TODO ESTÁ EN BOURDIEU

El fútbol español como propagandista de un régimen criminal

"Porque sí, eso también es fútbol. El contexto en el que se desarrolla el fútbol, las consecuencias que se derivan de su ejercicio, el poder que otorga, su capacidad propagandística"...

En junio de 1944 tras la deportación de judíos daneses al campo de Theresiendstadt hubo una protesta formal y los nazis permitieron a miembros de la Cruz Roja visitar el campo de concentración para que vieran que los presos eran tratados con humanidad. Durante la visita cesaron las deportaciones a campos de exterminio y se remozó el campo para que los miembros de la organización humanitaria salieran de Terezin con una buena impresión.

Las autoridades nazis prepararon todo con esmero para la visita. Entre el 16 y el 18 de mayo deportaron a Auschwitz a más de 7.000 internos para que la superpoblación no estropeara el aspecto propagandístico del evento. Las autoridades del campo involucraron al consejo judío para un programa de embellecimiento. Se pintaron los barracones, se crearon negocios y y se acondicionó de tal forma que pareciera un pueblo en vez de un campo de concentración. El 23 de junio de 1944 tres delegados de la Cruz Roja acompañaron al comandante del campo Karl Rahm a realizar la visita. El embellicimiento incluía la creación de una panadería que embriagó el ambiente de olor a pan recién hecho, algunos internos jugaban al fútbol e incluso se escenificó la ópera 'Bruninda'.

La acción propagandística que usó como tontos útiles a los miembros de la Cruz Roja incluía una película llamada: 'Theresienstadt. El Führer da una ciudad a los judíos'. La imagen que trascendía era muy diferente a la verdad. El nazismo enseñaba lo que quería enseñar para que pareciera algo muy diferente a lo que de verdad ocurría. Las cámaras se apagaron, los miembros de la Cruz Roja se fueron y los nazis siguieron deportando a los judíos de Theresiendstadt a Auschwitz para su exterminio.

La Real Federación Español de Fútbol es algo más que los tontos útiles que el régimen saudí utiliza para lavar su imagen. Cobran por hacerlo. Están a sueldo del petróleo de Riad para transmitir al mundo una imagen de apertura que dista mucho de ser real. Una nota de prensa de la organización de Luis Rubiales no ha dejado mucho lugar a la imaginación para comprender cuáles son las contraprestaciones exigidas por los saudíes: "Las mujeres de Arabia Saudí, presentes en una Supercopa para todos".

La RFEF y Arabia Saudí se han cuidado además de tratar muy bien a los periodistas que cubren el evento que, como es habitual, no han profundizado demasiado en la situación del país y cuentan el pastoreo al que son sometidos por las autoridades como si fuera la situación real. Podrían al menos dedicarse solo a hablar de fútbol, pero han optado por blanquear a un régimen criminal diciendo que lo que la dictadura de los Saud ha preparado para ellos es similar a la situación que vive el país. Una ceguera y colaboracionismo que empiezan a ser endémicos en el periodista deportivo de este país. Pocos nombres son capaces de mostrar algo de compromiso y posicionarse de manera frontal contra el poder en el fútbol. Acuden raudos a defender al mandatario. Al que les asegura el sustento. No hay profundidad, ejercicio del periodismo ni defensa de los valores cívicos y de convivencia más allá de los lemas del Fair Play y la ideología de Mr Wonderful. Defendieron a Zozulya, son correas de transmisión de un régimen criminal como el de Arabia Saudí y siguen difundiendo de forma cómplice la publicidad de las casas de apuestas sin hacer su labor periodística de denunciar las consecuencias sociales del juego en el deporte, aunque hay honrosas excepciones. Porque sí, eso también es fútbol. El contexto en el que se desarrolla el fútbol, las consecuencias que se derivan de su ejercicio, el poder que otorga, su capacidad propagandística. Todo eso es fútbol, y escudarse en la narración del simple acto físico para evitar hablar de los problemas asociados es de una cobardía que se hace incompatible con el ejercicio del periodismo.

laSexta/ El Muro/ Antonio Maestre