'República': la novela gráfica que te hará gritar de impotencia ante la barbarie franquista de la posguerra
En 2008, en Priego de Córdoba, se halló una una película de la proclamación de la República. Estuvo oculta en la casa del alcalde durante décadas. Partiendo de este hecho real, Claudio Stassi nos traslada a los duros años de la posguerra española.
Claudio Stassi
Editorial: Planeta Cómic
Año de publicación original: 2024
Me siento mal. De hecho, fatal. Esta novela gráfica ha conseguido lo que cualquier informativo está cada vez más lejos de lograr: que me asquee y me rebele ante el bombardeo de imágenes de guerras, asesinatos y barbaridades que perpetramos los seres humanos todos los días. La reiteración provoca que, al final, todo nos acabe resbalando. Y si pasa con conflictos que están ocurriendo ahora mismo, imaginad lo que nos importan (a casi todos) las imágenes de una posguerra que está a casi a 90 años de distancia.
República ha conseguido que todo eso me importe. Más que eso. Ha conseguido que rabie, que maldiga aquellos años que no viví pero que si que vivieron, por ejemplo, mis abuelos. Y seguro que ellos, si siguiesen conmigo, podrían contarme alguna historia tan dura y tan triste como la que nos narran las 149 páginas de esta novela gráfica. Pero se las callaron. Muchos de los que sobrevivieron a aquellos años prefirieron olvidar. Y puedo entender el porqué. Puedo comprender aquel horror a través de República.
Pero antes de ceñirme a su historia y contaros por qué me ha removido así, tengo que resaltar que, por primera vez, Claudio Stassi no recurre a una novela ya escrita y la plasma en viñetas como había hecho hasta ahora con Los pacientes del doctor Garcíao La ciudad de los prodigios. República es su primera historia original basada en los siguientes hechos reales.
El vídeo que desencadena todo
En un pequeño pueblo andaluz, Priego de Córdoba, una pequeña cinta guardaba un acontecimiento histórico.
Se trata de la única grabación existente de la celebración ciudadana de la Segunda República. El 14 de abril de 1931, en la Puerta del Sol de Madrid, algunos manifestantes acudieron para acabar con la rutina de la plaza madrileña. Se pusieron a celebrar su proclamación. Poco a poco la zona comenzó a llenarse de gente, de banderas y de otros símbolos republicanos. Sin policía, sin violencia. Solo esperanza por una época que tenía mucho que ofrecer.
Una cinta encontrada en 2008 fue la desencadenante de esta historia
Esta cinta histórica se encontró en 2008 tras un falso muro que escondía un montón más de secretos. Aquella sala guardaba material prohibido durante la dictadura franquista: banderas, libros... y ese vídeo. Fue el alcalde de Priego de Córdoba, Francisco Adame, quien creó aquella salita. Era amigo de Niceto Alcalá-Zamora, el primer presidente que tuvo la Segunda República. Este último pidió a Adame que preservase la cinta de cara al futuro.
Tras ver la que se les venía encima cuando Franco y los sublevados se levantaron en armas y, sobre todo, cuando ganaron la guerra, Francisco Adame la escondió para que los falangistas no la encontrasen y la destruyesen. Aquella cápsula del tiempo creada con prisas y con mucho miedo aguardó medio siglo hasta que fue descubierta por casualidad. Este hallazgo fue el que impulsó a Stassi a contar la historia que leemos en República.
Una historia durísima
Cogiendo ese cuartito y esa cinta como hechos reales, Claudio Stassi teje una pequeña historia en la que los vencidos de la Guerra Civil tienen que soportar el odio y la sinrazón. No contentos con haber ganado, los falangistas que ocupaban puestos de poder en la Guardia Civil y en las alcaldías ejercen una violencia y una presión sin límite ni humanidad contra los protagonistas de esta novela gráfica.
