Del primer gran prostíbulo de Madrid a la iglesia convertida en museo de los horrores: la geografía secreta de la capital

En De fuego cercada, Servando Rocha hace un curioso recorrido por Madrid desde el siglo XVI al 15M.

 |   | 20/12/2024

El escritor Servando Rocha se abre camino entre las masas que empiezan a hacer cola para la Navidad en pleno centro. Porta consigo, de forma disimulada, una potente máquina de rayos x que le permite ver mucho más allá de lo que una simple mirada podría desvelar. Una técnica que ha desplegado a lo largo y ancho de De fuego cercada, su último libro.

A partir de la historia de un oftalmólogo desaparecido a principios del siglo XX, el autor se lanzó a la búsqueda de sus últimos pasos. Un recorrido que realiza observando a través de las paredes y los siglos y que permitió a su autor contar una historia, alternativa y secreta que se esconde en el subsuelo, en la roca y en las alturas de la capital.

Un puerto del Sol

"Este es el gran amplificador de lo que ocurre en la ciudad", explica a propósito de una Puerta del Sol que en el siglo XVI se convirtió en el principal prostíbulo de la ciudad. En aquella época, sus edificios estaban fuera de las murallas, en un arrabal oscuro que en los años siguientes se convirtió en el centro de la política nacional.

Aquí se proclamó la República, se vivieron grandes magnicidios como el de Canalejas, el pueblo de Madrid resistió el asedio de tres años por parte de las tropas fascistas y hace unas pocas décadas se llenó de tiendas de campaña durante el 15M. "Sigue teniendo esa impronta de puerto dentro de la ciudad, de lugar de llegada y de bullicio", explica Rocha mientras nos consume la marea humana en plena marejada navideña.

En este mismo lugar durante los años de republicanismo se localizaban la mayoría de manifestaciones populares. En De fuego cercada, el escritor recorre sus cambios, así como el olvido y la desaparición, entre otras, de sus torres de señales o telégrafos ópticos, usadas antes de la invención del teléfono como medio de comunicación entre grandes distancias mediante señales visuales. "Existía incluso un repique de campanas concreto para alertar de los incendios", explica el autor.

Un museo de los horrores

Continuamos nuestra visita hacia la Iglesia del Carmen. El sol que se cuela desde las calles aledañas mientras despunta el mediodía, deja entrever en la roca una calavera que indica el lugar en el que en 1936 afloraron los muertos desde el interior del templo. "En los primeros días de la Guerra Civil, unos falsos milicianos de la CNT entraron y exhumaron cientos de huesos de adultos, pero también de niños y bebés", explica.

Ni cortos ni perezosos, colocaron una mesa en la entrada para cobrar a quienes deseaban ver la colección. Sus protagonistas se fotografiaron con los restos del sepelio esparcidos por el suelo. Una imagen que dio la vuelta al mundo y que provocó su encarcelación a las pocas semanas de que fuese publicada.

Flechas olvidadas

"Gran Vía se convirtió en un gran templo dedicado al paganismo", comenta el autor mientras observa a sus pies los minúsculos paseantes que recorren sus aceras. Si a pie de calle se suceden las iglesias, templetes e imágenes bíblicas, el gran proyecto de ampliación de Gran Vía fue dedicado a una modernidad inspirada en los dioses grecorromanos, y a imagen y semejanza de las fortunas que en ella se alojaron.

Detrás del escritor se alza la imponente figura de un fénix. El animal mitológico se alza ignorando las flechas que la diosa Diana lanza desde la fachada de enfrente. Sobre la acerca podemos observar, con la atención requerida de nuestra máquina de rayos x, los restos de aquella batalla en las alturas.

Un turista se acerca al escritor para preguntarle qué fotografía exactamente. Ajusta los ojos y su aparato de ratos x y cuando vuelve a mirar se descubren ante él las dos figuras de las flechas inscritas sobre el pavimento, la sorpresa es mayúscula. A medida que avanzamos la máquina se vuelve más útil.

Restos en los muros

Nos detenemos frente a una pared de piedra. La parte inferior del sillar está partida, una herida antigua y redondeada por el tiempo y las personas que pasan a diario sin advertir lo que esconden. Con el ángulo adecuado descubrimos grafitis olvidados entre 1934 y 1936, pertenecientes a las principales organizaciones y sindicatos de la época. Rocha empieza a enumerar mientras acaricia la superficie y sobre ella empiezan a descubrirse signos y letras: "FAI, Socorro Rojo Internacional, una hoz y un martillo...".

La ventana bajo la que descansan pertenece a la Real Hermandad del Refugio, uno de los edificios más antiguos de la Villa. Hace siglos, de su interior salía una comitiva todas las noches que repartía entre los más pobres pan y huevo. "La gente les lanzaba limosnas envueltas en papel, lo hacían arder para que supiesen dónde había caído", comenta el escritor.

Un libro con rayos X

Por supuesto, no hay tecnología oculta de visión y los detalles que hemos podido ver solo se han hecho visibles a través de la historia y de la memoria. Servando Rocha lleva dedicando grandes esfuerzos a esta tarea desde hace años. La culminación de muchas de estas obsesiones, al menos de las que responden a Madrid, están en De fuego cercada.

Si quieren recorrerla a través de barrios, edificios y costumbres ya desaparecidas, no podemos dejar de recomendarle a este autor. Pero, les advertimos que una vez que empiecen a caminar con él, será muy difícil volver a ver la ciudad de la misma forma.