Muerte en abril - Alan Parks
"Poco importaba la causa que le hubiese motivado a ello, volar en pedazos no merecía la pena por nada ni por nadie. Aunque la auténtica pregunta sobre la bomba era otra: ¿para quién estaba pensada? ¿Quién era el que tenía que haber quedado hecho papilla?".
Alan Parks
Traductor: Juan Trejo
Editorial: Tusquets
Año: 2021
Sinopsis: Cuando una bomba estalla en un barrio humilde de Glasgow, el viernes santo de 1974, la sombra del IRA, y de lo que ocurre en Belfast, planea sobre la ciudad. Pero la solución es tan sencilla como intrigante: un artefacto explosivo ha estallado en las manos del pobre desdichado que lo fabricaba.
El inclasificable inspector Harry McCoy se hará cargo de la investigación para tratar de esclarecer la relación de este accidente con el terrorismo irlandés, pero antes de que se pueda dar cuenta, una segunda explosión, esta vez dentro de la catedral de Glasgow, desconcertará a las autoridades.
Por si fuera poco, una noche, en un pub, un hombre le aborda con una petición poco ortodoxa: su hijo, un marine estadounidense con seis meses de servicio en un buque de la marina norteamericana, lleva tres días desaparecido y nadie hace nada para encontrarlo.
Por qué recomendamos 'Muerte en abril', de Alan Parks
Lo reconocemos, en esta redacción tenemos devoción por Alan Parks. Este trabajador de la industria musical que decidió cambiar las bandas de música por los libros, se lanzó a una campaña épica: crear una colección de novelas negras protagonizadas por uno de los inspectores más atractivos del género, con los meses del año como leiv motiv.
Esta cuarta entrega, con el mes de abril y la semana santa de fondo, es una de las mejores de la saga. Una trama trepidante, con conexiones con la actualidad internacional de la época y con un protagonista tan divertido pero también tan adictivo y tan peligroso como la cocaína.
Si decides adentrarte en las páginas de Alan Parks tienes que saber una cosa: este escocés menudo y fuerte no hace prisioneros. Sus palabras te pueden pasar por encima con tanta facilidad que la sonrisa se te hiela en una mueca de payaso antes de caer al suelo. Porque ten por seguro que caer vas a caer.
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