TODO ESTÁ EN BOURDIEU

Narcopresidente

Alberto Núñez Feijóo y Marcial Dorado | laSexta
  Madrid | 17/07/2023

"El 23 de julio España puede poner en Moncloa a un narcopresidente (...) Un narcopresidente solo es digno representante de un pueblo amoral, este domingo tenemos una oportunidad para demostrar que somos un país decente".

Xosé Manuel Beiras llamó a Feijóo narcopresidente haciendo una ajustada descripción de la realidad que solo por razones de complejos en la izquierda no está presente en cada minuto de todos y cada uno de los discursos, mítines y mensajes. Imaginen ustedes que Pablo Iglesias hubiera aparecido en una fotografía en un yate junto a un narcotraficante cuando se postulaba a las elecciones para ser presidente del Gobierno. Imaginen que hubiera reconocido que hizo varios viajes junto al narco, que se hubiera pasado las vacaciones en sus villas, pazos y palacios y que se hubiera aprovechado de todo el dinero que el narco ganó con negocios de contrabando en vacaciones suntuosas. Saben la respuesta, la campaña para que abandonara su vida pública habría sido voraz y, esta vez sí, con razón. Lo difícilmente calificable es que España esté cerca de poner a un narcopresidente en Moncloa sin que sea el motivo principal de la campaña electoral. Los pactos, las medidas, los discursos y debates serían solo atrezzo que enmarcara el único tema relevante, dirimir cuál es la relación entre un narcotraficante y el que se postula a presidente.

Empecemos por una cronografía de los hechos. En el año 1995 Alberto Núñez Feijóo es fotografiado junto al narcotraficante Marcial Dorado Baulde durante varios momentos vacacionales. La relación de hechos, mentiras y elusiones del actual líder del PP dejan en evidencia que su vínculo con el narcotraficante tiene la misma transparencia que los sobresueldos que cobra del PP y se niega a declarar o que el pagador de su piso de alquiler en El Viso. Las mentiras del candidato a presidente de España no se circunscriben a acusar a Pedro Sánchez de no haber colaborado con la Justicia en la causa del espionaje de Pegasus o de la revalorización de las pensiones, alcanzan uno de los momentos más negros de la historia contemporánea política, la relación del que puede ser próximo ocupante de la Moncloa con un traficante de drogas. España merece saber si el Falcon lo va a usar un narcopresidente.

En el año 1984, Marcial Dorado Baulde se entregó voluntariamente después de haber huido a Portugal al estar perseguido por la Justicia. Marcial Dorado se encontraba junto a José Luis Vaz Vilela en A Boega, un pazo con vistas al río Miño en Vilanova Da Cerveira, cerca de la frontera española en Portugal, donde se había refugiado hasta conseguir tiempo para hablar con sus abogados y negociar la mejor salida a su situación procesal. A Boega era el mismo lugar donde el entonces presidente de la Xunta, Gerardo Fernández Albor, de Alianza Popular, por supuesto, se reunió con esos mismos contrabandistas entre los que se encontraba el propio Marcial Dorado. El partido de Fraga dijo que fue un encuentro casual, pero la relación entre los contrabandistas y narcos y los conservadores que gobernaban en Galicia era un hecho histórico contrastado. Incluso delincuentes formaban parte del partido, como Vicente Otero Pérez, 'Terito', que llegó a recibir una condecoración del PP antes de ser encausado en la 'Operación Nécora'.

Marcial Dorado se entregó en 1984 para intentar demostrar que en ese año todavía no había iniciado su relación con el narcotráfico y solo se dedicaba al tráfico ilegal de tabaco. Eso ocurrió 11 años antes de que Feijóo apareciera con crema en la espalda en la embarcación del contrabandista. Pero Feijóo dice que no sabía nada. La sospecha sobre la participación de Marcial Dorado en el narcotráfico estuvo presente durante toda la vida de delincuente del amigo de Feijóo, también muchos años antes de que su relación se fotografiara. En el año 1989 las autoridades de Suiza probaron en el marco de la operación 'Peseta connection' que el blanqueo de capitales del suizo Michael Hanggi y Marcial Dorado se debía al contrabando, durante el proceso hicieron diligencias de todo tipo para intentar probar que también se debía al narcotráfico, pero no fue posible. A pesar de las sospechas notorias, Alberto Núñez Feijóo no consideró una mala idea irse de vacaciones en yate con el entonces contrabandista y blanqueador de capitales.

