Eloy Tizón | Isabel Wagemann

Plegaria para pirómanos - Eloy Tizón

"Escribir un libro es perseguir el fantasma de un libro. Cercenar las casi infinitas posibilidades de lo real, hasta reducir la complejidad del bosque a una sola rama, a una sola hoja, a un solo tallo. Una tarea agotadora, quizá anacrónica. Algo ridículamente grandioso, comparable a patentar un nuevo aliño para ensaladas".

AhoraQuéLeo
 |   | 15/09/2023

Eloy Tizón

Editorial: Páginas de espuma

Año de publicación original: 2023

Sinopsis: Plegaria para pirómanos contiene nueve cuentos de uno de los mejores narradores breves en castellano, Eloy Tizón. En esos relatos se suceden las personas normales, las acciones sencillas, lo increíble. La vida. Unidos por hilos invisibles que se reflejan aquí en un par de palabras, allá en un espacio concreto, sus historias componen un lienzo único en el que se enmarcan mundo, universo, calle y alma.

Lo insólito de la muerte, las posibilidades sanadoras y enfermizas de la literatura, las relaciones humanas como empuje y freno, la enormidad de lo observado, marcan el paso de unos textos confeccionados con la precisión de neurocirujano y la emoción de un poeta romántico.

Por qué recomendamos 'Plegaria para pirómanos', de Eloy Tizón

A Eloy Tizón se lo lee con semblante serio. Con las cejas arqueadas, los ojos entreabiertos y paseando lentamente las pupilas por unas líneas que esconden años de trabajo. Porque Tizón es exigente. Pero también capaz de borrarte las arrugas del ceño fruncido con fogonazos de humor. Un humor relampagueante y genial, del que no sabes de dónde sale ni hacia dónde pretende ir, pero que ilumina el rostro alegre, como una noche de tormenta.

Porque lo mejor de estos relatos es sin duda el equilibrio de fuerzas. Hay humor, pero también una tremenda sensibilidad, un lirismo genético, imprescindible, un lenguaje en ocasiones denso y profundo y siempre repleto de contenido.

A este libro de casi 200 páginas le podríamos sumar otras 100, las que no se ven, las que no se pueden tocar, pero que están ahí, en algún lugar. Porque esa es la magia de estos cuentos, que, al contrario de la novela, se construye con agujeros que el lector tendrá que rellenar como pueda. Y aquí, algunas elipsis queman. Y otras se asoman a profundidades abisales en las que lanzarse parece una acción casi suicida.

Vacío, soledad, reflexiones sobre lo que es la vida y lo que podemos hacer con ella y un hilo conductor, un personaje, un alter ego de Eloy llamado Erizo. Un tipo que, como el reflejo de un espejo como un esperpento, no es él pero tiene cosas, se le parece.

Diez años le ha costado a Eloy Tizón terminar Plegaria para pirómanos, pero ha merecido la pena la espera. El tiempo, sin duda, lo ha utilizado Tizón para cincelar cada palabra, cada espacio, cada silencio, con mimo y detalle, hasta terminar de esculpir una obra de arte tan emocionante como entretenida. Un paisaje humano por el que se puede pasear una y otra vez, sin miedo a perderse.