La noche que sacaron a Raffaella Carrà de marcha por Chueca (y otras anécdotas de su paso por Madrid)
Raffaella Carrà adoraba España tanto como los españoles a ella. En Madrid, ciudad en la que llegó a vivir, dejó un puñado de historias que nos cuenta ahora Pedro Ángel Sánchez, autor de Nada es eterno salvo la Carrà.
Que poco después de morir Raffaella Carrà el Ayuntamiento de Madrid anunciara que se le dedicaría una plaza, lejos de ser un oportunismo, fue el broche que ponía fin a una longeva relación de amor entre la italiana y la capital española.
Primera parada: Estudios de Prado del Rey
La italiana comenzó siendo una niña su carrera como actriz y bailarina. Con varias películas en su currículum, fue llamada, como tantas otras, por Hollywood. Allí llegó a protagonizar junto a Frank Sinatra El coronel Von Ryan y firmó un contrato de cinco años con la 20th Century, contrato que rompió cuando descubrió los entresijos de la industria y las gentes que la habitaban.
Los especiales de TVE fueron un éxito y la artista acabó siendo tan nuestra como suya
Aparcada casi por completo su carrera como actriz, se dedicó de lleno a su faceta como presentadora de televisión y cantante. Ya era una mujer conocida en Italia cuando el productor español José Luis Gil, ejecutivo de la mítica CBS, escuchó Rumore, incluida en el álbum 'Felicità tà tà' e intuyó bien que había un filón en esa mujer cuya música no se parecía en nada a lo que hacían los italianos de la época.
Y no se equivocó.
En Televisión Española iba a protagonizar un especial, que tardó en rodarse debido a su conocido perfeccionismo, y que al final se convirtieron en cuatro especiales. Algo que, según nos cuenta Pedro Ángel Sánchez, autor de la biografía Nada es eterno salvo la Carrà , "no sentó muy bien a las folclóricas de la época, que la vieron como una intrusa".
Los especiales fueron un éxito y Raffaella Carrà acabó siendo tan nuestra como suya.
Segunda parada: Chueca
Que la Carrà fuera un icono gay no parece que sea algo que haya que explicar. No solo es que suya fuera la primera canción sobre el amor gay, 'Luca', es que en su repertorio entero encontramos referencias a la libertad de amar, de ser, de elegir y a la sexualidad.
También fue pionera en cantarle a la masturbación femenina ('53 53 456' no era solo un teléfono al que llamar), y si hay un refrán que mejor resuma la temática de sus letras es "un clavo saca otro clavo". Ella nunca lloraba si la dejaban o le ponían los cuernos (en las canciones) porque siempre tenía otro amante en la recámara. Y eso a veces le trajo problemas con el Vaticano.
Concienciada en la lucha contra el VIH, en los 90 condujo alguna gala en apoyo en la lucha contra el virus y en apoyo a quienes vivían con él. Y eso no lo hacían todos.
Así que una noche, al acabar la grabación de uno de sus míticos Hola, Raffaella, el ahora director de cine Juan Luis Iborra, entonces guionista de su programa, junto a otros miembros del equipo, como la actriz Loles León, invitaron a la cantante a acompañarlos al Why Not, un local del barrio de Chueca que lleva abierto desde 1993 y en el que entonces pinchaban cada día canciones suyas. Se cogieron una furgoneta y allá que se fueron.
Recordar que Chueca hoy no es lo que era entonces. Chueca nació como un barrio LGTB escondido de una ciudad y una sociedad que ya les daba la espalda antes y que con la crisis del SIDA se acentuó. Como ha ocurrido en otras ciudades, los primeros bares de ambiente de Chueca se abrieron en torno a la boca de Metro, en una pequeña plaza en mitad de un barrio abandonado por la administración, envejecido, sucio y al que solo se atrevían a pasar drogodependientes, sus camellos y algún ratero que esperaba sacar algo de allí. Escondidos en aquella equina de Madrid, muchas personas LGTB encontraron la libertad que no podían disfrutar en "el Madrid civilizado".
Poco a poco la plaza se fue quedando pequeña y en las calles adyacentes fueron abriendo más bares a medida que allí se mudaban quienes revitalizaron el barrio. Y en estas, llegó Raffaella Carrà. Cuentan que aquella noche el DJ no se atrevió a pinchar sus canciones y nadie molestó a la cantante, que pudo disfrutar como una más.
Tercera parada: Plaza de Raffaella Carrà
Y el 5 de julio de 2021 un cáncer de pulmón -quienes la conocían se asombraban de lo mucho que fumaba- se la llevó. Tenía 78 años y había pasado media vida yendo y viniendo de Roma a Madrid, donde en el Hotel Eurobuilding se construyó un apartamento.
Feminista, comunista, defensora de los derechos de las personas LGTB
Feminista, comunista, defensora de los derechos de las personas LGTB, respetuosa con las creencias de los demás y bastante futbolera, el Ayuntamiento de Madrid acordó homenajear a su madrileña de adopción más ilustre con una plaza cerca de Chueca. A petición de Más Madrid, la propuesta fue apoyada por PP, PSOE y Ciudadanos y el lugar acordado, un pequeño enclave en la calle Fuencarral que hasta entonces era conocido como "La plaza del olivo".
Y así, con una placa con su retrato se confirma aquello que decían los italianos de que "nada es eterno salvo la Carrà".