Otra reseña más de 'Alas de hierro', la novela de 900 páginas que tus hijos ya se han leído
Rebecca Yarros tiene éxito para rato. Ya está terminando de escribir la tercera parte de Empíreo mientras la segunda, Alas de hierro, llega mercado en medio de un fenómeno fan abrumador.
Rebecca Yarros
Traductor: Víctor Ruíz Aldana
Editorial: Planeta
Año de publicación original: 2023
Sí. Hemos tardado lo nuestro, pero es que 900 páginas son muchas páginas y hemos querido degustarlas despacito, para no empacharnos. Y vamos a decir lo mismo que ya dijimos cuando leímos Alas de sangre; la historia que Rebecca Yarros se traía entre manos lo tenía todo para arrasar.
No en vano ya estaba generando un fenómeno fan desmesurado, sobre todo, entre la población más joven. Ese fenómeno ha seguido creciendo y, directamente, ha explotado con Alas de hierro, la segunda parte de la saga Empíreo y la continuación de la historia de Violet Sorrengail y ese mundo mágico que mezcla Los juegos del hambre y Divergente con dragones.
La historia (y cuidado, que vamos a intentar hacer lo imposible: no soltar ningún spoiler gordo) continúa con una Violet descolocada casi tanto como sus compañeros del colegio de guerra Basgiath. Ni ella misma se fiaba de sus aptitudes para poder superar el primer curso de la escuela y conseguir unirse con un dragón. Pero lo hizo. Y con un éxito más que notable.
Problemas en todos los frentes
Pero aquí no hemos venido a leer finales felices. El segundo curso tiene que ser más difícil, más complicado, más dramático. Y vaya si lo es. Tras superar La Trilla, ahora es cuando comienza el verdadero entrenamiento. Todo es más duro para la protagonista de Alas de hierro. Ahora que solo quedan los mejores, hay que exprimirlos hasta el final para que sean unos jinetes de dragones excepcionales.
En 'Alas de hierro' todo es más difícil, más complicado, más dramático
Además de las pruebas, Violet tendrá que soportar a un nuevo vicecomandante que tiene la intención de hacerle la vida imposible y demostrarle que ese no es su sitio a menos que renuncie y traicione a su amor. Con todo en contra, incluido el síndrome de Ehlers-Danlos que padece (dolencia por la que los vasos sanguíneos se dañan con facilidad y se forman hematomas con mucha frecuencia), la más pequeña de los Sorrengail tendrá que tirar de su astucia y de la nada desdeñable ayuda del más poderoso de los dragones.
No podemos olvidar que decidió unirse con ella y elegirla como jinete. En el mundo de Alas de hierro esa es, sin duda, una ayuda impagable.
Cuidado, cuidado
Hay que ser sinceros. La segunda novela de la saga Empíreose lee con la misma avidez que la primera. La fórmula que Rebecca Yarros nos ofreció en Alas de sangre se perpetúa y perfecciona en Alas de hierro pero no sin trabas. No se puede afirmar que esta segunda iteración sea tan redonda como la primera. Estamos ante una novela mucho más extensa que la anterior y eso se nota, sobre todo, en el ritmo.
Hay capítulos que se sienten como un relleno en los que la historia no avanza hacia ningún sitio, y claro, ante una novela tan larga como esta (son casi 900 páginas) llega un momento en el que apetecería un poco más de ligereza o, incluso, que se hubiese optado por recortar algunos episodios y dejar una historia un poquito más contenida.
Estamos ante una novela muy larga y llega un momento en el que apetecería un poquito más de ligereza en sus tramas
El problema radica en que la importancia de los personajes no está clara y, en ocasiones, hay secundarios interesantísimos que desaparecen para no volver a hacer acto de presencia en lo que resta de novela. Y luego están los principales que tenían que llevar el peso de la historia pero que, en esta ocasión, son más erráticos de lo que deberían, tomando decisiones incluso cuestionables.
Sabemos que Alas de hierro no es una conclusión. No está ni cerca de serlo porque todavía quedan varios libros más para que la historia de Empíreo concluya. Es por eso que tampoco nos podemos poner muy exigentes y nos toca esperar a ver cómo se ve la obra en conjunto, cuando esté terminada.
Fenómeno de (jóvenes) masas
Puede que Alas de sangre nos impactase más al ser la primera en llegar y esta que nos ocupa sea una simple pieza más de un puzle mucho más grande. Pero es un rompecabezas que sigue siendo tremendamente adictivo. Prueba de ello es su éxito arrollador.
Alas de hierro está siendo un fenómeno imparable que, solo en nuestro país y junto con Alas de sangre, ya ha conquistado a más de 450.000 lectores. De hecho, se imprimió una segunda edición de esta segunda parte de la saga antes siquiera de salir a la venta, porque todos los ejemplares de la primera se habían agotado durante el periodo de reserva. Ahora mismo ya va por la séptima edición.
En España', 'Alas de sangre' y 'Alas de hierro' llevan ya más de 450.000 ejemplares vendidos
En el resto del mundo, la fiebre es la misma. Alas de hierro lleva 21 semanas seguidas en lo más alto de las listas (vamos, desde que se puso a la venta) y acumulan más de seis millones de ejemplares vendidos. Y esto, sin que todavía tengamos noticias tangibles de la adaptación a serie que prepara Amazon.
Cuando ese día llegue, veremos dónde está el techo de la saga Empíreo. De momento nos conformaremos con contar los días hasta que salga el tercer libro porque el cliffhanger con el que acaba el segundo nos dejó sin uñas. Rebecca Yarros... eso no se hace. Está feo.