Ni estereotipos ni 'Érase una vez': Así son ahora los cuentos infantiles

Hubo un tiempo, mucho tiempo, en el que era normal que un lobo se comiera a una abuela en un cuento, o que unos padres educaran pegando, pero, por suerte, las narrativas han cambiado. Ahora los cuentos infantiles están pensados para que niños y niñas los puedan comprender, para satisfacer sus necesidades intelectuales y emocionales.

  Madrid | 22/04/2022

'La Maestà di Ognissanti' está considerado como uno de los grandes hitos de la Historia del Arte. Este retablo, pintado a principios del siglo XIV, rompió con el estilo bizantino, caracterizado por la representación de figuras rígidas, planas y carentes de participación afectiva.

Dicen que fue el cuadro que abrió la puerta al Renacimiento y, sin embargo, la primera vez que se está frente a él es imposible reparar en otra cosa que en cómo el Giotto representó al niño Jesús. Porque de niño no tiene nada: es un hombre avejentado y peludo pero en pequeño, que perfectamente podría ser él quién sujetara en el regazo a la madre.

Hay que decir que, en esta época (¡y durante muchas!), los pintores usaban a hombres como modelos, para reproducirlos evidentemente como hombres, pero también como mujeres y, también, como niños. Es decir: pintaban al niño Jesús como un hombre en miniatura.

Nace un nuevo concepto de infancia

Representaciones como ésta reflejan a la perfección la visión que durante muchos siglos se tuvo de la infancia. Porque no fue hasta el siglo XVII (casi cuatrocientos años después de que se pintara ese cuadro) cuando se comenzó a ver a los niños y niñas cómo algo diferente a los adultos.

Hasta entonces, los vestían igual que ellos, comían los mismos alimentos y los ponían a trabajar prácticamente al tiempo en que echaban a andar. Evidentemente, no se podía esperar que se dedicaran a cubrir sus necesidades intelectuales y emocionales.

Porque no fue hasta el siglo XVII cuando se comenzó a ver a los niños y niñas cómo algo diferente a los adultos.

Salvo contadas excepciones, el único entretenimiento con el que contaban los pequeños era similar que el que hacía disfrutar a los adultos. Ellos acudían también a escuchar las historias orales que los juglares contaban, probablemente, sin entender ninguna palabra.

Las historias se empiezan a adaptar a los más pequeños

Pero, como se decía más arriba, entorno al 1.600 esto empieza a cambiar. Los narradores de esas historias orales comenzaban a adaptar las leyendas al público que tenían delante y es así como surgirán los primeros cuentos infantiles entendidos como tal. Encorsetados, por supuesto, en la moral social y religiosa de la época.

Así surgen cuentos como 'Caperucita Roja', 'La bella durmiente' o 'La Cenicienta'. Historias de las que Charles Perrault, en 1697, dejó constancia por escrito en el recopilatorio 'Los cuentos de mamá Oca', el primer recopilatorio de cuentos impreso del que se tiene constancia.

Aunque el concepto de la infancia contemporáneo nada tiene que ver con el que se tenía cuando el francés publicó su gran obra, esos mismos cuentos se han estado contando hasta hace muy poco. Sin cuestionar lo que contaban. Sin que nadie pareciera darse cuenta que las cosas habían cambiado.

Historias reales que sí pueden comprender

Pero, por fortuna, desde hace unos años se ha comenzado a reivindicar la literatura infantil como un género en sí mismo, lo que ha hecho aflorar una cantidad de álbumes ilustrados con temáticas muy distintas a las que estábamos acostumbrados.

Lo primero porque los cuentos ahora se escriben para ellos y para ellas, y las historias que cuentan son las que los rodean y les preocupan: el amigo nuevo que llega al cole y no conoce el idioma, la amiguita que tiene dos mamás o un bicho llamado coronavirus que los obligó a encerrarse mucho tiempo en casa y llevar mascarilla.

Gracias a su lenguaje y a las ilustraciones, los álbumes ilustrados infantiles pueden ayudarles a entenderlo por lo que se han convertido en un instrumento indispensable para educadores y padres. Y para estos últimos también hay libros concretos como, por ejemplo, '¡Ten cuidado, Bruno!' (NubeOcho, 2022), una publicación ilustrada que habla de los papás helicópteros, esos que tienen la costumbre de estar siempre pendiente de sus hijos.

Y, aunque los cuentos tradicionales se seguirán contando, los niños y las niñas encontrarán también a una Cenicienta que no quiere casarse con nadie, a un lobo que tiene miedo, a una Rapunzel cuyo mayor deseo es cortarse el pelo o a un príncipe que se enamora de otro príncipe, como os contamos en el vídeo siguiente.

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