Las cenizas de un padre, usadas como tinta para una novela: "La otra opción era esparcirlas en el Bernabéu"
Las páginas de Hijos de las cenizas (Dolmen Editorial, 2023) mezclan tinta con las cenizas del padre del autor, Vicente García. El escritor nos cuenta cómo ha sido el proceso en el vídeo que acompaña estas líneas.
A veces, la expresión "te llevo conmigo para toda la vida" es literal.
Hay una tatuadora que mezcla la tinta con cenizas de seres queridos, y también está en auge una tendencia que consiste en convertir las cenizas en diamantes. Los precios, en este último caso, oscilan entre 1.500 euros y 20.000 euros. Ahora hemos conocido otra historia curiosa, la de Vicente García y su novela Hijos de las cenizas.
Páginas de tinta... y cenizas
El autor ha pasado cuatro años documentándose y escribiendo la novela, una obra que nos traslada a la Edad Media, una época marcada por la miseria del pueblo, la tiranía de los señores feudales y la crueldad de los tribunales inquisitoriales.
Es la primera novela histórica de Vicente García, autor especializado en fantasía, ciencia ficción y terror, por eso tenía en mente dedicar la obra a su padre. "Era la primera novela que iba a poder leerse, los otros géneros ni le iban ni le venían", cuenta. Pero su padre falleció durante el proceso de escritura.
"Pedí permiso a mi familia y les pareció una idea fantástica"
Como homenaje, decidió mezclar sus cenizas con la tinta que da vida al libro. "Recordé que en Estados Unidos se había hecho una vez, pedí permiso a mi familia y no hubo problema, les pareció una idea fantástica", nos cuenta el escritor, que recuerda aquellos días con humor. "Era esto o el Bernabéu, y no creo que Florentino Pérez tuviera muchas ganas de que me presentara un día por allí y empezara a esparcir las cenizas de mi padre".
El proceso de impresión
Lo primero fue consultar el tema legal. Una vez comprobado y con la aprobación de la imprenta, Vicente García cogió un avión y se plantó en Barcelona. Tuvo que pasar unos controles estrictos. La Guardia Civil, de hecho, le paró tanto en la ida como en la vuelta. "En la idea fueron bastante menos amables", dice riéndose. "Les conté la historia, empatizaron bastante y no hubo mayor problema".
"Nadie va a ver nada, son pocos gramos en cada libro"
Tenía que justificar por qué llevaba cuatro kilos de cenizas. "Hubiera bastado con llevar 300 gramos", supo después, cuando llegó a la imprenta. Una vez allí, la primera preocupación era que "aquello no fuera a formar grumos". "Que nadie se preocupe", señala. "Nadie va a ver nada, estamos hablando de pocos gramos en cada libro".
Hasta ahora "no ha habido ninguna queja al respecto", y la primera edición de Hijos de las cenizas está a punto de acabarse. "En un ataque de locura, me comprometí con la imprenta que volvería si había que hacer una segunda tirada, así que ya estoy sacando los billetes para volver a Barcelona".