Las grupis del indie español de los 2000: una historia silenciada de machismo y excesos
En 'La entusiasta' (Dosmanos, 2021), Gala de Meira cuenta la historia de una fanática de la música indie de los primeros 2000 que vive un mundo de excesos marcado por el machismo socialmente justificado tras la adoración a los artistas.
Hoy contamos con dispositivos móviles que nos permiten registrar todo lo que vivimos. Así podemos hacernos con un interminable archivo digital de nuestras experiencias. Aunque ese material en nuestros bolsillos no tendría gran valor, lo que queremos es compartirlo en tiempo real e ir gestando esa identidad, con frecuencia adulterada, que nos servirá para presentarnos al mundo.
El fin de lo unidireccional
Pero los smartphones y las redes sociales no han traído solo eso, también han servido para romper la unidireccionalidad. Donde antes solo se escuchaba a quienes tenían el altavoz de los medios o un micrófono delante por ser artistas de éxito, ahora encontramos multitud de voces, cientos, miles, millones de voces que pueden expresarse libremente.
Esas voces emiten opiniones y también relatan vivencias o denuncian, incluso, abusos e injusticias. La suma de estas voces ha dado lugar a movimientos como el Me Too y han hecho que las cosas cambien para siempre.
"Que el músico equis se fuese con la fan de 17 años completamente borracha y dices ¡qué normal! pues igual no es tan normal"
'La entusiasta' es una novela que habla de un mundo previo a esta transformación. Un mundo en el "que el músico equis a la salida del concierto se fuese con la fan de 17 años completamente borracha y no la volviera a llamar y dices ¡qué normal! pues, si miras bien, igual no es tan normal. El testimonio de esas chicas, además, quedaba socialmente silenciado", cuenta su autora, Gala de Meira (seudónimo de Cristina V. Miranda).
Esta es una historia de rock, del que se vivía en la escena indie española de la primera década de los años 2000.
La historia de una grupi de los 2000
Esta es la historia de una grupi sin nombre, como lo eran todas, que vivía cosas turbias y oscuras que quedaban silenciadas por un entorno que las entendía como normales.
Al albor de festivales como el Primavera Sound, el FIB u otros menos populares como el Easy Pop Weekend, esta joven irá vertebrando un camino hacia la madurez que la llevará a bares de Malasaña como el Nasti o la Sala Siroco para tratar de crear esa identidad que hoy muchos buscan en Tik Tok e Instagram.
La cocaína y los porros pronto aparecerán en escena para acompañar al alcohol en su búsqueda desesperada por volver a sentirse viva tras la traumática pérdida de su hermano mayor. Curiosamente, las cosas con las que cree resucitar la acabarán llevando a las tinieblas más profundas de su propia existencia.
Feministas por obligación
Para Cristina V. Miranda, la ola de feminismo a la que se han ido sumando recientemente el grueso de los grupos españoles está cargada de oportunismo: "Me hace mucha gracia que muchas bandas vayan ahora de adalides del feminismo cuando esta reflexión no se ha hecho y simplemente es un poco subirse al carro".