La onda expansiva de Unabomber: el profesor universitario que dejó todo para ser terrorista

Ted Kaczynski se recluyó en los bosques de Montana para preparar los atentados con los que mantuvo en jaque a la CIA durante dos décadas. Ahora podemos leer por primera vez sus escritos.

 |   | 12/12/2025

Entre mayo de 1978 y abril de 1995, Theodore Kacynski se convirtió en Unabomber. Cometió 16 atentados con bombas simuladas en paquetes postales. Los artefactos se enviaron a empresas, oficinas o vuelos comerciales. Provocó tres muertes y más de una veintena de heridos en casi dos décadas de actividad. Y la pregunta lógica sigue siendo, ¿por qué lo hizo?

Este profesor universitario, ingresó en Harvard con 16 años y a los 25 ya era profesor adjunto de la universidad californiana de Berkeley. A pesar de encontrarse en el epicentro de la vida contracultural estadounidense y de la cuna del movimiento hippie, Kacynski pasó sin pena ni gloria por la institución. Sus dotes para las matemáticas le convirtieron en una suerte de genio, pero evitó a toda costa relacionarse con muchos de sus compañeros.

Desde una cabaña remota

Theodore lo dejó todo para adentrarse en los bosques de Montana y vivir, sin luz eléctrica ni agua corriente, en un cobertizo donde pasó los veinte años siguientes. Compaginó en ese tiempo trabajos de todo tipo con la escritura y la manufacturación de artefactos explosivos. Disimulados en cajas y paquetes postales, sus objetivos fueron oficinas, universidades e individuos que participaban de lo que, a ojos del exprofesor, era la punta de lanza de la destrucción del mundo: la industria tecnológica.

Kacynski era esquivo y meticuloso. Nadie, ni siquiera su familia, sabía lo que ocurría en el interior de la cabaña

Un millón de dólares y un retrato robot fueron las únicas herramientas que el FBI y la CIA pudieron manejar para tratar de atraparle. Kacynski era esquivo y meticuloso. Nadie, ni siquiera su familia —con quienes mantuvo una relación ambivalente y cada vez más distante—, sabía lo que ocurría en el interior de la cabaña.

A mediados de los años 90, Unabomber le ofreció a The Washington Post cesar los ataques a cambio de que su manifiesto de 30.000 palabras fuese publicado en el diario. Casi un millón de copias fueron distribuidas, lo que le convirtió en uno de los autores de ensayo político más leídos de la década.

Su hermano reconoció en aquel texto la silueta de Ted, le delató a la policía y el resto es historia. Kacynski fue detenido y su cabaña puesta patas arriba. Encontraron artefactos, material explosivo y cientos de documentos relativos a los ataques. Algunos de esos documentos son los que la editorial Errata Naturae nos ofrece ahora, por primera vez en castellano.

Heil Unabomber

El 1 de diciembre de este mismo año, la Policía Nacional desarticuló a una "banda aceleracionista", un eufemismo de la ultraderecha que trataba de realizar ataques terroristas en nuestro país. De entre la parafernalia nazi, copias del Mein Kampf, armas y demás juguetitos de mentes estrechas y rapadas, sorprendió ver la efigie de Kacynski en una camiseta adornada con un lema supremacista.

Manuel Gazapo Lapayese es doctor en Relaciones Internacionales y experto en terrorismo. Avisa de que esta amenaza de la ultraderecha no es nueva y ha existido siempre: "Esta amenaza estaba asentada ya en nuestro país. Diría que había sido eclipsada por el terrorismo islámico y ahora es más patente".

El terrorismo de ultraderecha ya existía en nuestro país, aunque estaba eclipsado por el yihadismo

Gazapo define un ecosistema motivado por el ascenso de grupos políticos afines en todas las democracias de Occidente. "Tienen una mayor facilidad que hace años para tejer redes, conseguir financiación y atraer a nuevos miembros", apunta sobre las verdaderas razones de que nos enfrentemos ahora a este tipo de terrorismo.

Sobre la publicación de textos como el de Unabomber, recalca que se trata de una "bomba de relojería" todo lo que gira en torno a este tipo de figuras. "No solo se las ensalza, también se las romantiza", explica. Y añade que a su parecer se trata de una "trampa al solitario", en la que las democracias modernas, en peligro por la polarización, pueden acabar encontrándose con la horma de su zapato con la proliferación de este tipo de textos.

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