'El guardián entre el centeno'

De Salinger a Laforet: escritores que dejaron de crear acosados por la crítica y el éxito

J.D. Salinger, autor de 'El Guardián entre el centeno' (Alianza editorial, 1951), levantó un muro en su casa para pratogerse de los fotógrafos. Como él, son muchos los escritores que intentaron refugiarse acosados por la crítica y el éxito.

Rubén Montes | Madrid
| 13/05/2020

El mundo entero conoce sus obras, pero poco se sabe de ellos: son escritores celosos de su intimidad que huyeron del éxito de sus libros. Dicen que Salinger se pasó diez años escribiendo 'El guardián entre el centeno' (Alianza editorial, 1951) y el resto de su vida arrepintiéndose, hasta el punto de levantar un muro en su casa para protegerse de los fotógrafos. Como Salinger, Thomas Pynchon, que nunca enseña su rostro, ni siquiera en un cameo en Los Simpson.

Ganó un premio Pulitzer y saltó a la fama, pero con los años Jhumpa Lahiri ha preferido apartarse, a pesar de las críticas. "Lo acepté y después... lo dejé a un lado para decir 'vale, sigamos adelante'". Ahora tiene, dice, una "nueva identidad literaria", vive en Roma y escribe sólo en italiano, alejada del mercado anglófono: "(Quería) desligarme de ese mundo económico, de hacer una promoción mundial para vender miles de copias... ya no me interesa".

Tras escribir Pedro Páramo, Juan Rulfo entró en un ese silencio literario, recogió el Príncipe de Asturias resguardado tras sus gafas de sol. Huidiza, aquí en nuestra país Carmen Laforet, esa mujer en fuga que escapó de la 'Nada' (Austral, 1945). 23 años, ganadora del Premio Nadal y acosada por las editoriales.

"Desde el primer momento le piden una continuación de 'Nada', le ofrecen páginas de opinión en los periódicos. Hasta el punto de que ella habla de su grafofobia, solo un bolígrafo y ponerse a escribir, inmediatamente después siente el rechazo", explica Anna Caballé , biógrafa de Carmen Laforet.

Rulfo, Laforet o Lahiri y el miedo a seguir tras el éxito. 'Nada' es lo que habrían querido que se publicara sobre ellos. Nada de esa personalidad esquiva que les ha vuelto mundial e irremediablemente famosos.