TODO ESTÁ EN BOURDIEU

El manifiesto y las listas negras de los imbéciles

Un manifestante con tres piedras, durante una marcha para pedir la dimisión de SánchezEuropa Press
  Madrid | 16/12/2025

"Para hacer estas listas negras operan más los prejuicios y el odio preexistente que la verdad, así que en el imaginario ultra funciona más lo que ellos crean que pasó que lo que de verdad pasó. Y que son imbéciles, muy imbéciles. No pierdan de vista esa imbecilidad..."

Los ultras ven cerca el Gobierno. Cada vez que lo hacen, empieza a asomar su verdadera cara amenazando a todos aquellos que odian. No hay mucho que hacer para evitarlo y no importa la verdad, porque la estupidez es mucho más fuerte y férrea que la inteligencia y el pensamiento crítico. El periodista Sergio Zavoli decía que si intentamos amansar al imbécil para sacarlo de sus firmes e inflexibles convicciones haciéndole dudar solo un segundo volverá a hilvanar su incomprensible razonamiento para trasladar que somos nosotros los que no entendemos nada descargando sobre él nuestra propia imbecilidad. No hay que perder de vista que las listas negras las suelen hacer los más imbéciles.

Los ultras y los medios de la derecha tienen como obsesión el manifiesto firmado en abril de 2024 por una serie de periodistas en apoyo al Gobierno y contra el golpismo mediático y judicial. En dicho documento aparecen nombres, pero yo, como periodista, me cuidaría mucho de dar por hecho que esos nombres lo firmaran sin contrastarlo con cada uno de ellos porque aparecen firmantes como Jeffrey Epstein o Carrero Blanco. Pero eso ya sería pedir demasiado a muchos de esos periodistas de derechas obsesionados por tomar posición para que el PP y VOX les paguen por los servicios prestados.

Personalmente, el manifiesto me pareció innecesario, un tanto absurdo, e impropio de nuestra labor como periodistas, pero respeto a quien lo firmara porque cree lo contrario. De hecho, decir que no lo había firmado ni lo iba a firmar me conllevó una campaña de acoso por parte de esos que se creen superiores y no saben lo que es poner la cara ante los fascistas. No lo firmé, no porque no crea que exista golpismo judicial y mediático y que este gobierno es legítimo, sino porque creo que la labor del periodista es mostrarlo cada día con su trabajo y no firmando manifiestos que solo sirven para ubicarte en un determinado bando sin capacidad para generar nada positivo.

Este tipo de manifiestos no sirve para nada y son de puro autoconsumo, a no ser que lo que se busque es posicionarte de manera postiza en un marco predeterminado con la única relevancia concreta de generar una noticia que aparecerá en muchos medios diciendo que el manifiesto se ha firmado por mucha gente respetable y en otros muchos diciendo que menuda vergüenza el manifiesto firmado por propagandistas. Una mierda autorreferencial que no me interesa nada intelectualmente.

En ocasiones he firmado algún manifiesto sobre política internacional, pero reconozco que lo he hecho más para evitarme dar explicaciones sobre por qué no creo que valga la pena firmarlo y contarle a quien lo mueve ilusionado que no sirve para nada que por convencimiento sobre la utilidad de esos manifiestos. Eso es lo de menos, lo más relevante es cómo funciona la desinformación, el odio y los prejuicios fijados sobre los que no hay nada que hacer.

Que yo considere un error la firma de ese manifiesto en apoyo al gobierno no quiere decir que sea un error, es simplemente mi posición personal. Porque además soy consciente de que no sirve de nada firmarlo o no firmarlo para que la extrema derecha te tenga en su diana. Si algún día tienen el poder los más radicales, lo que menos servirá es la verdad. De hecho, es habitual que la desinformación y los bulos operen poniendo entre los firmantes de ese manifiesto a muchos periodistas que jamás lo hemos firmado junto con otros que sí lo han hecho y dejando fuera a muchos que también lo hicieron.

Para hacer estas listas negras operan más los prejuicios y el odio preexistente que la verdad, así que en el imaginario ultra funciona más lo que ellos crean que pasó que lo que de verdad pasó. Y que son imbéciles, muy imbéciles. No pierdan de vista esa imbecilidad.

Esta semana las cuentas trols nazis, las columnistas ultras de Voz Populi, y la imbecilidad artificial de Elon Musk han difundido que Ignacio Escolar y un servidor fueron los impulsores de ese manifiesto firmado en abril de 2024. Ninguno de los dos participamos en ese manifiesto, pero importa más el odio que nos tienen para generar el bulo. No hay nada que hacer, es un gasto de energía insoportable intentar desmentir cada noticia, mensaje o artículo que miente sobre lo que hago o digo aun siendo consciente de que quedará fijado como verdad algo que nunca ocurrió. Es un precio a pagar por la visibilidad pública que ya he asumido. La mayoría de lo que se dice sobre mí es mentira y no puedo hacer nada para evitarlo. Los imbéciles son más y son muy obstinados.

Agotado por asistir a ese espectáculo de idiocia ultra me refugié en el ensayo de Pino Aprile sobre la degradación de la inteligencia humana. El libro 'Nuevo elogio de lo imbécil' defiende que la inteligencia ya no es necesaria para la supervivencia de la especie humana y por lo tanto se está idiotizando porque es una clara ventaja evolutiva. Estamos rodeados de imbéciles. Me acabé el libro en una noche y me sentí algo reconfortado. No es nada personal, es una deriva de nuestra especie. Es un consuelo pobre, pero algo es algo.

La paradoja de la desinformación es que me pusieron en una lista negra por no firmarlo, de verdad, y me han puesto en una lista negra por haberlo firmado, sin haberlo firmarlo. No haberlo firmado hace que muchos me señalaran por no haberlo hecho porque creen que eso me hace cómplice del golpismo mediático, mientras la extrema derecha me pone en su lista negra porque dice que lo firmé, e incluso cuando se aclara que no lo firmé, me siguen dejando en su lista negra porque dicen que aunque no lo hiciera soy igual que los que lo firmaron. Una vez llegados a este punto he dejado de preocuparme por intentar controlar lo que se dice sobre mis posiciones porque sé que no hay ninguna manera de hacer cambiar de posición a un imbécil.

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