TODO ESTÁ EN BOURDIEU
La flojera de la épica cayetana
"Los rastros que quedan en Ferraz son los de integristas ultracatólicos que acuden en pequeños grupos a exorcizar a la policía porque consideran que son huestes luciferinas enviadas por el maligno para acabar con España como luz de dios..."
Ya se les ha acabado el fuelle. En cuanto han detenido a los 20 nazis que estaban acostumbrados a apalear gente se les han quitado las ganas de jugar a la kale borroka con la UIP. Ni una semana de dictadura represiva han aguantado y ya han vuelto a sus brunch, sus compras por el barrio de Salamanca y sus narices empolvadas en la noche madrileña. Los rastros que quedan en Ferraz son los de integristas ultracatólicos que acuden en pequeños grupos a exorcizar a la policía porque consideran que son huestes luciferinas enviadas por el maligno para acabar con España como luz de dios.
¿Cómo es posible este suceso? España estaba cruzando un Rubicón y los que la aman con pasión no iban a permitir esa degradación. La democracia se terminaba y los patriotas estaban dispuestos a derramar su sangre para defenderla de los felones. Aunque no es que les importara mucho la democracia a los que protestaban y clamaban para salir a la calle. Su vena inflamada en los gritos y sus columnas hacía prever que esta vez sí iban en serio, que ahora sí iban a quemar las calles protestando por aquello que conforma sus valores más profundos. Esta vez los rojos sí que iban a volver al papel que la gente de bien les tiene reservado.
"La épica democrática ha cambiado de bando. La vieja izquierda nos enseñó que el poder que no teme al pueblo se vuelve tiránico. Ojalá la resistencia sepa conjugar indignación y elegancia -lo mejor de unos y de otros- para conjurar tanto la violencia como a los cantautores, pleonasmo. Pero las libertades que no se ejercen se pierden. Así que todos a la calle. O a casa a llorar lo que no supimos defender". Esto no es un ejemplo inventado de épica de la resistencia Cayetana ante el golpe de Estado de Sánchez y el separatismo. Es un extracto de una columna real de Jorge Bustos en El Mundo cuando buscaba mantener los rescoldos encendidos de la algarabía pija. En solo 15 días la resistencia Boabdil ha muerto. Disuélvanse, de vuelta a los gin tonics y la prosa cipotuda.
Podríamos decir que Bustos tiene que estar llorando por las esquinas por haberse acabado el tardeo en Ferraz con el que pretendían parar la investidura y derrocar la satrapía socialista. Pero es mentira. Bustos no se cree nada de lo que escribe, lo hace solo para ganarse capital político entre capillitas, egresados del Ahuja y el fascioliberalismo que lee su periódico. Sabe que solo le tienen en cuenta personalidades límites que necesitan creerse la reserva espiritual de Occidente y que el resto solo leemos con conmiseración las barrabasadas engoladas que cada semana perpetra para usarlo como burla. Bustos pastorea a los suyos solo para engordar su cuenta corriente.
Ver a Jorge Bustos llamar a la rebelión con su chaqueta de tweed es algo que ya vi en Cataluña cuando los pijos convergentes alentaban las algaradas hasta que dieron cuenta que se les iba de las manos y les aparecía el miedo burgués al caos. Los disturbios en Urquinaona tras la sentencia del procés me pillaron en un programa especial de ETB en la que coincidí con Pilar Rahola y Toni Soler. Sus caras en la publicidad eran un poema, lo disfruté, era divertido. Pude respirar ese temor de la burguesía catalana ante los recuerdos de la rosa de fuego, porque una cosa es llamar a la violencia y otra que esa violencia se desate y empiece a poner en cuestión el orden que les garantiza sus vidas henchidas de privilegios. Que España nos oprime, pero en verano hay que seguir yendo a Cadaqués a disfrutar de la casa con piscina. En Madrid y en Barcelona el dinero tiene los mismos miedos.
La muerte de la democracia y la llegada de la dictadura sanchista solo era un trampantojo usado por los de siempre para seguir expoliando lo público. Mientras Ayuso, con su trilerismo habitual, nos entretenía con discursos histriónicos, su gusto por la fruta, y la queja porque no la invitaran a la inauguración del AVE de León a Asturias, repito, porque no es un error, de León a Asturias, modificaba con una ley Ómnibus la legislación española para recuperar la posibilidad de crear el estatuto del expresidente y de ponerse a sí misma un salario vitalicio para cuando deje la presidencia de la comunidad de la Madrid. Son solo negocios, siempre lo han sido.