El ictus también puede afectar a los niños
La mayoría de las veces en la que se habla de ictus se piesa que estos sólo tienen lugar en personas mayores, pero no es así. Aunque la incidencia es mayor en los adultos, los niños también tienen un riesgo elevado de padecerlo, una enfermedad cuyas secuelas podrían arrastrar durante el resto de sus vidas.
El ictus puede afectar a los niños. El neuropediatra del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, Pedro de Castro, aclara que no es que cada vez haya más ictus en los niños pequeños, sino que lo que sucede es que ahora se diagnostican mejor.
"Se pensaba que los niños no sufrían ictus, pero sí los tienen y, además, los sanitarios poco a poco se van concienciando de que pueden tenerlos", subraya. El ictus es un conjunto de enfermedades que afectan a los vasos sanguíneos que suministran sangre al cerebro por lo que un diagnóstico precoz es fundamental para iniciar cuánto antes un tratamiento y minimizar las posibles secuencias.
Sin embargo, advierte de que en la edad pediátrica, sobre todo en lo referente al ictus isquémico, es "más difícil" de diagnosticar porque las causas son "más numerosas" y el diagnóstico diferencial "más amplio", y por ello se suele pensar antes en otras causas más frecuentes y no en el ictus.
Por otro lado, lamenta que para su correcto diagnóstico se precisa de una confirmación neurorradiológica que, en ocasiones, es difícil de establecer en las primeras horas, y todo ello hace que se retrase el diagnóstico y el inicio del tratamiento.
En este contexto, De Castro precisa que las causas que provocan un ictus en un menor son distintas de las de las personas mayores. Los problemas que pueda padecer la madre les afectan. "En los niños cuando más incidencia hay es en el periodo neonatal, en el primer mes de vida. Las causas, además, se ven favorecidas por problemas de la madre, como la facilidad para la coagulación o enfermedades autoinmunes, aparte de que el embarazo en sí es un periodo que favorece que se hagan trombos", sostiene el experto.
En cuanto a los síntomas, estos suelen ser similares a los que se producen en un adulto: que deje de mover le brazo o una pierna así como que lo haga de forma brusca. Otro de los signos es que los niños, sobre todo pequeños, tengan convulsiones focales de un lado.
"Un ictus puede afectarles bastante. Entre el 60 y el 80% de niños con ictus tienen secuelas. En el adulto la esperanza de vida es menor, pero en el niño no pasa esto, tienen una esperanza de vida mayor y por tanto es vital detectarlo cuanto antes", resalta el especialista.
Por otro lado, el experto destaca que la incidencia de los ictus en niños es menor que entre los adultos y tienen lugar entre 2 y 13 casos por cada cien mil niños y año mientras que en adulto se sitúa entre los 150 y los 200 por cada cien mil personas adultas y año.
"Es importante, por tanto, el diagnóstico precoz, el concienciar a los sanitarios porque, de igual forma que sucede con los adultos, minimizar las secuelas es vital", agrega. Aquí menciona el 'Código ictus', un protocolo de actuación frente a este tipo de situaciones, que en el caso de los menores no existe todavía.