Vuelta al cole
Cristina Ortega, pediatra: "Los padres con niños alérgicos a los alimentos deben estar atentos al comprar el material escolar"
El motivo: algunos productos pueden contener derivados de estos alérgenos, explica a laSexta la doctora. Por ello, aconseja revisar los componentes de dicho material, al igual que con el etiquetado de los alimentos en el súper.
Un 25% de la población infantil, en general, padece en general algún tipo de enfermedad alérgica en España y en particular, hasta un 10% de los niños sufre alguna alergia alimentaria. Por ello y ahora que empieza de nuevo la vuelta al cole, es importante que las familias que tienen niños con alergia a alimentos tengan cuando vayan a comprar el material escolar: algunos de los productos pueden contener algunos derivados de alérgenos alimentarios.
"Entre los más frecuentes destacan la proteína de leche de vaca, la lactosa, el huevo pero también podemos encontrar alergenos ocultos como cacahuete u otros frutos secos, cereales como el trigo, gluten, sésamo, legumbres, sulfitos, pescados o crustáceos", explica a laSexta.com la Dra. Cristina Ortega Casanueva, pediatra y alergóloga de la clínica Senda (Madrid) y miembro de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP).
Es por ello que tal como aconseja la doctora, "los padres con niños alérgicos a los alimentos deben estar atentos cuando compren el material escolar, pues algunos productos contienen derivados alérgenos alimentarios. Así, es recomendable que antes de comprar el material escolar revisen los componentes al igual que hacen con el etiquetado de los alimentos cuando van al supermercado".
Alérgenos ocultos en el material escolar
Y nos preguntamos, ¿leche en el material escolar? "Sí, la respuesta es sí. La caseína, una proteína presente en la leche de vaca, es uno de los componentes de las tizas que se usan para escribir en la pizarra. Hay ceras que contienen grasa de cerdo, y témperas que contienen soja, legumbres e incluso sirope de cereales", explica Ortega.
También, algunos rotuladores o pinturas de color rojo, tienen como alérgeno oculto el colorante E120. "Ese colorante llamado carmín, ácido carmínico o extracto de cochinilla se obtiene por trituración de los cuerpos desecados de las hembras del escarabajo Dactylopius Coccus", añade la alergóloga.
En general y según expone la SEICAP en una nota informativa, con motivo del inminente comienzo del curso escolar, "ceras, tizas, pasta para modelar y pegamentos, materiales de uso común en las aulas por parte de los niños, contienen en su fabricación, con mucha frecuencia, gluten, frutos secos, soja o proteína de la leche. El contacto, la inhalación o la ingestión accidental de estos productos hace peligrar la seguridad y la vida de los niños con enfermedades alérgicas, asma o inmunodeficiencias primarias (IDP) en la escuela".
Así, y ante la presencia de alérgenos alimentarios ocultos en el material escolar, esta entidad recomienda "buscar alternativas para los trabajos manuales con los artículos implicados, reemplazarlos por otros y repasar por parte del profesorado el listado de objetos que pueden contener estos ingredientes". Es importante, apunta la doctora Ortega, "dar visibilidad e información sobre los alergenos ocultos en el material escolar implica un entorno escolar seguro".
Cómo prevenir una alergia alimentaria
"La alergia alimentaria más frecuente en el lactante y en el niño pequeño es la alergia a proteína de leche de vaca (APLV). Se inicia generalmente durante el primer año de vida y afecta a un 2% de los niños menores de 4 años", explica la doctora Ortega. Otras alergias alimentarias frecuentes en pediatría son la alergia al huevo, al pescado, a los frutos secos y a las frutas.
Normalmente, y para prevenir la recomendación que se da desde la SEICAP, es la de la "introducción precoz de los alimentos con tomas frecuentes, es decir, una vez se haya iniciado en la dieta la ingesta de un alimento nuevo, darlo frecuentemente y no solo en tomas ocasionales", explica la pediatra.
De este modo, por ejemplo, en los niños entre 4 y 6 meses, aconsejamos mantener la lactancia materna todo el tiempo que sea posible y los nuevos alimentos introducirlos molidos, ya sea en leche, cremas o purés. "En ningún caso se debe demorar la introducción de la alimentación, especialmente en niños con alergias alimentarias. Es necesario incorporar el resto de los nutrientes sin temor.
Por otro lado, debemos destacar también que "la prevención se puede hacer de forma prenatal", afirma. Esto es, "las mujeres embarazadas deben tener una dieta variada. Durante el periodo de lactancia también es aconsejable seguir una dieta diversificada salvo necesidades concretas de la madre de seguir una dieta particular por otras razones".
Cuándo sospechar de una alergia alimentaria en un niño/a
Cuando el niño es pequeño, algunos de los signos que pueden indicarnos que pueden tener una alergia alimentaria es si llora, si está irritable y/o rechaza el alimento o el biberón, en el caso de la leche, sin presentar otras manifestaciones.
En otros casos, añade la doctora Ortega, tras la ingesta del alimento en cuestión, "pueden presentar de forma más o menos inmediata lesiones habonosas (ronchas) alrededor de la boca o en otras zonas del cuerpo (cuello, tórax, abdomen, extremidades superiores y/o inferiores), angioedema (inflamación) de los labios o de los párpados, dificultad para tragar, náuseas, vómitos, tos, dificultad respiratoria…".
Y en el caso de que el inicio de los síntomas sean más tardíos (a las 2 horas o incluso varios días tras la ingesta) y clínica presentada sea digestiva (vómitos, dolor abdominal, deposiciones con hilillos de sangre…), también se debe consultar al pediatra, pues podemos estar ante una alergia no mediada por Ig E.
Por último, es importante recordar que la anafilaxia es la reacción alérgica más grave, es de instauración rápida y puede ser mortal, explica la doctora. "Tras la ingesta del alimento se desencadenan rápidamente síntomas cutáneos (urticaria, angioedema), digestivos (vómitos, dolor abdominal, diarrea), respiratorios (tos, dificultad respiratoria), cardiovasculares (hipotensión) y neurológicos (temblores, convulsión, pérdida del conocimiento). En los lactantes más pequeños puede pasar más desapercibida y presentar 'solamente' palidez e hipotonía".
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Es importante que ante cualquier sospecha o duda de si el niño tiene una alergia a los alimentos, "consultemos al pediatra alergólogo", concluye la doctora.