Rayos de sol cruzando un bosque | Imagen de Martin Winkler para Pixabay

Te di ojos y miraste las tinieblas - Irene Solà

"Joana no volvió a pensar en el demonio, convencida de haberlo burlado, hasta que nació Margarida. Que era un ser largilucho de mirada severa y reprobadora, con el pecho azul, asustado, frenético. Joana le pegaba el oído a las costillas y se estremecía. Porque, aunque no se viera, si se escuchaba atentamente se percibía; la pequeña tenía mal el corazón. Le faltaba un trozo".

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 |   | 08/09/2023

Irene Solà

Traductora: Concha Cardeñoso Sáenz de Miera

Editorial: Anagrama

Año de publicación original: 2023

Sinopsis: Cuentan que la Joana, harta de esperar, le pidió un hombre entero al diablo a cambio de su alma. Y que el maligno, convertido en un toro en mitad de la noche, se lo concedió. Pero a Bernardí le faltaba un dedo del pie y gracias a aquello Joana salvó su alma. No imaginaba que aquella jugarreta iba a condenar para siempre a su familia.

A partir de ahí, la maldición hizo que no hubiera miembro del clan que tuviera todas las partes del cuerpo. Una condena que arrastra a la familia a una espiral donde lo sobrenatural y la ciencia ficción se disfrazan de novela costumbrista.

Por qué recomendamos 'Te di ojos y miraste las tinieblas', de Irene Solà

Margarida está sentada en una silla de mimbre, a oscuras, junto al lecho de Bernardeta. Esta, muy mayor, trata de esquivar a la muerte como buenamente puede. Ambas mujeres están unidas por un espacio, la masía Mas Clavell, perdida en lo alto de la Sierra de las Guillerías, en la provincia de Barcelona. Pero también están separadas por un tiempo que acostumbra a ponerse de perfil en esa casa y en este libro.

Porque en Te di ojos y miraste las tinieblas las generaciones se superponen, las historias se entrelazan y las mujeres se apoyan, se ayudan, se soportan y se sufren con el cariño que dan los lazos de sangre, por muchos años que las separen. Aquí lo sobrenatural es lo normal y la muerte, un paso más.

Irene Solà ya nos dejó alucinados con su primera novela, Canto yo y la montaña baila, (premio Llibres Anagrama 2019), en la que cada capítulo llevaba un narrador diferente, desde una tormenta a un ciervo pasando por los habitantes de una montaña llena de intensidad. Uno de los mejores libros escritos en nuestro país en el último lustro.

Ahora, con su segundo libro, abre las puertas del tiempo y del más allá para arrastrarnos a una espiral de humor y sensaciones. Las que despierta su texto derramado y crudo como un vómito caliente, sin medias tintas, sin eufemismos. Con costras y pus y amores incondicionales y otros que son más interesados. Con una historia de fondo, como el sendero bajo la nieve, sobre la que orbitan infinitas imágenes y situaciones, pero que rara vez se hace evidente.

Hay que caminar por el texto, por tanto, con la precaución de quien no tiene muy claro hacia dónde le lleva el camino. Fijándose en los detalles por si hay que volver sobre nuestros pasos. Disfrutando de cada postal que nos ofrece el paisaje, de cada ser humano (o no) que se cruza en el viaje. Tratando de no perder pie porque el peligro, como en la vida, acecha detrás de cada sombra, de cada página.

Te di ojos y miraste las tinieblas es la confirmación de que Irene Solà tiene una voz propia, muy particular, llena de matices y con una capacidad sobrenatural para dejar a un lado las limitaciones de la realidad.

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