Todo está en Bourdieu
Napalm para la nueva (vieja) izquierda
La irrelevancia de la izquierda en Andalucía hace necesaria una profunda catarsis que pase por abandonar los antiguos liderazgos y los usos y costumbres que hace 8 años eran vanguardia pero que se han quedado viejos antes de llegar a la adolescencia. Fueron ustedes útiles, aprendan que su tiempo ha pasado y dejen paso a una versión sin poner palos en las ruedas.
El mundo gira tan rápido que ahora la esperanza de la izquierda española está en Francia. Hace solo unos meses mirábamos con condescendencia un país donde la izquierda estaba hundida, casi desaparecida, y la extrema derecha amenazaba con virar Europa hacia el abismo. Ahora aquel es el lugar al que aspiramos mientras somos aquellos que juzgábamos allende los Pirineos. La irrelevancia de la izquierda en Andalucía hace necesaria una profunda catarsis que pase por abandonar los antiguos liderazgos y los usos y costumbres que hace 8 años eran vanguardia pero que se han quedado viejos antes de llegar a la adolescencia. Fueron ustedes útiles, aprendan que su tiempo ha pasado y dejen paso a una versión sin poner palos en las ruedas.
El comienzo de las elecciones en Andalucía para la izquierda se basó únicamente en dirimir quién controlaba el espacio y quién lograba poner a los suyos en cabeza, quién gestionaba los recursos y marcarle el territorio a Yolanda Díaz de cara a la disputa que se prevé en la conformación de Sumar. La división en Andalucía es mortal en términos electorales. La división penaliza. Esa división ha sido terrible en términos absolutos y en eficiencia electoral. En las pasadas elecciones Adelante Andalucía logró un 16% de votos y 17 escaños, en estas elecciones ha logrado un 12% y solo 7 escaños. Teresa Rodríguez se equivocó al creer que existe un espacio propio para su apuesta y su innegable liderazgo sirve para empujar en un proyecto común, pero en un proyecto al margen solo resta al colectivo. En Podemos no harán ninguna autocrítica, ya no servirá de nada, el diagnóstico apuntará que toda la culpa será de los medios. No habrá reconocimiento del comportamiento irresponsable, de hecho, en los próximos días habrá análisis por parte de quienes son culpables de esta división interna que pondrán la responsabilidad en Yolanda Díaz. Pásmense, porque va a ocurrir. Lo que sea antes de perder el gobierno sobre los escombros y cenizas.
La otra izquierda, la que actúa como la derecha es un caso perdido desde Isidoro. El PSOE se convirtió ideológicamente en el PP y su electorado dio el paso lógico. En términos sociológicos el PSOE en Andalucía solo era de izquierdas por nostalgia y continuismo familiar, porque sus políticas eran tan indistinguibles de las del PP que cuando Juanma Moreno llegó al poder lo único que hizo es continuar con el legado de Susana Díaz y transformar las redes clientelares para apropiárselas. Andalucía no será del PSOE en la próxima década porque ellos cambiaron a los andaluces para entregárselos a la derecha.
El fascismo también ha perdido. Olona no renueva el padrón. Algo se olía la Macarena fake de Salobreña cuando no se dio de baja en el escaño del Congreso para volver a dar lecciones histriónicas con su voz de película de miedo de serie B. Asegura que se queda, una mentira que huele tan mal como su discurso. Es fascinante que estos personajes aún puedan pastorear almas incautas. Van a durar menos en la política española que Ciudadanos, guarden la previsión para hemeroteca. Esto va a ocurrir en poco tiempo porque el PP ahora sí ha dado con la clave para acabar con la extrema derecha, y no es Ayuso ni es asimilarse a sus políticas, sino diferenciarse de forma rotunda en mensaje y formas. La extrema derecha ha sufrido el peso de la certeza de que el poder era posible para el Partido Popular. Los conservadores adoran por encima de todo el aroma de gobernar y repartir prebendas y abandonarán a VOX igual que lo hicieron con Ciudadanos si creen que el PP vuelve a tomar las riendas. Juanma Moreno ha comenzado el camino de la disolución de VOX, que seguirá en solo un ciclo electoral el destino de Ciudadanos. La extrema derecha no ha venido para quedarse si el PP aprende de Andalucía.
Vienen tiempos oscuros para el progreso. Para esta izquierda que hoy tenemos la previsión es la de una larga travesía por el desierto. No hay tiempo ni arquitectura consolidada para construir ilusión, sino tiempos de resistencia y repliegue en los que sobran todos aquellos que prefieran vengarse en vez de poner su voz en beneficio de las necesidades de la gente. La izquierda solo tiene una oportunidad de resistir en el próximo ciclo, y es que Yolanda Díaz entre con napalm y no deje más que los cimientos.