El intelectual que ha sido profundamente infeliz (y ha escrito un gran libro sobre la felicidad)
En Maestros de la felicidad, Rafael Narbona combina una particular historia de la filosofía con episodios de su propia vida, marcada por la enfermedad y la muerte.
Rafael Narbona
Editorial: Roca
Fecha de publicación original: 2024
Leer Maestros de la felicidad es como encender una lamparita en medio de la noche. En esta obra, en la que conviven la tragedia y la esperanza, el escritor y crítico literario Rafael Narbona demuestra, como él mismo señala en el libro, que "la alegría es superior a la tristeza".
Narbona, que fue profesor de filosofía durante casi dos décadas, ha trazado un viaje muy personal de la historia de la filosofía que va desde la antigua Grecia hasta pensadores modernos como Viktor Frankl, autor del estremecedor El hombre en busca de sentido.
Pero en medio de un viaje lleno de esperanza se producen algunas paradas en forma de interludios autobiográficos, piezas breves que representan el testimonio de una vida de superación. Y resulta sorprendente la serenidad y la templanza que transmite alguien que ha mirado a la muerte tan de cerca, tantas veces, y desde tan joven.
Cuando vivir es una condena
Rafael Narbona llegó a ser adicto a la tristeza. Tanto, que morir le parecía una liberación. La muerte de su padre, cuando él tenía nueve años, y el suicidio de su hermano desembocaron en una larga depresión agravada, todavía más, por la medicación de un psiquiatra.
Como Ulises, Narbona recorrió unas aguas peligrosas hasta encontrar su Ítaca
Como Ulises, recorrió unas aguas muy peligrosas. Y como Ulises, encontró su Ítaca, donde pudo resguardarse de las inclemencias y el desarraigo. Ahí estaban su mujer, sus amigos, antiguos alumnos, o sus animales, a los que el autor dedica varias páginas repletas de amor y agradecimiento: "Superé la depresión infantil que me causó la muerte de mi padre gracias a un enorme pastor alemán cuyo afecto me infundió seguridad y ganas de vivir, y ya de adulto, el cariño de mis perros y mis gatos alejó de mi cabeza el deseo de morir".
La literatura también fue una tabla de salvación. "Es mi bandera, mi fe, mi refugio, la única utopía que deseo habitar", escribe Narbona, que ya en el prólogo menciona dos de los libros que acudieron a su rescate: el diario de Ana Frank y el de Etty Hillesum, menos conocido. "Están en mi corazón como dos pajarillos que demandan calor y ternura".
En busca de la felicidad
Tras recorrer un largo y oscuro camino, Rafael Narbona ha conseguido mirar al futuro con optimismo. Sus terapeutas han sido Platón, San Agustín, Pascal o Spinoza, a los que nos irá presentando de una manera cercana y amena a lo largo de casi 540 páginas.
El concepto de la felicidad, banalizado y mercantilizado, vuelve a cobrar sentido
Maestros de la felicidad sigue la estela de El infinito en un junco, de Irene Vallejo: obras que tratan temas a priori de nicho, dirigidos a un público muy concreto y que, sin embargo, son capaces de conectar con miles de lectores. Ahí reside la clave de un buen libro: en hacer de algo complejo una historia apasionante. Y por eso el de Narbona, como el de Vallejo, es un gran libro.
Escrito con claridad, honestidad y desde un profundo conocimiento de la materia, Maestros de la felicidad llega en un momento en el que el concepto de felicidad se está banalizando y mercantilizando. La autoayuda está apropiándose y desfigurando un término que, gracias a este libro, vuelve a cobrar sentido.