La última voz - José Ignacio Latorre y Maite Soto-Sanfiel
"La mayoría de los científicos recomendaron hacer únicamente algún tipo de demostración del poder de las bombas (…). Sin embargo, los militares creían que terminar la guerra sin víctimas era un mal final que influiría negativamente en el porvenir, en la historia de los siguientes años".
José Ignacio Latorre y María Teresa Soto-Sanfiel
Editorial: Ariel
Año: 2022
Sinopsis: Estudiaba simultáneamente la carrera de Física y cursos de doctorado en Harvard cuando a Roy J. Glauber le propusieron participar en una operación secreta. Sin más información, le pidieron que enviara sus pertenencias a una misteriosa dirección postal.
Tenía 18 años cuando tomó un tren sin saber a dónde. El destino acabaría siendo Los Álamos, el laboratorio en el que las mentes más brillantes de la época trabajaban en el Proyecto Manhattan, donde se estaban desarrollando las primeras armas nucleares.
Glauber se convertiría así en testigo de los hechos, en uno de los últimos testimonios de la creación y el lanzamiento de las bombas atómicas. Su experiencia en Los Álamos se recoge en este libro que narra, al detalle, el inicio de la era atómica.
Por qué recomendamos 'La última voz', de José Ignacio Latorre y Maite Soto-Sanfiel
Porque el testimonio de Glauber es excepcional y leer 'La última voz' es algo así como conversar con el Nobel de Física que, con 86 años, recuerda con absoluta precisión su paso por Los Álamos.
Este libro contextualiza el inicio de la era atómica, una época que cambiaría para siempre el panorama bélico y político del siglo XX. Y aunque Glauber no tomó ninguna decisión importante ya que solo se dedicó a hacer, como él mismo cuenta, "algunos cálculos", su voz nos transporta a uno de los acontecimientos históricos más duros e importantes de la historia.
Además de la narración de un testimonio único, 'La última voz' es una invitación a la reflexión ya que de su lectura se extraen preguntas como: ¿es moralmente lícito que un científico construya un arma? o, ¿salvó la bomba más vidas que las que destruyó? Hay quien defiende que la bomba atómica propició el mayor periodo de paz de Europa de la historia.
Finalmente, y antes de que en Los Álamos se empezara a investigar con la bomba basada en la fusión de átomos de hidrógeno, el físico neoyorkino abandonó voluntariamente el laboratorio.
Años después, y preguntado por su implicación en el desarrollo de la bomba, Glauber dijo que, aunque la historia le puso en una posición privilegiada, pudo ser observador y participante, él "no tomó ninguna decisión".
La bomba atómica cambió para siempre las reglas de la guerra y su posible uso sigue siendo hoy uno de los mayores temores de la humanidad.
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