MALA VIDA
La gran estafa del amor fingido: enamorar, robar y humillar
"El delincuente intuye y construye el perfil personal y psicológico de su víctima, identifica sus puntos débiles, sus bajezas, sus anhelos y, en función del análisis del conjunto de la información, lo prepara todo para atacarla con un plan singularizado"...
Proliferan como setas. Son tipos desalmados, crueles, capaces de provocar un daño horrible en lo más íntimo del alma de sus víctimas. Son los llamados "lovers", un ejército de "donjuanes" que campan por ahí, usando las redes, para captar a sus víctimas, a las que engatusan con técnicas de cortejo amoroso tan primarias como efectivas, para luego expoliarlas y abandonarlas a merced de su humillación, avergonzadas al evidenciarse su vulnerabilidad frente a la llamada de un supuesto amor.
Corazones vulnerables
El Muro ha sometido al escrutinio de prestigiosos psicólogos y criminólogos, tanto la conducta de los estafadores, como el perfil de las víctimas.
Y todos coinciden: "Estos depredadores emocionales saben dónde clavar la aguja para administrar la dosis adecuada de veneno para someter a su víctimas; baja autoestima, hipersensibilidad al desamor, depresión y soledad, son algunas de las condiciones que el estafador busca para lanzar su ataque. ¿Cómo consiguen la información? Estos camaleónicos depredadores constituyen su estrategia en base a los datos que sus eventuales víctimas difunden en las redes sociales, sin tapujo alguno. Viajes, restaurantes, festivales musicales, acontecimientos familiares. Todo es munición de primera mano para el estafador. Con esos datos, el delincuente intuye y construye el perfil personal y psicológico de su víctima, identifica sus puntos débiles, sus bajezas, sus anhelos y, en función del análisis del conjunto de la información, lo prepara todo para atacarla con un plan singularizado, diseñado exprofeso para ella”.
Es la opinión de Selva Orejón, directiva de On Branding, empresa pluridisciplinar dedicada a la protección de la reputación personal o corporativa en la red.
On Branding ha denunciado a algunos de los más voraces "lovers" que han actuado en nuestro país, como por ejemplo, Albert Cavallé, que embaucó a más de 20 mujeres (que son las que le han denunciado).
Hundidas en lo emocional
La víctimas necesitan ayuda psicológica severa. Viven con la vergüenza de haber picado el anzuelo de quien ha lanzado la caña allá donde más duele, al corazón.
Hace sólo unos días, en Alicante, la policía detenía a dos "lovers". Enamoraron, al menos, a seis víctimas (son las que han denunciado, la cifra puede ser muy superior).
Entre ambos les estafaron más de un millón de euros. "Llama la atención la precisión con la que investigan a sus víctimas para saberlo todo de ellas y, así, atacarlas a tiro seguro. En el caso de Alicante, algunas de estas mujeres eran viudas y, aunque en soledad, vivían con cierta opulencia económica", ha dicho un portavoz policial.
Tibia ley
La abogada, Nuria González, experta penalista en delitos contra la mujer, añade que "el de estafa es un delito poco penado y las mujeres, una vez más, son víctimas de una situación cruel, de desamparo por parte de la autoridad policial y judicial frente a depredadores que, en la mayoría de los casos, entran y salen de las comisarías y los juzgados sonriendo ante la impunidad que supone el escaso reproche penal de sus actos".
Mujeres desnudas
El psiquiatra forense, Josep Tomás, subraya el hecho de que las víctimas viven con el síndrome del "estafado", pero con un agravante, "y es que sin quererlo, le han dicho al mundo cuáles son sus puntos débiles, cuál es el grado de su soledad emocional y su vulnerabilidad para sucumbir al engaño, aún intuyendo que podrían estar inmersas en el proceso de estafa".
Tomás afirma que las mujeres, a diferencia de los hombres, sucumben más, y de forma más rápida, a la tentación emocional que a la tentación sexual. Y los depredadores lo saben…