TODO ESTÁ EN BOURDIEU
La palabra de VOX apunta, el fanático dispara
"El discurso del partido de extrema derecha utiliza ese lenguaje simbólico de violencia contra todos los colectivos a los que señala, MENAS, mujeres y colectivo LGTBI. Por eso son responsables por su palabra de toda acción violenta contra ellos"...
Rocío Monasterio acudió a Hortaleza para realizar uno de sus vídeos xenófobos que tienen como objetivo criminalizar a los menores extranjeros que están en España alojados en el centro de menores. Son constantes sus soflamas contra estos menores acusándolos por elevación de ser criminales que aumentan la inseguridad y planteando medidas represoras contra derechos humanos fundamentales. Incluso atentando contra la convención de derechos del niño. Todo le vale para poner en la diana a este colectivo vulnerable. Y ese objetivo está funcionando.
Antes de la aparición de VOX en el debate público el concepto "menor no acompañado" era solo manejado por expertos en migraciones y asilo. Una realidad dramática que planteaba problemas de logística y atención humanitaria. Estos niños que venían en soledad a un país lejano era tan solo un problema de orden humano. Que no es poco. Fue la llegada de VOX y el proceso deshumanizador del posfascismo con estos niños el que comenzó a ubicar a estos menores como un problema de orden público, para poder justificar su xenofobia. Apareció el concepto MENA. El paso necesario para deshumanizar y poder construir un objeto de odio sobre el que actuar. La palabra es performativa, su discurso de odio tiene la capacidad de hacerse realidad en las calles impulsado por la legitimación del odio a través de sus relatos. Existe una responsabilidad directa entre las acciones violentas contra los menores no acompañados y el discurso enarbolado por VOX.
El odio llegó de forma concreta tras ser señalado por el discurso de la extrema derecha. El que habita las instituciones, el que se maneja en las calles y el que está incrustado en los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Una granada fue lanzada de madrugada al centro de menores de Hortaleza. La Policía confirmó que un mensaje xenófobo en una llamada telefónica amenazaba a los menores extranjeros allí alojados. Los TEDAX tuvieron que actuar y realizar una explosión controlada del artefacto. El día antes del atentado Melisa Domínguez, de Hogar Social Madrid, intervenía en un programa de Intereconomía junto a Pablo Pérez, del sindicato policial JUPOL, participando en esa misma dinámica criminalizadora de los menores.
Los trabajadores del centro de menores de Hortaleza cuentan a El País que el 30 de octubre hubo un intento de asalto de 30 jóvenes. Y hace 60 días, una agresión con unos remos de piragüismo a dos miembros con rasgos árabes cerca del centro, "Todos remamos juntos. Viva España", decía una pintada en el lugar de la agresión días después.
El racismo que emana de cualquier discurso de VOX utilizó una información sobre la presencia de un antiguo ciudadano de origen magrebí que estuvo alojado en el centro merodeando por el perímetro para considerar que fue el responsable del lanzamiento de la granada y por lo tanto eso exoneraba el discurso de odio posfascista sobre los menas de cualquier responsabilidad. Asumen, por tanto, que si era magrebí no puede ser de VOX reconociendo de manera cerval el racismo de su organización dando por hecho que no puede haber en su partido simpatizantes de origen magrebí. Aunque haya algunos hasta en sus listas. Lo cierto es que para valorar la importancia del discurso del odio a la hora de señalar a un colectivo con una diana no importa si el responsable del atentado es magrebí, miembro de una banda latina, miembro de VOX o forma parte de una organización terrorista neonazi. El hecho se produce, sea quien sea el responsable, después de que VOX haya situado en el centro del debate público el odio a los MENAS como un elemento legítimo en la actividad política haciendo aceptable que los odios íntimos de los fanáticos vean en esa representación pública un acicate para actuar contra ellos de forma violenta.
El discurso de odio de VOX es violencia simbólica. El concepto que desarrolló el sociólogo Pierre Bourdieu sirve para comprender el proceder de la política de los posfascistas de VOX. Asumen con su palabra su relación de dominación ejerciendo sobre el dominado una violencia indirecta que genera un ambiente tóxico y de inseguridad constante con los MENAS que los fanáticos se ocupan de hacer carne. El discurso del partido de extrema derecha utiliza ese lenguaje simbólico de violencia contra todos los colectivos a los que señala, MENAS, mujeres y colectivo LGTBI. Por eso son responsables por su palabra de toda acción violenta contra ellos. Porque todo está en Bourdieu.