para entender como esta enfermedad en ocasiones llega a nuestras vidas mediante patologías como la depresión. Tenía 62 años cuando se la diagnosticaron y un hecho decisivo es lo costoso que fue para ella identificar la llegada de la enfermedad a su vida. Los primeros síntomas para ella no tenían importancia, pero a medida que pasaba el tiempo, la tristeza se convirtió en constantes olvidos.

El caso de Antón y el Párkinson. Su familia fue la primera en detectar los síntomas. Tras toda una vida tomando nota en su bar, 10 años antes de la consulta, sus hijos comenzaron a darse cuenta de que cada día la letra era más pequeña e imposible de comprender. Durante esa década, tanto él como su familia, pasaron por la fase de negación hasta que se dieron cuenta de que acudir a un especialista era la mejor opción.

El caso de Adelaida y la Atrofia multisistémica. Su caso es uno de los más atípicos. Le detectaron párkinson a los 45 años. Este tipo de casos se caracterizan por lo traumático de lo prematuro, pero por otro lado, suele haber más esperanza a la hora de frenar los síntomas. Se detectan antes y las terapias están mucho más adaptadas.

Escribir para formar

El ímpetu divulgativo del neurocirujano le ha hecho publicar tres ensayos en los que aborda temas relacionados con el deterioro cognitivo. En Cerebros rotos y ¿Dónde están las llaves? expone razones para normalizar los olvidos y sus consecuencias más inmediatas con lo que pretende "unir piezas del puzle que dibujan un diagnóstico que nadie quiere ver".

El cerebro no solo es un órgano biológico, sino que es el centro de nuestra historia

El estilo de Martínez-Horta es accesible, claro y sobrio. Esto significa que lo que realmente importa es lo que se produce en el interior. El ritmo pausado acompaña ese deterioro progresivo y permite al lector comprenderlo sin destacados innecesarios.

El cielo que olvida sus estrellas es un libro analítico y con un tono sereno que invita a pensar que el cerebro no solo es un órgano biológico, sino que es el centro de nuestra historia. Un escrito que acerca al lector a una realidad compleja desde la literatura, con una mirada humana y divulgativa.

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