CIENCIA APARTE
La crema solar, un imprescindible para pieles grasas: estos son los mejores productos
"Las personas con piel grasa se ven particularmente afectadas por la radiación solar. Es un mito que el sol seque las pieles grasas o mejore los granos del acné, en realidad está más que demostrado que la radiación ultravioleta del sol agrava estos problemas..."
Las personas con la piel grasa se suelen quejar de lo difícil que es encontrar una crema de protección solar que no les engrase aún más la piel. A menudo estos cosméticos pueden hacer que la piel se vea sudada y con los poros más marcados de lo habitual.
Sin embargo, encontrar una crema solar que mantenga el sebo a raya es más que una cuestión estética, porque la radiación solar afecta a estas pieles de una forma diferente, acelerando el envejecimiento y agravando patologías comunes como la dermatitis seborreica o el acné.
El sebo es útil, sirve para proteger la piel y también sirve de alimento para la microbiota"
El sebo de la piel se produce en las unidades pilosebáceas. Estas unidades son lo que coloquialmente se denomina "poros". Están formados por los folículos pilosos, que es donde sale el vello, y por las glándulas sebáceas. Estas glándulas contienen unas células, los sebocitos, que producen el sebo que riega el vello y forma el manto graso de la superficie de la piel.
El sebo es una mezcla muy específica de lípidos y derivados. Está formado por colesterol, ésteres de colesterol, ácidos grasos, diglicéridos, triglicéridos, ésteres de ceras, escualeno, etc. El sebo es útil, sirve para proteger la piel de patógenos externos, evita la pérdida de agua y facilita el transporte de antioxidantes como la vitamina E hacia la superficie de la piel. También sirve de alimento para la microbiota, que es el conjunto de microorganismos que habitan la piel y la mantienen sana.
La radiación ultravioleta oxida los componentes del sebo
Sin embargo, si el sebo se produce en exceso, éste contribuye a generar problemas en la piel. El primer problema es que proporciona un exceso de alimento a los microbios, algo de lo que se aprovechan los filotipos bacterianos responsables del acné y de la dermatitis atópica, haciéndolos crecer de forma desproporcionada. El segundo problema es que la radiación ultravioleta del sol hace que los principales componentes del sebo se oxiden.
El proceso químico que sucede es similar al enranciamiento de los alimentos grasos. Estas grasas oxidadas taponan los poros y producen inflamación. Por ejemplo, el escualeno se convierte en un peróxido de escualeno, un compuesto que acelera los procesos de envejecimiento de la piel, tiene efectos inflamatorios y es comedogénico.
Por este motivo las personas con piel grasa, o con patologías típicas de la pieles grasas, se ven particularmente afectadas por la radiación solar. Es un mito que el sol seque las pieles grasas o mejore los granos del acné, en realidad está más que demostrado que la radiación ultravioleta del sol agrava estos problemas.
¿Cómo evitar que se taponen los poros y la inflamación?
Para evitar estos problemas hay que actuar desde dos frentes. El primero es evitar los efectos de la radiación solar sobre el sebo. Para eso se puede optar por usar cosméticos con protección solar de amplio espectro, con protección alta frente a la radiación UVB (SPF 50 o 50+) y frente a la radiación UVA (el envase debe mostrar el pictograma de un círculo con las siglas UVA escritas dentro).
De esta manera se previene el daño solar directo y además se evita la oxidación de los compuestos orgánicos que contiene el sebo. La presencia de antioxidantes en la fórmula, como la vitamina C en forma de glucósido de ascorbilo o la vitamina E en forma de tocoferol, también impiden la oxidación del sebo.
El segundo frente consistiría en actuar directamente sobre la producción de sebo, o bien inhibiéndola o bien con ingredientes que atrapen el exceso. Estos ingredientes además harán que las cremas sean más agradables de usar, ayudando a mantener la piel matificada y reduciendo el aspecto de los poros. Uno de los ingredientes más habituales en los cosméticos seborreguladores es el zinc, un metal que inhibe la producción de sebo, actuando directamente sobre el funcionamiento de las glándulas sebáceas.
Otro ingrediente interesante es la perlita, un vidrio volcánico amorfo que es capaz de retener tanto el exceso de agua como la grasa, y que deja un acabado mate y aterciopelado en la piel. En algunos cosméticos la perlita aparece acompañada de microesferas de polímeros cruzados de metacrilato, unas estructuras que captan el exceso de sebo y además dispersan la luz, lo que da a la piel un aspecto luminoso y homogéneo.
También hay otro ingrediente de reciente incorporación a las formulaciones cosméticas que ayuda, el sililato de sílice. Este ingrediente está inspirado en la química del gel de sílice, que son esas pequeñas piedras esféricas que a menudo se usan para proteger de la humead ambiental los aparatos electrónicos o los accesorios de cuero. Esto lo consiguen porque esas piedras tienen una gran superficie específica que además está cubierta por millones de grupos silanoles, que tienen mucha afinidad por el agua, así que atrapan la humedad del ambiente.
El sililato de sílice tiene un comportamiento químico similar, solo que en lugar de grupos silanoles, su superficie está cubierta por millones de grupos trimetilsiloxi, que en vez de tener afinidad por el agua tienen muchísima afinidad por los compuestos orgánicos del sebo. Así, el sililato de sílice funciona como un ingrediente atrapa-sebo.