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"Hace referencia a un rasgo de personalidad"

¿Cómo son y qué características tienen las personas con alta sensibilidad (PAS)? "No, no es un ningún trastorno psicológico"

Es un término que hemos escuchado mucho en los últimos tiempos, pero es importante tener en cuenta que "se trata de un rasgo de personalidad, no hace referencia a un trastorno". Dos expertas en psicología nos lo explican.

Mucho se ha hablado de este término psicológico a lo largo de los últimos años: personal altamente sensibleso personas con alta sensibilidad (PAS, por sus siglas en ingles Highly Sensitive Person) lo que es lo mismo, personas con una sensibilidad por encima de lo normal ante determinados estímulos. ¿Pero qué es exactamente esto? ¿Podríamos ser nosotros/as personas con altamente sensibles? ¿Qué tiene que ver este rasgo de personalidad en nuestra salud mental y psicológica?

Antes de nada, lo más importante que debemos saber al respecto es que este término de personas altamente sensibles, "se trata de un rasgo de personalidad que no hace referencia a un trastorno", afirma a laSexta.com Laura Palomares, directora del centro Avance Psicólogos.

Dicho ante, las personas altamente sensibles son aquellas que "muestran una elevada sensibilidad a la hora de percibir y procesar los estímulos. Aunque todavía quedan estudios por hacer y puede alcanzarse aún un mayor conocimiento sobre este rasgo de personalidad, pruebas de imagen han mostrado una mayor activación de áreas relacionadas con las percepción y la empatía y poder tenerlo en cuenta es siempre valioso", explica la psicóloga.

El término de 'personas altamente sensibles' se refiere a un rasgo de personalidad no a un trastorno, sino sencillamente a una manera de percibir y procesar la información, que resulta ser afinada y muy sensible a los estímulos

Laura Palomares, psicóloga

Ahora bien- continúa- "es cierto que a menudo se ha abusado del término y se usa sin evaluarlo en profundidad. En cambio, otros rasgos de personalidad más conocidos y estudiados como son la extroversión o introversión, el de la mayor o menor apertura a la experiencia, la flexibilidad, etc., dan también una información muy útil a la hora de entendernos sin juicio y aprender a conocernos, todo esto siempre y cuando no caigamos en clasificaciones que lo expliquen absolutamente todo y nos etiqueten de manera rígida".

Por lo que, tal como explica Palomares, "las personas con una alta sensibilidad manifiestan una elevada capacidad para empatizar y entender los estados emocionales de los demás; una mayor profundización en el procesamiento de la información, lo que favorece la reflexión; se saturan ante el exceso de estimulación, ya sea auditiva, visual o cinestésica; y muestran una elevada capacidad de observación, intuición y creatividad".

Por otro lado, es importante entender que "esta sensibilidad extrema no es necesariamente una característica permanente de su personalidad, sino más bien un síntoma de una herida emocional no resuelta. Es esencial trabajar en esta sensibilidad para alcanzar una salud emocional óptima", refiere por su parte María Padilla, psicóloga y directora de Capital Psicólogos.

Y es que, "la sensibilidad en sí misma puede ser una cualidad maravillosa cuando se encuentra en equilibrio y se acompaña de una regulación emocional adecuada. Sin embargo, cuando esta sensibilidad se vuelve desproporcionada en relación con el contexto en el que se presenta, puede causar un sufrimiento innecesario. Es fundamental aprender a canalizar esta sensibilidad hacia una dirección más saludable y constructiva", aclara la especialista.

¿Cuáles son los "síntomas" de las personas altamente sensibles?

Por regla general y con todo lo comentado hasta ahora, podemos definir a las personas altamente sensibles como "individuos que exhiben una mayor sensibilidad emocional y una respuesta más intensa a los estímulos ambientales en comparación con la mayoría de las personas. Y esta sensibilidad se manifiesta en una mayor capacidad para percibir sutilezas emocionales, una profunda empatía y una mayor reactividad a los estímulos sensoriales, como sonidos fuertes, luces intensas o ambientes abrumadores", explica Padilla.

Así y desde una perspectiva psicológica, "la sensibilidad extrema puede ser atribuible a una combinación de factores de aprendizaje, ambientales y experiencias en la infancia", añade la psicóloga. Tanto es así que los estudios sugieren que "ciertos factores en edades tempranas, como el estilo de crianza o la exposición a ambientes invalidantes, pueden desempeñar un papel crucial en el desarrollo de la sensibilidad extrema".

Las personas altamente sensibles exhiben una mayor sensibilidad emocional y una respuesta más intensa a los estímulos ambientales en comparación con el resto

María Padilla, psicóloga

Por otro parte, añade Padilla, otros factores de riesgo pueden incluir los siguientes aspectos o experiencias: antecedentes de trauma emocional o físico en la infancia o en etapas posteriores de la vida, experiencias de abandono o negligencia, así como modelos de apego inseguros con figuras parentales o cuidadores.

"Los patrones educativos autoritarios o sobreprotectores también pueden contribuir al desarrollo de la sensibilidad extrema al generar un ambiente emocionalmente inseguro o no potenciado de la autoestima", apunta.

¿Es necesario hacer terapia?

Como en cualquier situación, si el problema afecta a tu vida diaria, entonces será recomendable buscar ayuda profesional. Así y tal como sostiene Padilla, "la decisión de buscar tratamiento terapéutico para la alta sensibilidad depende de varios factores, incluido el impacto que tenga en la vida diaria de la persona y su capacidad para funcionar de manera saludable en diversas situaciones".

"Cuando la alta sensibilidad interfiere significativamente con el bienestar emocional, las relaciones interpersonales, el desempeño académico o laboral, o la calidad de vida en general, puede ser apropiado considerar la terapia como una opción para abordar estos desafíos", explica.

Igualmente y como afirma Palomares, "al no tratarse de un trastorno no requiere tratamiento como tal, si bien puede ser necesario atender a determinados aspectos relacionados con su gestión, cuando esa mayor sensibilidad limita o desborda de alguna manera, generando algún tipo de malestar".

Es por ello que en definitiva, la terapia puede ser beneficiosa, "al proporcionar un espacio seguro para explorar y comprender mejor sus experiencias emocionales, aprender estrategias efectivas de afrontamiento y regulación emocional, y desarrollar habilidades para gestionar de manera más efectiva el estrés y la sobreestimulación", indica Padilla.

Pero siempre la decisión ha de basarse en las necesidades de cada persona, sobre todo en el malestar experimentado: "Cuando la alta sensibilidad se convierte en un obstáculo significativo para el bienestar y la calidad de vida, la terapia puede ser una herramienta valiosa para promover el crecimiento personal, la resiliencia emocional y el bienestar general", finaliza Padilla.

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