Vida mortal e inmortal de la niña de Milán - Domenico Starnone
"Suponiendo que lograra hablarle, quería hacerle saber -una cosa lleva a la otra- que me había enamorado de ella y que mi amor sería eterno; además, si estaba emperrada en bailar sobre el antepecho de la balaustrada y en caerse, podría contar conmigo: iría en persona a rescatarla de la ultratumba sin hacer la tontería de mirar atrás".
Domenico Starnone
Editorial: Lumen
Traductora: Ana Ciurans Ferrándiz
Año: 2021
Sinopsis: Napolés, años 50. Un niño mira embelesado a una niña de su edad bailar en su balcón. No sabe nada de ella, salvo que desafía a la muerte bailando en la balaustrada y que él, si se cayera, estaría dispuesto a adentrarse en el mundo de los muertos para salvarla.
Pero no es él el único enamorado: también su mejor amigo. Así que los dos deciden batirse en duelo para ver quién se queda con el amor de La Milanesa, como la llaman.
Años después, ya de universitarios, los dos amigos volverán a encontrarse. Mientras que la existencia del narrador, el niño que miraba a la niña por la ventana, ha estado marcada por aquel primer amor, en la cabeza de su amigo La Milanesa será un lejano recuerdo que, ni mucho menos, le ha impedido seguir con su vida como si tal cosa.
Por qué recomendamos 'Vida mortal e inmortal de la niña de Milán', de Domenico Starnone
Para muchos, Domenico Starnone es el mejor escritor vivo de Italia. Galardonado con el premio Strega (el más importante de la literatura transalpina) en 2001 por 'Via Gemito', en su nueva novela Starnone hace una reflexión sobre la delgada línea que separa la vida de la muerte.
Y lo hace en poco más de cien páginas. Quizá en la brevedad se esconde el gran talento de Starnone, del que él reniega. Pero sólo con la maestría de quien es un escritor con mayúsculas se puede ya no sólo contar en poco espacio tantas cosas, sino hacer al lector profundizar sobre lo cotidiano, sobre la complejidad de las relaciones humanas que son, sin duda, uno de los late motiv de toda su bibliografía.
Aquí, de nuevo, a través de su prosa directa y pulida, hace que quién lo lee sienta que está acompañando al protagonista desde la infancia hasta la edad adulta, desde donde se narra la historia. Una historia aparentemente sencilla pero profunda, repleta de capas, y con guiños a la mismísima Divina Comedia de Dante, en la que, además, se hace una reivindicación de las lenguas que es, casi casi, un alegato para no dejarlas morir.