Feijóo no sabía que Dorado era un narco. Pero tenía pistas, si quería tenerlas, para dudar de la conveniencia de su amistad. En el año 1990 Marcial Dorado fue detenido en una operación dirigida por Baltasar Garzón llamada 'Operación Nécora'. La investigación tenía como objetivo probar la conexión de capos gallegos como Marcial Dorado, Laureano Oubiña, y Manuel Charlín con el cártel de Medellín. La causa contra Marcial Dorado se fundamentaba en la declaración de un arrepentido llamado Ricardo Portabales, que declaró que el amigo de Feijóo era destinatario de una partida de 14.000 kilos de hachís. La indefinición y falta de precisión de más pruebas por parte de Portabales le salvó en esa ocasión de ser condenado por narcotráfico. Este proceso se produjo cinco años antes de que Feijóo saliera de regatas con el contrabandista. Llegamos al año 1992: Marcial de la Isla es detenido en su mansión de Villagarcía de Arousa por la incautación en Bilbao de un alijo de cinco millones de cajetillas a bordo del barco alemán Eugen Rothoenhoeper. En el año 1990, el juicio fue declarado nulo porque las autoridades aduaneras y portuarias realizaron el registro del barco sin autorización judicial.

Todos estos hechos ocurrieron años antes de que se pudiera probar la relación de amistad y favores de Alberto Núñez Feijóo y Marcial Dorado Baulde gracias a las fotografías publicadas por el diario 'El País'. Todo el mundo en Galicia sabía quién era Marcial Dorado. Las noticias sobre sus condenas, detenciones, procesos judiciales y tropelías eran conocidas por toda España, en particular en la tierra donde Feijóo vivía y en el partido del que formaba parte. En esta campaña ya ha quedado demostrado que el líder del PP es un mentiroso patológico y las explicaciones que dio en Galicia al respecto de esa relación no fueron una excepción a la norma que era evidente en el norte de España y ahora alcanza todas las latitudes. Marcial Dorado pudo esquivar a la Justicia en sus sospechas e investigaciones sobre su relación con el narcotráfico hasta el año 2009, cuando la Audiencia Nacional pudo por fin demostrar la relación del amigo de Feijóo con el tráfico de drogas. En noviembre de 2009 fue condenado a siete años de cárcel por su participación en el envío de un alijo en un barco de su propiedad.

Las declaraciones que hizo en rueda de prensa para defenderse de las acusaciones dan buena muestra de la desfachatez con la que Feijóo lleva mintiendo toda su carrera política: "Cuando le conocí no sabía nada sobre su pasado ni sobre su actividad. Nada. Ni a qué se dedicaba ni en qué podía estar involucrado. Posteriormente con el paso del tiempo sí se me informa, porque pregunto, de que ha estado involucrado en algunas operaciones de contrabando y que en todo caso en todas ellas ha quedado sin cargos". La relación de Alberto Núñez Feijóo con Marcial Dorado no fue una excepción surgida del azar, sino fruto de una relación próspera entre el narcotraficante y el PP. Se puede decir que Dorado estableció una red de contactos con el PP gallego que le garantizaba prebendas y buenas relaciones. Feijóo reconoció que estableció contacto con Marcial Dorado a través de Manuel Cruz López, que era el testaferro del narco además de ser el chófer de la Xunta. No fue el único vinculado, el exalcalde de Ferrol y senador del PP todavía en 2023 fue apoderado de una empresa del testaferro del narco. Manuel Cruz, apodado Manuel Cruz Gamada por su ideología nazi, gestionaba con Marcial Dorado empresas como Xatevín S.L, que consiguió varios contratos con la Administración .

El líder del PP era amigo de un narco porque formaba parte de las relaciones que se hacen en su partido. El 23 de julio España puede poner en Moncloa a un narcopresidente. No es un hecho que diga nada bueno de los españoles, pero dice mucho del momento en el que nos encontramos. Un país con una higiene democrática mínima descalificaría para cualquier puesto de representatividad política a quien aparece de compadreo con un traficante de droga, mucho más cuando ese puesto es el de mayor responsabilidad del Estado. Un narcopresidente solo es digno representante de un pueblo amoral, este domingo tenemos una oportunidad para demostrar que somos un país decente.