Todo está en Bourdieu
Premiar las torturas en democracia, condenarlas en dictadura
"Billy el Niño está muerto y amortizado, por eso se atreven con sus medallas. Otra cosa es atreverse con las de los policías torturadores en democracia, eso sería reconocer que la Transición no fue más que una mentira bien maquillada".
Entiendan el desconcierto para quienes llevamos años denunciando la connivencia del Estado con las torturas cuando vemos en una nota de prensa que el ministerio de Interior retirará las condecoraciones y medallas a torturadores franquistas en aplicación de la ley de Memoria Democrática. La incoherencia es incontestable debido a un hecho comprobable. El ministerio del Interior de Manuel Grande Marlaska retira medallas a torturadores franquistas que nunca han sido condenados mientras concede medallas a torturadores condenados en democracia. Esa es la paradoja democrática que vivimos.
Manuel Sánchez Corbí fue cesado por el ministro Manuel Grande Marlaska el 2 de agosto de 2018 y el 11 de septiembre del mismo año se publicó en el Boletín Oficial de la Guardia Civil la concesión, por parte de Interior, de la Cruz de Plata de la Orden del Mérito de la Guardia Civil. No es muy fácil argumentar que se retiren condecoraciones por torturas durante el franquismo habiendo concedido una distinción a quien fue condenado en 1995 por haber torturado a Kepa Urra tras su detención en 1992. El tribunal que le condenó consideró probado que los tres agentes condenados llevaron al preso esposado a un descampado donde "le desnudaron, le golpearon con un objeto romo y le arrastraron por el suelo". Torturar en democracia es recompensado de todas las maneras posibles. Se hace carrera torturando. Manuel Sánchez Corbí abandonó la Guardia Civil en 2021 para fichar por Acciona, no sabemos si la hoja de servicios como torturador sirvió en la contratación, lo que es seguro es que no le penalizó.
La orden delministerio del Interior publicada el 30 de diciembre de 2022 llama a las direcciones de la Policía y la Guardia Civil a "revisar y retirar las condecoraciones y recompensas policiales que hubieran podido recibir en el pasado agentes de ambos cuerpos que hubieran formado parte del aparato de represión de la dictadura franquista o realizado actos incompatibles con los valores democráticos y los principios rectores de protección de los derechos humanos que fija la Constitución Española".
La desmemoria histórica española hace creer que aquellos torturadores franquistas de la policía que sirvieron al aparato de represión franquista fueron depurados en democracia y dejaron de servir cuando se pudo votar. El hecho es que estos policías torturadores franquistas siguieron trabajando de la misma manera cuando murió Franco y muchas de sus condecoraciones, la mayoría, fueron concedidas por gobiernos democráticos, también del PSOE. Por una petición de Transparencia realizada por La Marea sabemos que muchos de esos torturadores franquistas fueron condecorados en democracia.
Jose Sáiz González recibió la Medalla de oro al Mérito Policial en 1979. Entre sus méritos para recibirla estaba el haber sido el responsable del Servicio Central de Documentación, un cuerpo de inteligencia franquista creado por Luis Carrero Blanco. Pepe 'El Gordo', como le conocían las víctimas de sus torturas, hizo carrera en democracia con facilidad, fue subdirector general de la Policía con Rodolfo Martín Villa y delegado del Ministerio del Interior en el País Vasco con el gobierno de Felipe González. El caso de Manuel Ballesteros es prolífico en lo que respecta a condecoraciones en democracia a un represor franquista. Manuel Ballesteros era un inspector de la Brigada Política Social experto en torturas a sindicalistas y comunistas, tenía como especialidad la práctica de 'el tostadero', que consistía en atar a los presos a un somier al que se aplicaban descargas eléctricas. Una víctima antifranquista de sus torturas contaba cómo en 1971 le advirtió de que sería despedido cuando cambiara el régimen. La respuesta del policía fue descarada y premonitoria: "Qué ingenuo eres, nosotros somos profesionales. Si hay que perseguir comunistas ahora, lo hacemos, y si en el futuro hay que perseguir a otros, lo haremos igualmente y seguiremos en el mismo puesto".
Tenía toda la razón. Manuel Ballesteros hizo una carrera fructífera en democracia. En 1979 se le concedió una medalla de plata al mérito policial que se repetiría en 1982. En el año 1988 se le concedió la Cruz de plata al Mérito de la Guardia Civil. No es el último de los represores condecorados en democracia. Antonio Juan Creix era considerado por Manuel Vázquez Montalbán, que sufrió su técnica depurada, como uno de los torturadores más crueles de su tiempo: "Los hermanos Creix gozaron de justa fama subterránea en unos tiempos en que el franquismo podía ocultar las hazañas de su policía política. Los que tuvimos la desgracia de entrar en relación desigual con los Creix y sus ayudantes conocíamos sus habilidades". Antonio Juan Creix fue condecorado durante el franquismo con varias distinciones que fueron confirmadas en los años 1991, 1996 y 1997 según información facilitada por el ministerio del Interior. Billy el Niño está muerto y amortizado, por eso se atreven con sus medallas. Otra cosa es atreverse con las de los policías torturadores en democracia, eso sería reconocer que la Transición no fue más que una mentira bien maquillada que necesitaba a criminales franquistas para perseguir a la izquierda y al independentismo.