Todo comienza con Manuel, el hijo pequeño (10 años) de una familia de jornaleros de un pueblo andaluz. Al chaval le gusta Isabel, otra hija de familia humilde. Los dos tienen en común (aparte de gustarse todo lo que se pueden gustar dos chavales preadolescentes) que sus familias son republicanas y tienen familiares maquis que están escondidos en las montañas intentando revertir el resultado de la Guerra Civil.
El principal antagonista de esta historia es tan malo que parece un villano de Marvel
Como en cualquier pueblo de aquellos años los republicanos estaban hostigados por los simpatizantes del bando franquista. Y ejercían esa cercanía que da vivir en un mismo pueblo acosando y abusando de los que pertenecían a los perdedores. Solo porque podían. Solo porque el odio era más fuerte que la empatía.
Y claro, ese abuso se traduce en el hijo del alcalde (franquista, por supuesto) insultando al protagonista de esta historia que es un niño y no mide las consecuencias. Su respuesta desencadena una serie de acontecimientos que acaban tan mal que no puedes cerrar la novela y no tener ganas de llorar de pura impotencia.
Del rifirrafe inicial al final de República asistimos a toda una serie de sucesos que nos hacen viajar a la España profunda de la década de 1940 y, por contraposición, a la amargura que resulta de saber que diez años antes de lo que se nos cuenta en este cómic, España miraba al futuro con optimismo e ilusión pensando que era posible convivir con esas dos Españas que siempre se han detestado y que aun hoy, por desgracia, siguen existiendo.
Un villano marvelita
El vídeo del que os hablaba más arriba sirve como recurso para que Manuel piense (y nosotros también) lo bonito que habría sido que las cosas se hubieran resuelto de manera diferente, que no hubiese habido guerra. También le sirve como acicate para no parar de pelear, para no rendirse ni dejarse amedrentar por el terror ni por la injusticia.
Pero esto es un cómic y aquí uno tampoco es ciego. Todo hay que decirlo. El principal antagonista de esta historia es el franquismo. Eso por supuesto. Pero está personificado en la figura de un sargento de la Guardia Civil que es tan malo, pero tan malo, que parece un villano de Marvel.
Es decir, disfruta torturando, odiando y despreciando a todo aquel que no se rija por la moral y los valores franquistas. Es despiadado, maquiavélico, déspota hasta con los suyos y, para más inri, es también un violador. Vamos que Stassi nos lo pone muy fácil para que le detestemos nada más verlo. Tan fácil que está a punto de cargarse el relato verosímil que Stassi ha construido.
Otra vez las dos Españas
El autor dibuja una historia que se lee de una sentada y que corre un gran riesgo. No va a ser un cómic para todo el mundo porque hay que partir de la siguiente base: cualquiera que simpatice con el bando nacional no se acercará a esta novela ni con un palo. Stassi lo sabe y hay un dosier histórico en el que circunscribe los hechos de este cómic y justifica el porqué lo ha dibujado y lo ha escrito como lo ha hecho.
Claudio Stassi dibuja una historia que no va a ser para todo el mundo
Siendo italiano puede poner una distancia que nosotros no. Y para él, aquellos años de injusticias no pueden caer en el olvido. Había que contarlo con la crudeza del que se ha documentado bien y conoce de primera mano testimonios de lo que pasó aquellos años en muchas partes de España. Pero cuidado, no seré yo el que juzgue ni el que decante la balanza. Para eso no estoy aquí.
El tema es así de simple. Si uno se ciñe solo a esta historia sin que le importe el color de las banderas coloreadas en sus páginas, es imposible asistir impasible a un relato terrorífico en el que vecinos de un mismo pueblo son capaces de torturar a otros solo por sus ideales. Sí. Es la historia de la humanidad y ha pasado en todos lados. No me chupo el dedo. Pero es demasiado triste que no seamos capaces de mirar más allá. Y este cómic es así de triste justo por eso. Por eso es imprescindible.
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