11 DE JUNIO, DÍA MUNDIAL DEL CÁNCER DE PRÓSTATA

La grasa acumulada en ciertas partes del cuerpo aumenta el riesgo de sufrir cáncer de próstata

La obesidad, así como distintos depósitos de grasa en muslos y abdomen, están relacionados de manera directa con un aumento del riesgo de sufrir un cáncer de próstata mucho más agresivo y avanzado como adelanta un nuevo estudio para concienciar sobre este cáncer en el Día Mundial de esta enfermedad.

Ciencia ciudadana para prevenir la obesidad | Sinc

Con motivo del Día Mundial del Cáncer de Próstata, un equipo de investigadores ha publicado el primer estudio que relaciona un aumento en el riesgo de desarrollar esta enfermedad, con altos niveles de grasa en el cuerpo y con problemas de obesidad.

Este cáncer, uno de los más extendidos en todo el mundo, contó en 2018 con más de 30.000 nuevos diagnósticos solo en nuestro país. Hasta ahora, distintos expertos afirmaban que se producía una relación entre el aumento de personas que sufrían esta enfermedad, y el aumento en los niveles de obesidad de la población.

Un nuevo estudio ha demostrado que niveles más altos de lo normal en grasa abdominal y del muslo serían los principales responsables del aumento en el riesgo de sufrir cáncer de próstata. Esta investigación establece por tanto, que la distribución de la grasa en el cuerpo influye en las posibilidades de cáncer de próstata.

Por otra parte, después de analizar una muestra de 1.832 hombres islandeses durante un periodo de 132 años, en los que 172 desarrollaron cáncer de próstata, y 31 murieron a causa de la enfermedad, los investigadores asociaron también en riesgo de cáncer a la circunferencia de la cintura alta, además de a la grasa que rodea los órganos en la zona del abdomen y a la grasa subcutánea del muslo.

No obstante, como adelantaban los autores de esta investigación, “al estudiar por separado a hombres con un IMC (Índice de Masa Corporal) alto frente a los de un IMC bajo”, se observaba que “la asociación entre la grasa visceral y el cáncer de próstata avanzado y fatal fue más fuerte entre los hombres con un IMC más bajo”.

Si bien estos resultados se limitaron tan solo a esta parte de la muestra, todavía se precisan de nuevos estudios que continúen con esta investigación y analicen cómo la distribución de la grasa en el cuerpo, así como los cambios en estos depósitos pueden afectar al riesgo para la salud o al desarrollo de distintos tipos de cáncer.

Constantes y Vitales
  Madrid | 11/06/2019

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