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El polvo nunca se asienta - Karina Lickorish Quinn

"Sí, todo el mundo es un desierto, y arrastramos los pies a través del polvo de un tiempo que, aunque ya transcurrido, permanece".

AhoraQuéLeo
 |  Madrid | 07/07/2022

Karina Lickorish Quinn

Editorial: Arde

Año: 2021

Sinopsis: Anaïs es la última de los Echeverría que queda por firmar la venta de la casa familiar, conocida en Lima como 'La casa amarilla de la colina'. Ella emigró a Inglaterra, pero a su vuelta a Perú se da cuenta de que le cuesta deshacerse de una centenaria casona ahora habitada por fantasmas.

Años atrás, Julia Álvarez Yupanqui, una joven criada de la familia, cayó desde una ventana del segundo piso de la casa, terminando en una explosión de sangre y huesos contra los azulejos del patio andaluz. Ahora, desde los cielos, observa los recorridos que hilvanaron el linaje de Echeverría y la historia del Perú.

Por qué recomendamos 'El polvo nunca se asienta', de Karina Lickorish Quinn

En un momento en el que parece que las novelas lo cuentan todo, que ofrecen historias muy masticadas y que no dejan nada para la imaginación del lector, llega Karina Lickorish con una primera obra creativa, ambiciosa y exigente.

'El polvo nunca se asienta' está compuesta por historias dentro de historias, por más de 400 páginas plagadas de personajes (incluidos fantasmas y alguna criatura de dos cabezas), descripciones y detalles. Y todo narrado con saltos temporales que pueden llegar a desconcertar, porque aquí "el tiempo se curva como una espiral para volver a encontrarse", y sin darnos cuenta el pasado se funde con el presente.

Por eso es tan necesario leer con atención, sin prisas, saborear cada palabra para asimilar lo que se cuenta (y lo que no). El resultado es realmente satisfactorio, es una gozada recorrer la historia imaginada por Karina Lickorish, porque su estilo es elegante, bello y poético.

Resulta inevitable pensar en otras novelas como 'Cien años de soledad' o 'La casa de los espíritus', muchos de sus ingredientes se encuentran también en esta obra, en particular las grandes dosis de realismo mágico.

Allende retrató Chile a través de la familia Trueba, García Márquez plasmó Colombia con la familia Buendía, y Karina Lickorish hace lo propio con la familia Echeverría y la historia de Perú desde la época colonial.