El Barco de Vapor
40 años reivindicando la literatura infantil y juvenil
La La editorial SM lanzó la colección 'El Barco de Vapor' en 1978. Desde entonces ha publicado grandes éxitos de la literatura infantil como 'Fray Perico y su borrico', que ha vendido casi un millón de ejemplares. 'Kiwi', de la escritora Carmen Posadas, también sigue muy presente en las bibliotecas de los más pequeños 47 ediciones después.
Si algo tienen en común los niños de hace 40 años y los de ahora son los libros. "Quienes somos hoy padres vemos que nuestros hijos están leyendo los mismos libros que leíamos nosotros, y ves que están funcionando", cuenta Gabriel Mandariz, gerente de Literatura Infantil y Juvenil de SM.
"Esta literatura tiene un valor enorme, es la base de todo lo que vendrá después"
Los de El Barco de Vapor, colección creada hace 42 años, siguen traspasando generaciones. Se actualizan con el tiempo y algunos, como el de 'Fray Perico y su borrico', rozan el millón de ejemplares vendidos. "Esta literatura tiene un valor enorme", asegura Brandariz. "Es la base de todo lo que vendrá después. Y no solo de leer, sino a la hora de formar una persona, de darle criterio, de abrirle al mundo...".
La importancia de los referentes literarios
Y aunque el género no recibe siempre la importancia que merece, hay escritores que se han consagrado gracias a la literatura infantil y juvenil. "Deberíamos ponerle una estatua a J.K. Rowling, la autora de Harry Potter", dice la escritora Carmen Posadas. "Ha hecho muchísimo por la literatura infantil. Descubre un personaje nuevo y hace muchísimos lectores. De repente veías a niños de ocho años con un librote en las manos".
"Deberíamos ponerle una estatua a J.K. Rowling, ha hecho muchísimo por la literatura infantil"
La propia Carmen Posadas ha logrado atrapar a muchos jóvenes lectores con 'Kiwi' (El Barco de Vapor, 1986), que no envejece a pesar de sus 47 ediciones. "Nunca pensé que me encontraría con señores mayorcísimos por la calle que me dijeran "mi primer libro fue 'Kiwi'", bromea Posadas.
Ha logrado lo más difícil, entretener a un niño con un libro. Y no descarta volver a hacerlo. "Me gustaría mucho porque tengo cinco nietos y son muy imaginativos. Se les ocurren unas ideas buenísimas. O sea que a lo mejor les pirateo algunas, pero los firmaríamos los dos, que no se preocupen sus papás".
Hasta entonces, ahí sigue Kiwi, esperando a ser leído una vez más.